Opinión

Sanchistas Vs Leonoristas

Aquí y ahora es mejor y más democrática la monarquía que cualquier cosa.

Sánchez acariciando la silla dorada de la Princesa Leonor… Montero envidiosa, que le parece injusto que Leonor reciba la Jefatura del Estado… ¡Qué hermoso sería someterlas a un examen de cultura general, una con dieciocho y la otra con sus treinta y tantos! El nodo de Àngels Barceló, bondage periodístico… Belarra ausente en la Jura, que en democracia todos iguales ante la ley ¿Puigdemont también?

Lo he dicho antes, yo no era monárquica, no lo he sido nunca, soy de las que piensan que el más capacitado intelectual y moralmente debe gobernar. Pero en estas circunstancias de máximo peligro constitucional, díganme ¿no les parece que tanto el Rey Felipe VI como la perfecta Leonor (es extraordinario el nivel de esta joven) están más preparados para la Jefatura del Estado que Pedro Sánchez, Yolanda Díaz y sus homónimos?

Negarlo es hilarante para cualquier bípedo con un ojo al menos, incluso en la España asquerosamente polarizada (y de un maniqueísmo de Barrio Sésamo). Aquí y ahora es mejor y más democrática la monarquía que cualquier cosa, aunque sólo fuera por una cuestión de mérito, capacidad, formación y profesionalidad, sin mencionar otros extremos éticos y estéticos (ya saben ustedes que la estética es el reverso de la moneda de la ética).

El propio Felipe VI, en su discurso de la jura de la princesa de Asturias (qué emocionante, por cierto, y más para una monárquica conversa como yo) dejó clara su postura (y apostura) contra las torticerías que nos tienen a todos ocupados actualmente.

Y mientras discurría con más o menos normalidad y boato monárquico (de ese ya hay más bien poco en España) la mayoría de edad de nuestra (porque es nuestra, nuestra esperanza) Princesa Leonor y todo su cortejo de ceremonia, nuestro Sánchez (nuestro, también él, porque ha llegado a ser el jefe del Ejecutivo desde los cauces de la Ley de los que disponemos los españoles) negociaba a traición la amnistía con Esquerra y Junts, esa que hace pocos meses negaba con toda su boca plagada de dientes.

Y así, mientras algunos españoles estaban al trajecito blanco de Leonor, otros a llorar muertitos y arreglarles las flores del cementerio, Pedro Sánchez, celebraba su propio Halloween desplegando el truco o trato más siniestro, el que termina con el ordenamiento jurídico, el que lo confirma como totalitario… Pedro, que ya ha alcanzado por méritos incuestionables el apelativo de Sánchez, el tirano, aun por encima de Sánchez, el mentiroso o de Sánchez, el hipócrita. ¿Escucharon cómo ofrecía su fidelidad, apoyo y cariño a la Princesa y su reinado?

En efecto, detrás de sus afectados mohines, Sánchez no apoya la causa de Leonor, ni la de su padre, Sánchez no solo acariciaba las sillas de la Jefatura del estado el día de la ceremonia, Sánchez quiere ocupar esas sillas, y aplastarlos de facto, a eso se debe, porque odia la monarquía y odia a Leonor, la persona (y la institución) que más lo pone en evidencia, que más lo debilita.

¡Y verlos juntos, qué gran placer! Donde Leonor representa la elegancia y la sofisticación, que siempre son condiciones psicológicas, del alma, no se trata de un trajecito, nuestra nueva Casa Real representa la responsabilidad, la elevación, el orden…Mientras Sánchez y sus adláteres, la vileza, la mezquindad, la fealdad, la vulgaridad, la obscenidad…Visualicen el rictus retorcido de Echenique, la mandíbula contraída de Irene, la espeluznante mirada de Ione, la vocecita de la bruja de Hansel y Gretel en la vicepresidencia....

¿Para qué sirve la monarquía? Es algo que me he preguntado toda una vida de republicana… Y hoy traigo aquí mi respuesta y la comparto con ustedes, amigos:

Para que Pedro Sánchez no sea nunca el jefe del Estado, ni Yolanda Díaz la comandante de los Ejércitos.

PerroSanxes, como le llaman los estómagos agradecidos cariñosamente, reconociendo su propia miseria, debería rendir cuentas algún día ante la justicia por mearse (nótese que el mear no se utiliza para personas) sobre el estado de derecho y la democracia, por cagarse en la separación de poderes y en la igualdad de todos los españoles… Pero, sobre todo, por limpiarse el culo con aquello a lo que se debe el presidente de una nación: El bien común.