Investigación

Omega-3, un aliado también para reducir la depresión

Una nueva investigación del King´s College concluye que los ácidos grasos poliinsaturados omega-3 se metabolizan en moléculas llamadas mediadores de lípidos y los niveles de estos en la sangre están relacionados con una mejora de los síntomas depresivos

El glucomanano se suele comercializar en forma de cápsulas | Fuente: Europa Press
El glucomanano se suele comercializar en forma de cápsulas | Fuente: Europa PressINTERMOUNTAIN HEALTHCAREINTERMOUNTAIN HEALTHCARE

Son ya numerosos los estudios que han intentado determinar la eficacia de los suplementos de omega 3 frente a la depresión. Ahora bien, una revisión publicada en 2010 en «American Journal of Clinical Nutrition» mostró la dificultad de realizar recomendaciones claras respecto al papel de los ácidos omega 3 en la depresión, debido al carácter heterogéneo de los ensayos clínicos realizados.

Con el fin de arrojar algo de luz al respecto, investigadores del Centro de Investigación Biomédica Maudsley del Instituto Nacional de Investigación en Salud (NIHR) han evaluado los efectos de altas dosis del ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA) -presentes en el pescado azul- en neuronas cultivadas en laboratorio y luego en pacientes para ayudar a aclarar cómo reducen la inflamación y la depresión. Este enfoque permitió a los científicos identificar un mecanismo molecular que puede ayudar a elaborar nuevos tratamientos potenciales que involucran ácidos grasos omega-3 para pacientes con depresión.

“Desde hace algún tiempo sabemos que los ácidos grasos poliinsaturados omega-3 pueden inducir efectos antidepresivos y antiinflamatorios pero, sin una mayor comprensión de cómo sucede esto en el cerebro humano, ha sido difícil desarrollar tratamientos. Nuestro estudio aborda los mecanismos moleculares involucrados en esta relación que pueden informar el desarrollo de nuevos tratamientos potenciales para la depresión utilizando ácidos grasos poliinsaturados omega-3“, asegura la Dra. Alessandra Borsini, neurocientífica postdoctoral sénior del NIHR Maudsley BRC en el King’s College de Londres.

Investigaciones anteriores han demostrado que el aumento de los biomarcadores inflamatorios se asocia con el trastorno de depresión mayor (TDM). Actualmente no existen estrategias de tratamiento antiinflamatorio comprobadas para la depresión y, aunque se ha demostrado que dos importantes ácidos grasos poliinsaturados omega-3, EPA y DHA, proporcionan efectos antiinflamatorios y antidepresivos, se desconoce el mecanismo preciso por el cual lo hacen.

El estudio se propuso probar la teoría de que cuando los ácidos grasos omega-3 se utilizan y procesan en el cuerpo, algunos de sus metabolitos pueden proteger al cerebro de los efectos dañinos de la inflamación. Los investigadores utilizaron un modelo de células humanas in vitro validado conocido como ‘depresión en un plato’ que fue desarrollado en el Centro de Investigación Biomédica NIHR Maudsley y que utiliza células del hipocampo, una parte del cerebro fundamental en muchas áreas cognitivas, de memoria y de aprendizaje.

El estudio mostró que el tratamiento de las células del hipocampo humano con EPA o DHA antes de exponerlas a los mensajeros químicos involucrados en la inflamación, llamados citocinas, previno el aumento de la muerte celular y la disminución de la neurogénesis. Ambos impactos se habían observado previamente en células expuestas a citocinas solas.

Investigaciones adicionales confirmaron que estos efectos estaban mediados por la formación de varios mediadores lipídicos clave producidos por EPA y DHA, a saber, ácido hidroxieicosapentaenoico (HEPE), ácido hidroxidocosahexaenoico (HDHA), ácido epoxieicosatetraenoico (EpETE) y ácido epoxidocosapentaenoico (EpDPA), y estos fueron detectados por primera vez en neuronas del hipocampo humano.

La profesora Anna Nicolaou, profesora de Química Biológica en la Facultad de Ciencias Médicas y Humanas de la Universidad de Manchester, quien dirigió el equipo que midió los mediadores de lípidos mediante espectrometría de masas, explica que “los mediadores de lípidos que nuestra investigación identificó se descomponen en el cuerpo relativamente rápido, lo que significa que pueden estar disponibles solo por un tiempo relativamente corto. Al probar el efecto de los inhibidores de las enzimas involucradas en el metabolismo de los AGPI omega-3, demostramos que podemos mejorar en gran medida el tiempo que pueden tener un efecto en el cuerpo y, en última instancia, aumentar su eficacia. Esto es muy importante para el desarrollo de nuevos tratamientos y significa que los pacientes podrían recibir dosis más altas de EPA y DHA junto con estos inhibidores enzimáticos para aumentar la cantidad de estos importantes compuestos en la sangre con el tiempo”.

Muestra pequeña

El estudio evaluó a 22 pacientes con depresión mayor que recibieron 3 gramos de EPA o 1,4 gramos de DHA al día durante doce semanas. Los metabolitos lipídicos de EPA y DHA se midieron en su sangre antes y después del tratamiento con AGPI omega-3, junto con una puntuación de sus síntomas depresivos. En ambos grupos de pacientes, el tratamiento con EPA o DHA se asoció con un aumento en sus respectivos metabolitos y una mejora significativa en los síntomas depresivos: una reducción promedio en las puntuaciones de los síntomas del 64% y 71% en los grupos de EPA y DHA, respectivamente. Además, los niveles más altos de los mismos metabolitos identificados en los experimentos in vitro se correlacionaron con niveles más bajos de síntomas depresivos.

Los resultados del estudio indican que los mediadores de lípidos bioactivos producidos por la descomposición de EPA y DHA en el cuerpo podrían ser un mecanismo para reducir la depresión y la inflamación, pero es necesario garantizar que sus efectos se prolonguen para tener éxito.