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Abusos a menores

Una Betania para sanar los abusos

Nace la primera asociación para el acompañamiento de víctimas en el seno de la Iglesia Profesionales de distintos ámbitos ofrecerán escucha, asesoramiento legal y asistencia espiritual.

En sus estatutos se subraya que «las estructuras eclesiales, por diversas causas, no han prestado una «respuesta adecuada»
En sus estatutos se subraya que «las estructuras eclesiales, por diversas causas, no han prestado una «respuesta adecuada»larazon

Nace la primera asociación para el acompañamiento de víctimas en el seno de la Iglesia Profesionales de distintos ámbitos ofrecerán escucha, asesoramiento legal y asistencia espiritual.

Ante la falta de respuesta de la Iglesia española frente a los abusos, tres mujeres han decidido coger el timón y demostrar que entre los católicos, laicos y religiosos sí hay una voluntad de romper las barreras de silencio, de levantar la voz y de colocar a la persona agredida por encima de la institución.

Una experta en victimología, María Teresa Compte; una abogada, Ana Isabel Lafuente; y una religiosa carmelita, Covadonga Orejas, han impulsado la Asociación para la Acogida y el Acompañamiento Betania, una iniciativa pionera en España para «sanar y reparar el daño infligido a las víctimas de abusos en el seno de la Iglesia Católica» a través de «un proceso de escucha, acogida y acompañamiento». El objetivo: sanar de forma integral a la persona dañada en un espacio que recuerde a la casa de María, Marta y Lázaro en Betania, un pueblo cerca de Jerusalén donde acudía Jesús a descansar y escuchar una palabra amiga.

La presidenta de la asociación, María Teresa Compte, explicó a este diario que se trata de una asociación civil formada por profesionales de distintos campos, «muchos de ellos con experiencia en el ámbito de los abusos». A las víctimas se les ofrecerá una asistencia terapeútica y asesoramiento legal. Pero también, siendo conscientes de que sufren una doble victimización, se les asistirá espiritualmente. En sus estatutos se pone de manifiesto que «las estructuras eclesiales, por diversas causas, no han prestado, ni prestan, una respuesta adecuada a la gravedad de los abusos», ya sea «por proteger» a la Iglesia o por «temor a escándalos». De ahí que diversas personas «que ya nos conocíamos previamente y que estábamos vinculados al tema, de forma profesional o personal», se pusieran manos a la obra para ofrecer un espacio de escucha seguro y sincero. «Hemos constatado que, precisamente, esto es lo que falta. Y si no hay una comprensión del drama, no habrá una respuesta adecuada», sostiene esta experta en victimología. Entre las funciones de Betania, también está la elaboración de protocolos de actuación y la de dar cursos de formación y sensibilización a entidades eclesiales.

Psicólogos, médicos, abogados, laicos de todo tipo; pero también religiosos, ya sean consagrados, religiosos y sacerdotes. Esta asociación contará con todo tipo de perfiles independientes que se pondrán a disposición de las víctimas de abusos motivados «por la creencia de la inviolavilidad de la dignidad humana, los derechos fundamentales y el respeto al mensaje de Jesucristo».

Compte explicó que proporcionarán espacios de escucha que garantizarán el anonimato y la confidencialidad: «Es importante que sepan que van a ser atendidos por alguien que acoge su dolor, que no van a ser puestos en cuestión y que no van a sospechar de ellos». Betania ha puesto a disposición de cualquier persona que haya sufrido este tipo de situaciones un mail (acogida@betania.es) y un teléfono (636 99 18 46) para que «se sientan libres de escribir un texto, expresar sus sentimientos, urgencias, miedos o tener una conversación, sin que haya que hacerse presente». En este sentido, aclara que en las personas violentadas «el primer sentimiento es de profunda vergüenza. Por ello, es bueno hablar de esto preservando el anonimato y no exponiendo a las víctimas». Y recuerda que en ellas «no existe el rencor. Cuando las escuchas comprendes que solo existe alguien lleno de dolor».