Tribuna

El voluntariado incentiva la acción social

Las leyes del voluntariado suplen el vacío de una economía frágil a la que no se puede o no se quiere aliviar de forma oficial

Acaba de publicarse la noticia sobre la muerte de siete personas del equipo del Chef José Andrés que fueron a Gaza a entregar alimentos a los que se encuentran hambrientos, sin poder recibir ayuda alguna. El gran cocinero se ha mostrado sumamente afligido por tan terrible pérdida. La acción voluntaria es un planteamiento de solidaridad sin ánimo de lucro que realiza en todo el mundo un gran servicio humanitario.

A principios del mes de noviembre comienza todos los años en nuestro país una campaña de recogida de alimentos que se distribuyen entre las familias menos favorecidas. Realizan los repartos miles de voluntarios que con un gran sentido social apoyan este proyecto. Es admirable la dedicación de cientos de seres humanos que incluyen actos muy completos en cualquier grupo social. Algunas Comunidades han publicado sus propias normas especiales como la de Extremadura, que estableció una regulación en la que se desarrollaban los aspectos más importantes de esta prestación, con una forma de realización de valioso apoyo social que, como señala su Preámbulo, nace del diálogo para atender las necesidades de la ciudadanía.

El maestro José Andrés ha demostrado durante años su gran generosidad consiguiendo con una perfecta organización que miles de personas se entreguen al bienestar de los demás invirtiendo su tiempo y actividad en trabajos no remunerados con el fin de ayudar a los necesitados. Unos lo hacen por sus creencias religiosas y otros por su bondad natural que les inclina a invertir su actividad en atender a los menos favorecidos en cualquier circunstancia, bien sean los que van a misiones en lejanos países atendiendo a niños, ancianos y asistencia sanitaria en poblaciones carentes de los mínimos cuidados médicos, así como los que sin desplazarse, tanto particulares como entidades públicas, tienen la decisión de ser útiles al colectivo social.

La práctica de estos cocineros se emplea en procurar alimentos a los que por razones generalmente inicuas no disponen de medios para aplacar el hambre y la miseria. Por otra parte muchas personas se ofrecen a visitar a enfermos y acompañar a los que viven solos y necesitan atenciones que alivien su soledad. Igualmente hay que señalar la cantidad de jóvenes que sin limitación alguna realizan trabajos muy útiles y profesionales médicos que aportan colaboración gratuitamente. Es excelso el trabajo que realizan los llamados Bancos de alimentos repartiendo a diario enseres y comida a aquellos que no tienen medios para comprar lo más elemental y a los que se aplica el término eufemístico de personas vulnerables.

No hace mucho tiempo se publicó un ensayo extraordinario sobre la Acción Voluntaria. Su autor, Demetrio Casado, un sociólogo muy involucrado en el desarrollo de las prácticas sociales, analizaba la solidaridad y participación ciudadana tanto de carácter individual como público. Se relaciona en esta obra la importancia de fundaciones como la de Teresa de Calcuta y la organización Cáritas con extensión internacional ocupándose especialmente de los problemas de los enfermos y encuentros en los que convoca a personas que están solas para aliviar su soledad. Con esta forma de colaboración las personas interesadas en dar su esfuerzo reciben a la vez el agradecimiento y la buena disposición.

En Extremadura hay que señalar la gran labor de una entidad cristiana «Los esclavos de María y de los pobres», un centro que recoge a indigentes sin ninguna clase de requisitos.

Las leyes del voluntariado suplen el vacío de una economía frágil a la que no se puede o no se quiere aliviar de forma oficial. Recordar que se ha declaró un día internacional del voluntariado propagando la oportunidad que se ofrece en estas campañas de ayuda que lleva a cabo un trabajo extraordinario. Unicef ya había comenzado esta campaña en el año 1950.

El Día Internacional puede servir de entrañable recuerdo y en esos periodos trágicos de tan crueles guerras hay que destacar la importancia de estos cocineros voluntarios que sin temor a sufrir ataques intentan paliar el hambre de los civiles que no tienen ni un triste trozo de pan aunque en esta triste situación les ha costado la vida por la iniquidad de otros seres humanos. De hecho nos enseñan los medios de comunicación la cantidad de niños que están muriendo de inanición por falta de alimento y de agua.