Tribuna

Reglas de compromiso

¿Qué hemos hecho del respeto que reclaman nuestras Ordenanzas hacia los veteranos?

Se dio este título a la versión castellana de la magnífica película de William Friedkin, «Rules of Engagement». Para la generación de militares que tuvo que adaptarse a la terminología OTAN, el uso de las ROE,s (Rules of Engagement) era y es, más que frecuente. Excelentes expertos entonces: Narro, Tamarit, Ayala, Feliu.

Todo debe estar medido, previsto. Nosotros les llamamos «protocolos» dado que la traducción de «engagement» se presta a muy variadas versiones: contrato, acción, relación formal entre personas que se comprometen, acuerdo formal al que llegan las partes.

Pero hay conceptos que no entran en este tipo de normas. A ellas incide a fondo el guion de la película, que se apoya en la magistral interpretación de sus dos protagonistas Tommy Lee Jones y Samuel Jackson. Representan a dos veteranos coroneles con amplias experiencias en Vietnam, Beirut y la Guerra del Golfo. El primero se ve involucrado en una matanza de civiles ante el asalto de una turba a la embajada norteamericana en Yemen. El segundo, defendiéndole ante un tribunal militar tras una consecuente crisis diplomática, cuando quienes pudieran testificar a favor murieron en el asalto, cuando uno de los testigos mintió bajo presión y cuando un asesor de seguridad del Presidente norteamericano, destruyó pruebas. La «lección aprendida» se extrae de los argumentos que utiliza el defensor apoyados en reglas que difícilmente tienen cabida en las ROE,s: la lealtad y el honor; entre ambas, la integridad.

Tiempos difíciles los que vivimos en España en los que se piden lealtades sin que pueda garantizarse que se apoyan en la integridad y el honor, sino solo en una burda subasta de criterios personales en los que aparecen, como nunca, la mentira, la información manipulada, el endose de responsabilidades al otro. Pregúntenselo al Coronel de la Guardia Civil Pérez de los Cobos.

Bien sé que estos valores forman parte indisociable de la esencia de nuestras Fuerzas Armadas y Guardia Civil, como sé que en este tiempo de acoso y derribo de las Instituciones, estas están en el punto de mira de muchos enemigos. De ahí que me detenga en unos ejemplos sencillos, aunque significativos.

Próxima la entrega de los despachos en la Academia General Militar –Julio– los padres de un alumno pidieron a un buen amigo general con largos años de servicio, director en su tiempo de una Academia Militar, la entrega del despacho de teniente. No les unen lazos de parentesco, solo el respeto y relación por pasadas trágicas páginas de nuestra historia. Trascribo preocupado, la contestación del Mando de Doctrina a la formal petición de autorización: «No procede ya que su situación es de retirado; no ostenta ninguna autoridad y no tiene por tanto cabida en la línea de 18 autoridades ejercientes que preside S.M. El Rey». «A mis 83 años, me dice el General, como si no lo supiese».

El Mando de Doctrina cumple perfectamente sus Reglas de Compromiso. Y si esto se lo dicen a un veterano General , ¿qué le dirán a un Suboficial retirado de la Guardia Civil, aún con secuelas de lucha contra ETA, cuando pida entregar el despacho a su hijo, futuro Teniente del Benemérito Cuerpo?

¿Qué hemos hecho del respeto que reclaman nuestras Ordenanzas hacia los veteranos? ¡Si tan sencillo era hace unos años intercalar puntuales casos entre la fila de «autoridades ejercientes», ¿qué ha pasado? Solo es cuestión de una sencilla lista y una no menos sencilla coordinación. Y no es justo poner a S.M El Rey como causante: seguro prefiere tener cerca en un momento determinado a un veterano de ochenta y muchos años compartiendo con la mirada la emoción de un abrazo que representa relevo generacional y continuidad de valores, que a un temporal Director General del partido de turno.

También le han aplicado estrictamente las ROE,s a la revista «Militares», editada por la Asociación de Militares Españoles. Fundada por un brillante Pepe Conde Monje, estaba actualmente dirigida por el también Coronel Leopoldo Muñoz. Considerada «non grata» al mando político, ha tenido –asfixiada– que claudicar. Era la expresión libre de parte de un sector del Ejército, siempre preocupado por las nuevas generaciones, que sin capacidad sindical no encuentran la posibilidad de manifestar sus preocupaciones y problemas.

Con esta idea se potenció –General Carrasco Lanzós– la Hermandad de Veteranos que se quiso crear a imagen y semejanza de asociaciones extranjeras –especialmente la norteamericana– (1), en las que los veteranos actúan como «masa sindical», defensores a ultranza del personal en activo. No lo ha tenido difícil el poder político para neutralizarla –aun reconociendo el enorme esfuerzo de cohesión de la Hermandad– mediante subvenciones y concesiones protocolarias.

¡Preocupante prioridad de la norma –llámese ROE, llámese BOE– sobre la esencia de los valores!

(1) Se pasaportó al General Muñoz Grandes para estudiar y adoptar el modelo. A la cena anual de los Veteranos acude el Presidente norteamericano.