Canela fina

Resucitó como dijo

«Resucitó como dijo. Esta expresión define tal vez mejor que ninguna otra la significación profunda del cristianismo»

Resulta evidente el proceso de descristianización que zarandea a Europa. Es innegable el progreso del laicismo, así como la secularización de la vida social. Poner los pies sobre esta realidad no significa, sin embargo, que el sentimiento religioso se haya borrado en los grandes países cristianos de Europa.

Es mentira que la Semana Santa se esté convirtiendo en un paréntesis sólo de vacaciones. Bienvenidas esas vacaciones, pero en naciones como España los oficios religiosos se han abarrotado y, a pesar de las veleidades climáticas, las procesiones han significado un año más la explosión del sentimiento religioso popular. Cristos y Vírgenes han desfilado por las calles de las ciudades y los pueblos de España entre el más explícito fervor religioso. Las cofradías, los nazarenos, los costaleros se han visto rodeados a lo largo de toda la Semana Santa por la asistencia del pueblo y el sentimiento tanto de mujeres y hombres maduros como de jóvenes y adolescentes.

El «Cristo otra vez crucificado» de Nikos Kazantzakis es solo una verdad a medias. Las Iglesias cristianas y de forma especial la Iglesia Católica, están vivas y las frenéticas campañas vacacionales del laicismo no han podido desarraigar tradiciones que desde hace muchos siglos ahondan en el espíritu popular, si bien es cierto que trepa la yedra laica por las inmensidades geográficas de Europa y América. Semiramis ya no reina en el mundo. Convertida en dulce paloma, voló para siempre a los cielos. Y sobre el orden de Melquisedec pesa la amenaza de la destrucción total.

Resurrexit sicut dixit. Resucitó como dijo. Esta expresión define tal vez mejor que ninguna otra la significación profunda del cristianismo. Concluirá la Semana Santa un año más. Mujeres y hombres, adolescentes y niños, desafiando las inclemencias climáticas, seguirán las procesiones entre el silencio profundo y la sincera adhesión. A pesar de tantas agresiones y desdenes, el Cristo, hijo de Dios vivo, la palabra, el Verbo que se hizo carne y habitó entre nosotros, resucitó como dijo, tras sufrir pasión y muerte, para perplejidad de algunos, para satisfacción de los más. Y el aliento cristiano permanece firme en la vida social de esta España descoyuntada y atónita.

Luis María Anson, de la Real Academia Española.