Sin Perdón

Yolanda se reúne con Judas Puigdemont

«Puigdemont quiere regresar sin sufrir el trámite de pasar por la cárcel y no está dispuesto a abrazar el indulto»

No entiendo por qué La Moncloa ha decidido estropear la felicidad de Yolanda Díaz en un día tan señalado. Le han retirado la condición de correo del zar Sánchez. No es Miguela Strogoff, espero no molestar a Julio Verne con esta feminización que complacerá a las acólitas de Iglesias, sino solo la ejecutora política de Podemos. El lunes se reunió con un fugado de la Justicia. Es algo muy coherente con la promesa que hizo al asumir el cargo. Puigdemont estaba encantado con otra nueva muestra de la humillación gubernamental. Al menos no ha tenido que ir al chalé de Waterloo, la imaginaria Casa de la República Catalana, y el encuentro ha sido en el Europarlamento. Tras blanquear al aparato político y militar de ETA, ahora toca una rendición incondicional. No hay duda de que Sánchez y su equipo negociador son unos fenómenos. Hemos descubierto que el ataque independentista a la Constitución y las instituciones «es un problema político», según Puigdemont y Díaz, que tiene que «volver a la política».

Lo más importante es que el fugado expresidente y sus camaradas resolverán su problema personal. Lo que llaman un «exilio» se ha hecho muy largo e incierto, porque todo indica que acabarán en la cárcel. Por ello, Puigdemont quiere regresar sin sufrir este trámite y no está dispuesto a abrazar el indulto. El poderoso aparato propagandístico sanchista se ha volcado con la inestimable ayuda de los leguleyos adictos al uso alternativo del Derecho. El precio de los votos de Junts y ERC es la amnistía, así como un vago compromiso de negociar los temas soberanistas para acallar las voces críticas del mundo independentista. Nada que nos tenga que sorprender. Lo que se trata es de volver a casa, garantizarse un buen sueldo y abrazar a la familia. Otra cuestión distinta es que se tenga que armar el relato pensando en la celebración de la Diada. No quiere que le llamen Judas. A Enrique IV se le atribuye la frase «París bien vale una misa» que le permitió ser rey de Francia traicionando sus convicciones religiosas. Es lo que hará Puigdemont con sus siete diputados.

Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)