Sin Perdón

Podemos y la guerra del 24-J

«La humillación de Montero es algo que Iglesias no perdona. La venganza llegará tras las elecciones»

Las acólitas de Iglesias han sufrido una enorme humillación. Han sido despreciadas, represaliadas y marginadas. Yolanda Díaz las ha diezmado de forma inmisericorde sin despeinarse. Ni siquiera lo ha hecho personalmente, sino que ha dejado que sean sus colaboradores los que se manchen las manos ejecutando políticamente a las sans-culottes de la izquierda pija. Lo peor es que han hecho el ridículo. Han confirmado que se venden barato. La «spanish revolution» ha quedado en un todo a cien, para que las jóvenes airadas del 15-M sigan recibiendo sueldos y afrontando sus hipotecas. Iglesias ya se organizó su refugio, aunque finalmente el gran imperio mediático se ha convertido en una chalupa. Ni siquiera es una elegante «Riva». No sé a cuántos caídos podrá mantener o colocar con la ayuda de sus amiguetes al otro lado del Atlántico y las asociaciones que han organizado durante este tiempo. La realidad es que el fenómeno mediático en que se convirtieron Iglesias y Podemos ha ido cosechando fracaso tras fracaso. Por supuesto, al igual que sucedió con los antiguos camaradas caídos bajo la guillotina podemita podrán encontrar acomodo en las tertulias y escribir en los digitales.

La paradoja es que aquellos que ejecutó en su día son los que han acabado con los sueños de sus verdugos. Por cierto, dirigidos por la candidata que eligió el propio Iglesias. Antes utilizaba la frase «la venganza es un plato que se sirve frío», pero un amigo me aclaró que es mejor decir «la Justicia». Efectivamente, me he tropezado con gente mala y traicionera a lo largo de mi vida, pero les ha ido fatal. Y acaban, además, amargados como Pablo y su equipo. Se les nota en la cara. Es cierto que «la cara es el espejo del alma». Por eso, los malos siempre la tienen muy negra. El fracaso de Podemos no significa que la guerra haya finalizado. La humillación de Montero es algo que Iglesias no perdona. La venganza llegará tras las elecciones, que da por perdidas para la izquierda, donde comenzará la ofensiva contra Yolanda y Sumar, así como el activismo callejero contra Feijóo.

Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)