Y volvieron cantando

Señor Feijóo, la «borroka» le saluda

Tampoco era un grito desgarrado de la mayoría social contra todo lo que tenga que ver con Israel, incluido un puñado de abnegados deportistas sin culpa de nada

Fue un perfecto ensayo general. Hay muchas maneras de presentar la tarjeta de visita a propósito de futuras estrategias y la extrema izquierda española –con la anuencia del PSOE y el aliento del separatismo– ya ha presentado la suya. Toda una declaración de intenciones sobre lo que se pretende sea la toma de la calle por la vía de la violencia y el enconamiento del discurso político en el caso –que está por ver– de que la derecha regrese al poder y Alberto Núñez Feijóo se convierta algún día en nuevo inquilino de La Moncloa.

La barbarie vivida en Madrid el pasado domingo como corolario de un acoso a la Vuelta Ciclista a España marcado por la manga ancha de un Gobierno y un Ministerio del Interior que volvieron a dejar a ciudadanos y policías a los pies de los caballos, no resultaba un hecho coyuntural derivado de la preocupación por los niños de Gaza. Tampoco era un grito desgarrado de la mayoría social contra todo lo que tenga que ver con Israel, incluido un puñado de abnegados deportistas sin culpa de nada. Era una demostración de «kale borroka» bien engrasada por parte de quienes contemplan encuesta tras encuesta que sus expectativas electorales se encuentran bajo mínimos, no solo en el caso de Podemos y Sumar al borde de la irrelevancia, sino del propio PSOE decidido a mantener su suelo a costa de una podemización con la que definitivamente renuncia al centro político y que sitúa al sanchismo en un punto de radicalidad inédito desde los tiempos de Largo Caballero, que acabará pareciendo Olof Palme comparado con la línea de nuestro socialismo actual.

Esta desactualizada izquierda (más bolivariana que europea) ha agarrado la bandera palestina como haría con cualquier otra, siempre que haya una justificación para rodear parlamentos, reventar conferencias universitarias, promover escraches o boicotear eventos deportivos y en esa línea ni siquiera se duda ya en recuperar la bien organizada violencia batasuna en la calle, (Sánchez ya ha blanqueado a Otegi) incluso con la presencia de algún conocido nombre de exjuventudes proetarras al frente de las protestas pro palestinas en las primeras etapas de la Vuelta Ciclista. ¿Alguien piensa que con esta imagen de país tenemos crédito para organizar un mundial de fútbol? Apriétese los machos un posible nuevo inquilino de La Moncloa. No quieren elecciones, pero sí secuestrar la calle.