«De Bellum luce»

Quién da más en el juego de trileros

Después de la amnistía vendrán otras exigencias todavía más imposibles de ejecutar

La amnistía volverá esta semana a ser el único eje de la agenda del Gobierno. Ya estuvo muy presente la semana pasada en las conversaciones discretas que mantuvieron, incluso celebraron una reunión secreta durante el fin de semana anterior al cierre de la campaña gallega en la que Moncloa y Junts tejieron el acuerdo para dar forma a una amnistía íntegra y total, que no deje fuera a ningún independentista. Los mensajes han seguido cruzándose, negando lo pactado, y generando un ruido que en los últimos días han usado las dos partes porque esto es un juego de trileros en el que viven de engañar al resto, especialmente a la opinión pública.

Cuesta creer que Carles Puigdemont no supiera desde el primer momento que el problema de la amnistía no se agota en el trámite parlamentario, sino que, por muy difícil que resulte acordar un texto, lo complicado viene después, cuando tenga que pasar el filtro de la prejudicial en Europa y de su aplicación por los tribunales. En esto tienen razón en ERC cuando sostienen que en este juego de trileros, en el que dicen que se han embarcado los de Junts y el PSOE, ellos son los únicos que llevan el camino más recto. La opinión que tienen de Puigdemont no puede ser más oscura, le acusan de estar mareando porque en el fondo lo único que le obsesiona es salvarse a él y, sobre todo, seguir poniendo piedras en el camino a Oriol Junqueras para que no se le levante la inhabilitación. Puede que también tengan razón cuando sospechan que aquí todos saben que esto de la amnistía va para largo, que Sánchez no controla al Poder Judicial (afortunadamente) y que ha vendido la piel del oso antes de cazarlo y que Puigdemont se la ha comprado para salir del ostracismo en el que se encontraba. Aunque realmente sus poderes para conseguir lo que proclama sean los mismos que podría tener un figurante en esta función de teatro.

Si uno aplica el sentido común es difícil encontrar la razón que explique que Pedro Sánchez siga cediendo a lo que exige Junts cuando tiene el apoyo de ERC para pararle los pies a Puigdemont y alegar después que él lo intentó, pero no fue posible porque el prófugo de la Justicia se lo puso imposible. Después de la amnistía vendrán otras exigencias todavía más imposibles de ejecutar y el presidente tiene una vía de escape que, si no coge, habrá que pensar que el problema no es de necesidad coyuntural, sino de convencimiento estructural.