
La situación
No me pegue más, señor Pedro
«La tarea de oposición es difícil. Lo es aún más cuando quien gobierna es un defensa central leñero»
Goyo Benito fue un magnífico central del Real Madrid en los años 70. Era conocido por la contundencia de sus entradas a los delanteros rivales. Cuentan que en cierta ocasión dio unas cuantas patadas seguidas a Biri-Biri, un escurridizo delantero del Sevilla de origen africano. Tan dolorido estaba el sevillista que, temeroso y acomplejado después de recibir un nuevo puntapié en el tobillo, se dirigió a su marcador en estos términos: «no me pegue más, señor Benito». No es aconsejable que un delantero se rinda ante el ímpetu de un defensa, igual que resulta poco conveniente que el líder de la oposición dé la sensación de amilanarse ante el presidente del Gobierno.
Ha pasado una semana desde que el PP cambió su votó contrario a un decreto del Gobierno por otro a favor. Y resultó conmovedor escuchar al líder de la oposición justificar el viraje porque «al PSOE le encantaría que el PP le regalase el titular de que nos oponemos a las pensiones; y, como eso es mentira, no lo vamos a hacer». Solo le faltó a Feijóo suplicar como Biri-Biri: «no me pegue más, señor Pedro».
No se podrá acusar a Feijóo de falta de transparencia. Si acaso, estaríamos ante un ejemplo de excesiva transparencia, cuando un personaje público desvela ante los ojos de todos sus propios temores y carencias. Porque se trata del reconocimiento explícito de que la propaganda sanchista es tan eficaz que los populares son incapaces de contrarrestarla.
Si de lo que se trataba era de evitar el enfado de los jubilados y el uso político que Sánchez pudiera hacer de ello, hubiese bastado con que el PP votara a favor del primer decreto, y habría evitado que cambiar el voto días después se pueda entender como una rendición acomplejada.
La tarea de oposición es difícil. Lo es aún más cuando quien gobierna es un defensa central leñero. Asustarse ante el rival no es una opción. Tampoco lo es comportarse con la misma dureza que el leñero. Pero sí lo es la coherencia: tener claro el objetivo y el camino para alcanzarlo.
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