Sin Perdón

¿Puede ganar Trump?

«La realidad es que no pasará nada si regresa a la presidencia y la democracia seguirá funcionando»

El sistema constitucional estadounidense ha servido de referencia desde su nacimiento. Es un país que nació siendo una democracia y nunca ha dejado de serlo. Uno de los aspectos más fascinantes es la perfección en la separación de poderes que, desgraciadamente, no ha sido copiada de esa forma en el resto de las democracias. No existe la anomalía de que los miembros del Poder Ejecutivo tengan escaños en el Senado o la Cámara de Representantes. Los congresistas no pueden ser miembros del gabinete. En cambio, Sánchez, como sus antecesores, es diputado y forma parte del Poder Legislativo. Es cierto que no es necesario ser diputado para ser presidente del Gobierno. Lo lógico sería que ni él ni el resto de los ministros lo fueran. El sistema de pesos y contrapesos ha resultado siempre muy eficaz, pero tampoco ha sido copiado de forma adecuada. No hay más que ver los disparates del sanchismo, la utilización de las instituciones de forma partidista o el comportamiento del presidente como si fuera un jefe de Estado.

Hay muchos aspectos del sistema estadounidense que tienen una clara inspiración en la República Romana. Es lógico, porque los padres fundadores admiraban su sistema constitucional y el establecimiento de límites al poder para impedir la tiranía. Eran políticos con una cultura clásica muy importante, a diferencia de lo que sucede ahora. No han leído, por citar algunos ejemplos, a Tito Livio, Dionisio de Halicarnaso, Platón o Aristóteles. Como máximo han acudido a la Wikipedia. El sistema electoral se inspiró en el modelo de votación romano por tribus y centurias de las asambleas Comitia Curiata, Comitia Centuriata y Concilia Plebis. El pueblo estadounidense vota a unos electores que luego eligen al presidente y al vicepresidente. Es fascinante. Me gusta más que tener un gobierno en manos de los comunistas, los independentistas y los antiguos dirigentes del aparato político y militar de ETA. Este martes se celebran las elecciones presidenciales en las que puede ganar Trump, que lo muestran como un moderno Sila, el famoso dictador romano. Es la conclusión a la que podemos llegar si leemos los disparates que se escriben. Por cierto, eran igual de brutales los populares Mario y Cinna. La realidad es que no pasará nada si regresa a la presidencia y la democracia seguirá funcionando.

Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)