Opinión

Yolanda, te voy a dar un dato

Ser mujer, igual que ser hombre, el macho humano adulto, no es ni bueno ni tampoco malo. Se trata de biología, de la madre naturaleza, si le parece más chuli

Un dato elemental. Mujer, aquí y en china, es como definiría cualquier niño de primaria: la hembra humana adulta.

Y para usted, que ya no es una niña de primaria, y que, espero, como adulta moderadamente formada, no se oponga al conocimiento científico: mujer es un ser humano de sexo femenino que en las primeras etapas celulares se define a nivel biológico con el cromosoma 23 tipo XX, generando ovarios y órganos sexuales externos como la vulva e internos como la vagina.

Le doy otro dato: en el organismo y la persona de la mujer, habitan un gran número e interacción de hormonas, sobre todo, el estrógeno, que afecta a las características sexuales secundarias, pero, ¡otro dato!, ser mujer no se restringe sólo a nuestros genitales, ser mujer va impreso en todas las células de su cuerpo Yolanda, del mío y del de nuestras madres e hijas, desde antes de nacer e incluso después de morir, o cadáver.

Esto, Yolanda, es ser mujer, pero a usted y a su socio (tufazo misógino ¿hay peor machista que el machista encubierto?) les da lo mismo, para ustedes las personas somos un instrumento útil si servimos a sus finalidades, de lo contrario inútil, despreciables.

Lo anterior, sencillamente, es ser mujer, un fenómeno científico, constatable, material, donde no estamos estableciendo juicios de valor (ustedes perversamente, sí).

Ser mujer, igual que ser hombre, el macho humano adulto, no es ni bueno ni tampoco malo. Se trata de biología, de la madre naturaleza, si le parece más chuli. Y esa es la definición, el dato, lejos de pajas mentales y de torticerías tecnócratas de trileros que comercian electoralmente con las gentes.

Repito, ahí está el dato, y el conocimiento científico, que ustedes desconocen o niegan cínicamente en connivencia con…¡Otro dato! la dictadura queer: que es el régimen autoritario y superchero (además de acientífico) donde nadie parece saber ahora lo que somos las mujeres. Excepto, jajajajajjajaa, si se trata de una mujer trans, que no habría ninguna duda.

O quizá todos lo sepamos, no solo el solitario (y clasudo) Abascal del debate, pero nadie se atreve a hablar por falta de carácter, o miedo a ser acusado de transfobia, de fascismo (el miedo de Feijoo). El temor a la censura autócrata, a la cancelación de una izquierda totalmente enajenada que ha convertido la verdad y la ciencia, en un acto revolucionario o completamente punk. Como yo (a mí los insultos me enorgullecen según su procedencia).

Imagino lo que podrían pensar y hacer los jóvenes varones rusos y ucranianos para poder escapar de la conscripción obligatoria y de la guerra con arreglo a semejante negligencia intelectual, la suya, la de ustedes. Pero en la guerra, ya lo ve, querida Yolanda, ser mujer no es un antojo, ni una idea, qué va.

Y otra cosa muy distinta _¡Otra de datos para torpes, camarero!_ es el feminismo, y otra el respeto y la libertad de oportunidades para todos, incluyendo evidentemente a la población trans. Donde, una persona tiene derecho a rechazar el sexo con el que ha nacido, ¡que lo rechace!

Esas personas merecen toda la ayuda que la ganancia antropológica, y la sociedad moderna pueda prestarles para maximizar su calidad de vida. Quiénes somos nosotros resistirnos a su desarrollo y a su felicidad, para juzgarlos, para impedírselo o para decir si quiera cómo deben de sentirse o cómo han de vivir. Pero su realidad biológica es innegable, porque es ciencia, como el cambio climático ¿recuerda?.

Algunas personas, perfectamente humanas y plenas de derechos y responsabilidades, llegan al mundo sin manos, pero sería ridículo, como lo son sus ridículas políticas oportunistas, que en atención a ese problema no se pudiera decir que los humanos tenemos dos manos, la derecha y la izquierda y que su expresión significara delito de odio, mancofobia, figúrese.

La mujer (regreso con el dato), usted y yo, somos los seres humanos de sexo femenino, cromosoma XX, con arreglo a la ciencia, y ya otra cosa es la creación y la recreación sociocultural del género, el heteropatriarcado y sus distintas esferas contra las que justamente luchamos las feministas, que ustedes menosprecian, que ustedes invisibilizan en el lenguaje y a falta de un cambio de gobierno, un día no podríamos ser nombradas.

Y el dato final, esta vez triste: la plataforma “Contra el borrado de las mujeres” fue creada hace años para luchar contra las añejas convenciones machistas, pero hoy, increíblemente, la lucha, es contra usted. Otra mujer.