Pandemia
¿Deben las embarazadas vacunarse de la gripe y de la Covid-19?
Los riesgos de complicaciones y mortalidad se disparan en gestantes ante una infección por SARS-CoV-2 y el virus estacional
España puede presumir, y presume, de tener uno de los índices de vacunación frente a la Covid-19 más elevados de Europa, con más del 75% de la población protegida frente al SARS-CoV-2. Sin embargo, en el grueso de esa cifra hay algunos flecos que resultan muy preocupantes. Es el caso de las embarazadas, «un colectivo con el que no se trabajó bien la comunicación institucional al inicio de la campaña y que sigue por detrás de las tasas de inmunización que serían deseables. Según nuestras evaluaciones, en julio apenas un 10% de las gestantes había recibido el pinchazo. Ahora ha mejorado, pero, a falta de analizar los datos de septiembre, nuestra sensación es que esa estimación podría ser más de la mitad de las futuras mamás», advierte Óscar Martínez, especialista del Servicio de Ginecología del Hospital Puerta de Hierro de Madrid e investigador principal del registro ObsCovid en España.
Ese insuficiente porcentaje de inmunización contrasta, sin embargo, «con el gran repunte que se alcanzó en la vacunación de la gripe en el otoño-invierno pasado, hasta el punto de que se duplicó la tasa habitual de inoculación en mujeres embarazadas, alcanzando el 80%, frente al 43% que se logró la temporada anterior, que ya de por sí fue un dato bueno», detalla Martínez, quien insiste en que «las gestantes suelen estar muy concienciadas con todo aquello que implica proteger la salud de su bebé, pero en esta ocasión el desconocimiento, el miedo y la inseguridad que trasladan algunos profesionales, que no recomiendan claramente la vacuna frente a la Covid-19, parecen pesar más en la balanza».
Es ahí donde reside uno de los graves errores de la gestión de la pandemia en nuestro país, ya que, tal y como advierte Inmaculada Cuesta, matrona y secretaria de la Asociación Nacional de Enfermería y Vacunas (Anenvac), «por precaución, durante los primeros meses los sanitarios no han favorecido la inoculación de las gestantes, dejando en su mano la decisión final, lo que además genera mucha ansiedad por todas las dudas existentes. Ahora la evidencia científica ya es clara y sabemos que el pinchazo resulta totalmente seguro no sólo para la mamá, sino que incluso es protector para el bebé, pero ya se ha creado una atmósfera de confusión que resulta difícil de contrarrestar. Ahora muchas más mujeres están interesadas, pero nos enfrentamos al problema de que el sanitario no está bien informado ni formado acerca de ello».
Ejemplo de ello es Alba, de 38 años y embarazada de mellizos en el tercer trimestre de gestación. «Mi ginecóloga ha sido muy dubitativa en la mayoría de las consultas y ahora no me ha insistido en la necesidad de inmunizarme. Estoy a favor de las vacunas, pero en este caso reconozco que me genera mucho temor la idea de inocularme antes de dar a luz por lo que pueda provocar a largo plazo. Mi idea es pincharme una vez que los bebés hayan nacido», confiesa la joven. Sin embargo, Amós García Rojas, presidente de la Asociación Española de Vacunología, es tajante: «La seguridad ya está demostrada y la indicación es absolutamente necesaria para todas las gestantes, pues ante una infección por SARS-CoV-2 el riesgo de complicaciones resulta muy elevado».
Ahora que llega el otoño y volvemos a hablar de gripe, a esa confusión se suma, además, la creencia popular de que vacunarse frente al virus estacional puede ser un escudo suficiente para el SARS-CoV-2. Lo cierto es que el pinchazo que se inyecta para esquivar la influenza sí ejerce una protección contra los síntomas más graves de la Covid-19, tal y como demostró una investigación científica de Estados Unidos publicada el mes pasado en la revista especializada «PLOS One», pero no es suficiente.
Según el trabajo –el más amplio realizado hasta ahora a ese respecto, tras analizar datos de casi 75.000 pacientes–, la vacuna contra la influenza reduce el riesgo de padecer accidente cerebrovascular, sepsis y trombosis venosa profunda en pacientes con coronavirus. Además, también contribuye a reducir, de forma significativa, las probabilidades de que los contagiados por Covid tengan que acudir a urgencias o ser ingresados en una unidad de cuidados intensivos.
