Opinión

Los efectos adversos del miedo y la desinformación

Carmen Montón es embajadora Observadora Permanente de España ante la OEA y la OPS y exministra de Sanidad, Consumo y Bienestar Social

Una persona recibe la vacuna contra el Covid-19 en el dispositivo puesto en marcha en las instalaciones del Wanda Metropolitano
Una persona recibe la vacuna contra el Covid-19 en el dispositivo puesto en marcha en las instalaciones del Wanda MetropolitanoJesús HellínEuropa Press

Un porcentaje nada despreciable de personas en las últimas semanas ha rechazado vacunarse por miedo a posibles efectos adversos. La OMS dice que la vacuna es segura y efectiva, y las autoridades sanitarias siguen recordando que son infinitamente mayores los beneficios derivados de la vacunación que dichos efectos negativos; pero aun así la desconfianza por parte de la ciudadanía se ha reforzado. Comprendo los miedos, pero cabe la reflexión que cualquier producto farmacéutico produce efectos secundarios.

Los únicos “compuestos” que quizás se libren sean los homeopáticos, ya que, como sabemos, son básicamente azúcar, y como mucho podrían producir caries. Pero los medicamentos, incluyendo las vacunas, producen efectos adversos, todos. Unos efectos que asumimos por su bajísima incidencia, y porque en el balance riesgo beneficio salimos ganando.

Los sistemas de vigilancia epidemiológicos están funcionando. Desde la OMS, y desde instancias más cercanas, en Europa y España, sin olvidar las comunidades autónomas. Se puede decir que millones de personas se están vacunando en el planeta bajo el monitoreo y control de seguridad más exigente de la historia sanitaria.

Además, la información se divulga con trasparencia y casi en tiempo real, pues estamos comprobando como no es necesario que seamos entendidos del tema para conocer los últimos eventos o reacciones adversas y noticias sobre las vacunas. Tener acceso a la información siempre es positivo, pero los enfoques alarmistas no ayudan, como estamos comprobando, y recomiendo pasarle el tamiz de nuestro propio sentido común a cada información, además de consultar varias fuentes.

Por otro lado, creo que no se le debería escapar a la audiencia que todo este ambiente de miedo, y a veces desinformación, también juega un papel en los intereses económicos y la guerra comercial entre compañías farmacéuticas.

Y, por último, de lo que los medios no hablan, es que las empresas farmacéuticas han exigido a los estados firmar acuerdos eximiéndoles de indemnizar a los usuarios de posibles efectos adversos, y que esto lo asumirán los países.