Obesidad
Demuestran que la grasa abdominal es más resistente al ayuno intermitente
La barriga prominente es más difícil de eliminar tras largos periodos sin comer porque aumenta su capacidad para almacenar depósitos grasos, según un estudio
El ayuno intermitente es una de las cuestiones más de moda y cada vez existe más evidencia científica al respecto. Ahora, los científicos han trazado un mapa de lo que sucede con los depósitos de grasa durante el ayuno intermitente, concretamente cuando se baja la ingesta calórica cada dos días, y han realizado un descubrimiento inesperado según el cual algunos tipos de grasa son más resistentes a la pérdida de peso, según publican en la revista científica “Cell Reports”.
En concreto, en una investigación realizada en ratones, los científicos australianos de la Universidad de Sidney dirigidos por Mark Larance han analizado lo que sucede en el tejido graso durante el ayuno intermitente y han comprobado que se desencadena una cascada de cambios drásticos, según el tipo de depósitos de grasa y dónde se encuentran alrededor del cuerpo.
Utilizando instrumentos de última generación, los investigadores descubrieron que la grasa alrededor del estómago, que puede acumularse como ‘barriga prominente’ en los seres humanos, entraba en un ‘modo de conservación’, adaptándose con el tiempo y volviéndose más resistente a la pérdida de peso. Así, los tipos de grasa donde se encontraron cambios incluyeron la grasa visceral del vientre, que es el tejido graso que rodea nuestros órganos, incluido el estómago, y la grasa subcutánea, que se encuentra justo debajo de la piel y está asociada con una mejor salud metabólica.
“Si bien la mayoría de la gente pensaría que todo el tejido graso es el mismo, de hecho, la ubicación marca una gran diferencia”, asegura el doctor Larance, miembro de la Facultad de Ciencias de la Vida y el Medio Ambiente de la Universidad de Sydney. Nuestros datos muestran que tanto la grasa visceral como la subcutánea experimentan cambios drásticos durante el ayuno intermitente”. Así, durante el ayuno, el tejido graso proporciona energía al resto del cuerpo mediante la liberación de moléculas de ácidos grasos. Sin embargo, los investigadores encontraron que la grasa visceral se volvió resistente a esta liberación de ácidos grasos durante el ayuno. También hubo signos de que la grasa visceral y subcutánea aumentaba su capacidad para almacenar energía en forma de grasa, lo que probablemente reconstruiría rápidamente el depósito de grasa antes del siguiente período de ayuno.
Tal y como advierte Larance es posible que un historial de períodos de ayuno repetidos desencadenara una vía de señalización de preservación en la grasa visceral. “Esto sugiere que la grasa visceral puede adaptarse a episodios de ayuno repetidos y proteger su reserva de energía. Este tipo de adaptación puede ser la razón por la que la grasa visceral puede ser resistente a la pérdida de peso después de largos períodos de dieta”. Y aunque el estudio se haya realizado en modelos animales, según los investigadores, “la fisiología del ratón es similar a la de los humanos, pero su metabolismo es mucho más rápido, lo que nos permite observar cambios más rápidamente que en los ensayos en humanos y examinar tejidos difíciles de muestrear en personas”, detalla.
La investigación futura en ratones y humanos podría descubrir los mecanismos por los que se produce esta resistencia y también qué tipos de dieta y otras intervenciones pueden ser mejores para combatir la grasa abdominal. Los resultados sientan las bases para estudios futuros, que analizarán las moléculas responsables de por qué la grasa visceral es resistente a la liberación de energía durante el ayuno y ayudarán a determinar qué planes de dieta serían más beneficiosos para la salud metabólica.
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