Cargando...

Alimentación

¿Probar el ayuno durante la cuarentena? Si, es posible, y además puede beneficiarte mucho

Aunque la palabra ayuno tenga a veces connotaciones negativas, es parte de nuestra biología. Edgar Barrionuevo, profesional de la salud integrativa, nos da las claves para entenderlo

Hacer un ayuno, ya sea intermitente o prolongado, es un ejercicio de conciencia “Nuestra especie ha vivido miles y miles de generaciones, y siempre ha generados recursos para adaptarse a distintas situaciones, como la no abundancia de comida, ahorrando energía y administrando reservas. En la actualidad, vivimos en un mundo en el que hemos aumentado la frecuencia y la cantidad de lo que comemos. El ayuno es un periodo para darle a tu cuerpo coherencia biológica, evolutiva; para estar más en sintonía con nuestra naturaleza”, explica Edgar Barrionuevo, profesional de la alimentación y el deporte desde hace más de 20 años. Durante este periodo de cuarentena, Edgar ha puesto en marcha una academia on line de ayuno, gratuita, para guiar a los que se inician en esta práctica por primera vez, o a los que quieren repetir la experiencia.

Evidencia científica

No nos asustemos, no estamos hablando de ayunos de 40 días en el desierto ni de realizar sacrificios sobrehumanos, y menos en los tiempos que corren. Desde hace unos años, el ayuno intermitente es una de las que más se habla. No solo porque funcione, sino porque la evidencia científica avala que es beneficiosa para nuestra salud. El ayuno pone en marcha un mecanismo que se llama autofagia, un sistema de reciclaje del organismo por el que convierte las moléculas dañinas del organismo en provechosas y beneficiosas. Este mecanismo fue descubierto por el biólogo Yoshinori Ohsumi (Fukuoka, 1945), y le valió el Premio Nobel de Medicina en 2015. “El ayuno puede favorecer la autofagia, un mecanismo de supervivencia que permite a las células luchar contra situaciones adversas y deshacerse de todo lo que se ha averiado o ya no les sirve. Este proceso de reciclaje reduce la inflamación celular y permite la regeneración de los tejidos, mejora la flexibilidad metabólica (por la que el cuerpo aprende a usar las reservas) y la mucosa de nuestro intestino (donde suceden los mecanismos de nutrición) y ayuda a que las conexiones neuronales sean mejores. Además, cuando ayunamos, permitimos 'descansar’ a nuestra fisiología digestiva, lo cual es muy beneficioso porque es en nuestro intestino donde se genera la mayor parte de un neurotransmisor muy importante para nuestra estabilidad emocional: la serotonina, que ayuda a regular el estado de ánimo, el comportamiento social, el apetito, la digestión, el sueño, la memoria, el deseo y la función sexual", señala Barrionuevo.

Autoconocimiento

No lo hagas por perder peso, ni lo veas como una forma de recuperar la forma después de los posibles excesos de la cuarentena. Hay otros motivos más integrados con nuestra naturaleza. “Aprender a ayunar de forma correcta, te puede enseñar como es tu relación con la comida, si comes por hambre o por ansiedad, si utilizas la comida como parche para ocultar otras necesidades; en definitiva, puede ayudarte a conocerte mejor. Es una estrategia, un instrumento, como el bisturí de un cirujano: que te puede salvar la vida o te pueda dañar. Por eso hay que saber cómo hacerlo", indica el experto. “Yo recomiendo empezar por el ayuno intermitente, que van de las 12 a las 16 o 18 horas. A partir de ahí, si queremos seguir probando e investigando, ya pasariamos a ayunos más prolongados”, matiza. Ojo, no se aconseja ni en menores, ni en mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, ni para personas con trastornos de alimentación.