8-M

Acción exterior feminista

Manifestación del 8-M del pasado año
Manifestación del 8-M del pasado añoLeticia Pérez/Ical

La conmemoración del 8 de marzo se presta a hacer una autoevaluación de los avances o retrocesos en materia de igualdad. Lamentablemente, el contexto de crisis sanitaria, económica y social derivada de la pandemia de covid19, no nos permiten, en esta ocasión, hacer grandes celebraciones. En España se ha ampliado el permiso de paternidad, en Argentina se ha aprobado la ley de interrupción voluntaria del embarazo, en Chile se ha impuesto la paridad en la comisión constituyente… Aunque, también ha habido sonoros retrocesos en materia de derechos de las mujeres y del colectivo LGTBI en el seno de la UE y en América Latina. Pero más allá de menciones puntuales, a nivel global todas las brechas de género se han agrandado y la desigualdad de mujeres y niñas ha aumentado. Sobre las mujeres y niñas recae con mayor crueldad un incremento de la pobreza, la sobrecarga de los cuidados y la violencia. Muchas veces he hecho referencia a que la agenda de la igualdad está abierta por diferentes páginas en el planeta. Esas páginas en el contexto de pandemia se han pasado hacia atrás. Por lo que es más necesario que nunca un compromiso global con los derechos de las mujeres.

En este sentido, España ha redoblado sus esfuerzos en favor de la igualdad. Como país pionero en materia legislativa de igualdad, en cuestiones como la violencia de género o la paridad, tiene ganado su credibilidad y liderazgo para ser uno de los países que influyan en la agenda de la igualdad en el planeta. El compromiso con el feminismo y la igualdad entre mujeres y hombres de nuestro país en ésta legislatura está renovado, dentro y fuera de nuestras fronteras. España ha adquirido el compromiso con alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, y proclama una política exterior feminista que sitúa la igualdad de género como un elemento distintivo y trasversal de nuestra Acción Exterior. De este modo impulsa políticas multilaterales y de cooperación al desarrollo desde una óptica feminista y con perspectiva de género, porque la seguridad, la paz y la democracia no son posibles sin igualdad y la garantía de los derechos humanos, derechos civiles y libertades de las mujeres.