Dieta Covid

¿Qué hay que comer para recuperarse de un contagio?

Proteínas vegetales, grasas de calidad y frutos secos contrarrestan la pérdida de masa muscular y mitigan la sensación de fatiga

La dieta mediterránea, más necesaria que nunca
Hay que dar prioridad a las frutas y verduras frescas frente a los alimentos ultraprocesados y azucaradosKai FörsterlingAgencia EFE

La tercera ola de la pandemia de la Covid-19 sacude descontrolada gran parte del mundo, y en España no se queda atrás. La tasa de contagios por SARS-CoV-2 en nuestro país ya supera la desorbitada cifra de más de 40.000 contagiados al día, según los datos confirmados por el Ministerio de Sanidad durante la última semana. La mayoría de esos infectados pasan la enfermedad de forma leve en sus casas, con episodios de tos, picos de fiebre, disnea o dificultad para respirar, malestar general y dolores abdominales, aunque cada vez hay más pacientes que necesitan asistencia hospitalaria por la aparición del síndrome de dificultad respiratoria aguda, el desarrollo de una neumonía bilateral o la existencia de una lesión pulmonar aguda.

En ambos casos, la pregunta del millón para muchos de estos pacientes es cómo reponerse después de la sacudida del virus. Y la respuesta pasa, en gran medida, por poner en práctica una correcta alimentación: «La clave está en aumentar la ingesta de alimentos ricos en nutrientes, aunque eso no significa que tengan que ser calóricos», asegura Francisco Botella, miembro de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN). En este sentido, Narelia Hoyos, presidenta del Colegio Profesional de Dietistas-Nutricionistas de Cantabria y miembro del Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas (Cgcodn), recomienda poner en práctica siete consejos: «Mantener una buena hidratación; tomar al menos cinco raciones de frutas y verduras al día; elegir productos lácteos preferiblemente bajos en grasa; optar por cereales, productos integrales y legumbres secas; realizar un consumo moderado de otros alimentos de origen animal, incluir frutos secos, semillas y aceite de oliva, y evitar el consumo de azúcares y ultraprocesados».

Tomar platos más nutritivos

Tanto si la enfermedad se ha pasado de forma leve como con complicaciones mayores, «hay que tener en cuenta que ante una infección el cuerpo reacciona bruscamente y por ello gasta más ’'combustible’' del habitual, a pesar de que no nos movamos prácticamente de la cama. Ese incremento de exigencia que se le hace al cuerpo debemos compensarlo con una dieta adecuada, rica en vitaminas, minerales, antioxidantes... por lo que la alimentación se convierte en una herramienta clave para recuperarse correctamente», añade Botella, quien recuerda que «la Covid-19 deja al organismo muy tocado, lo que en muchos casos se traduce en una recuperación que puede resultar lenta, de entre dos y tres semanas. Todo ello produce un agotamiento y un deterioro físico que no hay que pasar por alto, por lo que hay que priorizar la dieta mediterránea, basada en la ingesta diaria de productos frescos y de temporada, legumbres y huevos, con presencia de aceite de oliva y ácidos grasos omega 3 y omega 6».

Es por ello que, en caso de haber padecido la enfermedad, resulta esencial una valoración correcta y exhaustiva de la situación nutricional y un estudio del estado clínico del paciente. «Se hace necesario que esa persona sea valorada por un dietista-nutricionista, para así poder establecer unas recomendaciones dietético nutricionales adaptadas a la situación personal de cada individuo», argumenta Hoyos.

Anosmia, mal compañero

Después de un año conviviendo con la Covid-19 se ha demostrado que la anosmia, es decir, la pérdida de olfato, y la del gusto, se alzan como dos de los síntomas más habituales entre las personas que sufren la enfermedad, principalmente en aquellas que lo hacen de forma leve, hasta el punto de que el 86% de los afectados por Covid-19 pierde parte o toda su capacidad de oler y de saborear los alimentos durante una media de 22 días. «Este factor puede resultar determinante a la hora de la recuperación, ya que hace que los pacientes no tengan apetito, pues los alimentos les resultan insípidos. Esa combinación es peligrosa, porque si se prolonga en el tiempo puede provocar desnutrición», destaca Botella.

Ante esa situación, Hoyos aconseja «ofrecer alimentos con una densidad energética alta, para que con poca cantidad se puedan consumir todas las calorías y nutrientes que necesita esa persona. Una opción es fraccionar más la alimentación: en lugar de tres comidas principales, puede ser más adecuado hacer cinco o seis ingestas diarias, de pequeños volúmenes con alta densidad nutricional, además de apetitosas». Pero eso no significa que haya que decantarse por productos hipercalóricos. Todo lo contrario, ya que, según insiste Botella, «se trata de tomar un plátano o un puñado de nueces a media tarde, pero no abrir unos snacks fritos porque resulte más cómodo. De hecho, hay que evitar la ingesta de ultraprocesados, ricos en azúcares refinados, en grasas de mala calidad, con alto contenido en sal y en harinas refinadas». Y si aparecen problemas digestivos, «la dieta blanda o de fácil digestión sería la recomendada en caso de dolor de estómago, hinchazón o gases», recuerda Hoyos.

¿Cómo recuperar masa muscular?

A la falta de apetito se añade, también, el cansancio provocado por el virus, un factor que, sumado a la cuarentena obligatoria que conlleva la infección, es un cóctel peligroso, pues hace que los pacientes apenas se muevan durante muchos días, lo que deriva en una pérdida generalizada de masa muscular. «Para contrarrestarlo, resulta un error caer en la tentación de comer mucha proteína animal de forma indiscriminada, ya que eso no va a garantizar que se recupere el músculo y, por el contrario, puede provocar otros problemas si hay patologías previas, pues seguramente supondrá un exceso inadecuado», advierte Botella.

En este sentido, Hoyos insiste en que «es imprescindible la intervención de un dietista-nutricionista que estudie los cambios en dicha composición corporal. El porcentaje de pérdida de peso puede proceder de una merma en distintos compartimentos corporales y no será lo mismo que sea de masa grasa, masa muscular o que pese menos por una pérdida de líquidos como consecuencia de una deshidratación». Con estos criterios bien analizados, la experta asegura que «en algunos casos a veces es necesaria una suplementación nutricional para complementar la dieta de dicha persona y así cubrir las necesidades energéticas (calorías) y proteicas, así como de minerales y vitaminas». Pero esto «siempre debe realizarse bajo supervisión, ya que, a priori, por el simple hecho de haber pasado la Covid-19 no tenemos por qué tomar suplementos alimenticios», concluye Botella.