Sin embargo, los expertos consultados son rotundos: «Eso no quiere decir que la vacuna de la gripe nos proteja del contagio del SARS-CoV-2, sino de su gravedad, ya que no existe ninguna relación entre la inmunidad que logra una y la otra, más incluso cuando se trata de mujeres embarazadas, cuyo sistema inmunológico puede estar algo más alterado como consecuencia de la gestación», advierte Carmen Martín, vocal de la Sociedad Española de Inmunología (SEI), quien insiste en «la necesidad de protegerse frente a los dos virus y ponerse ambas vacunas durante el embarazo».
La Covid-19 copa todas las miradas y las gestantes son un grupo delicado en cuanto a protección se refiere. Sin embargo, en la balanza de riesgos y beneficios el resultado no deja lugar a dudas: «La infección por SARS-CoV-2 en mujeres de entre 30-40 años implica un riesgo de mortalidad del 0,28% por mil habitantes, pero ese porcentaje se dispara hasta el 3% cuando se trata de mujeres de la misma edad en situación de gravidez, lo que deja bien claro la importancia de la vacunación frente al coronavirus. Y sin llegar a esos extremos, no hay que olvidar que la infección en esta etapa aumenta hasta en diez puntos el riesgo de necesitar una UCI, de provocar neumonía grave, preeclampsia y de un parto prematuro», aclara Martínez.
Y si la Covid-19 es grave en el embarazo, la gripe no se queda atrás, de ahí que la portavoz de la Asociación Nacional de Enfermería y Vacunas haga hincapié en que «el virus estacional forma parte del calendario vacunal prioritario en las gestantes porque se han demostrado ampliamente los beneficios que aporta, así como la tosferina, pautada entre las semanas 28 y 32 del embarazo. Resulta determinante que las futuras mamás tengan la cartilla vacunal completa, porque eso puede evitar complicaciones para su salud y la de los recién nacidos».
Más vulnerables ante la gripe
De hecho, según recuerda Cuesta, la gripe no es baladí durante la gestación, ya que se ha confirmado que «aumenta el peligro de complicaciones graves, más aún cuando existen factores de riesgo previos como diabetes, asma o EPOC. Así, las gestantes son cinco veces más propensas a ser hospitalizadas por enfermedad respiratoria durante la temporada de gripe y presentan cuatro veces más probabilidades de parto prematuro. Sabemos que, si la infección se da en el primer trimestre, existe un aumento de malformaciones cardiacas, labio leporino y defectos del tubo neural en los bebés, mientras que si la infección se produce durante el segundo o tercer trimestre la consecuencia directa es un mayor número de abortos y partos prematuros, con las posibles secuelas que eso puede dejar a largo plazo en el bebé».
Por ello, con el inicio de la campaña de vacunación de la gripe, prevista para mediados de octubre, el mensaje de los profesionales es rotundo: «Este año, como todos, pero si cabe con mayor razón, resulta imprescindible que las gestantes también se vacunen frente a la gripe, porque se espera que será más agresiva, después de que el virus haya estado ‘’dormido’' estos últimos meses como consecuencia de las medidas de protección impuestas por la pandemia», advierte Martínez. Para ello, resulta clave que la comunidad médica también sea consciente de esta importancia, «pues desde las consultas no siempre se insiste a las mujeres en esta práctica. Los sanitarios debemos ser los primeros prescriptores de ello», lamenta Cuesta. Así, la doble vacunación de Covid-19 y de gripe permitirá a las gestantes estar doblemente protegidas, «pues la suma de ambas potencia el sistema inmune evitando una sobreinfección añadida», concluye la vocal de SEI.
Inmunidad gripal en niños
El Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (CAV-AEP) ha incluido ese año, como novedad, la recomendación de vacunación antigripal infantil universal en niños de entre seis meses y cinco años al proporcionar al niño protección individual frente a la infección gripal y favorecer la familiar y comunitaria. Dos razones justifican este nuevo consejo: la dificultad para elegir cepas virales para la inmunización de esta temporada y la ausencia de estímulos inmunológicos por el descenso de casos de gripe durante el pasado otoño-invierno.
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