Entrevista

Eva Durán: «Cuidar las plantas es una forma terapéutica de autocuidado»

Precursora del «plantfulness» y autora del libro “Plantas para ser feliz”

Eva Durán
Eva DuránEmma Espejo PhotographyEmma Espejo Photography

¿Qué es el «plantfulness»?

Es una práctica que te conecta con el momento presente (conocido como mindfulness), pero con la ayuda de las plantas. Es una especie meditación activa, de yoga mental, que cualquiera puede integrar en su vida y beneficiarse de sus efectos de forma muy sencilla y rápida. Es una situación física (te encuentras con tus plantas), emocional (sientes cosas estando con ellas) y mental (tu química cerebral mejora). Por eso puede tener muchas definiciones, porque cada persona lo vive desde la experiencia transformadora que le produce. Aunque siempre hay algo en común: al estar con tus plantas el tiempo parece que se detiene, la mente se resetea, el ruido interior se apaga… Es como un oasis en medio de la vorágine del día a día.

¿Qué beneficios aporta a nuestra salud?

Está demostrado por la Neurociencia que la meditación y el mindfulness tienen efectos muy positivos para nuestra salud química, neuronal y emocional. También hay datos reveladores de muchísimos estudios que se han hecho en personas enfermas de estrés o ansiedad que han mejorado cuando han entrado en contacto con la Naturaleza. El «plantfulness» une el mindfulness y la Naturaleza. Pero además, una de las ventajas añadidas es que no se ha de entrenar tanto como otras prácticas de meditación más introspectivas. Se puede sentir sensación de bienestar con unos pocos minutos de «paseo» por tus plantas, renovar tu energía y calmar tu mente.

¿Cómo se le ocurrió este concepto?

Empecé a utilizar este término allá por mayo del 2019. Me surgió esa palabra cuando trataba de analizar lo que sentía cuando contemplaba o cuidaba mis plantas... me pareció ideal. Empezó a ser parte de mi forma de entender la relación con mis plantas. Al hablar sobre ello, muchas personas de mi comunidad vieron claro que ellas se sentían igual, y sucedió la magia. Dos años y algunos meses después, este «nuevo vocablo» se ha propagado y ha echado raíces en las vidas de muchas personas de todo el mundo.

¿Una persona es más feliz con plantas que si no las tuviera?

Yo concibo la felicidad como momentos en los que sientes esa calma indescriptible, alegría o cualquier emoción que te lleve a una sensación de bienestar. Tengo la convicción de que cada persona debe intentar conectar con aquello que le pueda ayudar a sentir esa felicidad. Si el hecho de tener plantas te motiva a parar un rato, dedicarte a la simple contemplación y a conectar con la sencillez y la calma, creo firmemente sí, que convivir con plantas es muy positivo cuando lo haces desde una posición de soltar el control y dejarse llevar por los ritmos de la Naturaleza.

¿Ha notado un mayor interés por esta práctica durante la pandemia?

Absolutamente sí. Al estar en confinamiento obligatorio nos hemos dado cuenta de que vivimos en ciudades demasiado grises y en viviendas con poca luz natural, y la falta de vitamina N (de naturaleza) nos ha llegado a preocupar y a afectar sobretodo emocionalmente. La solución más fácil y rápida fue introducir plantas en casa como conexión directa a la sensación de estar más en equilibrio con esa falta de desnaturalización que hay en nuestro día a día.

Tiene muchos seguidores en redes. ¿Qué le dicen los que siguen esta «terapia»?

Siempre que pregunto a las personas por qué les gusta tener plantas en sus casas las respuestas son casi idénticas y se repiten: nos dan paz, serenidad, hacen hogar, son refugio, nos conectan con la Naturaleza, cuidan de nosotros mientras cuidamos de ellas, nos relajan, nos calman, embellecen, decoran, nos hacen olvidar los problemas, ayudan a relajarnos tras un día lleno de trabajo… Incluso personas con ansiedad y depresión me han compartido que cuidar o simplemente observar sus plantas les ha ayudado en momentos delicados o de crisis. Sin duda, cuidar plantas desde la perspectiva de la autocompasión, el no juicio y el «plantfulness» es una forma terapéutica de autocuidado al alcance de todos.

Y una persona a la que se le mueren hasta los cactus, ¿se puede beneficiar de esto?

¿Y a quién no se le ha muerto un cactus? Hace poco hice una encuesta en Instagram y resultó que el 92% de las personas que han tenido cactus reconocen que se les ha muerto alguno. Así que ¡podemos quitarnos esa etiqueta de mataplantas! En mi opinión, toda persona que se lo proponga puede aprender a entender el lenguaje de las plantas. Ya solo el hecho de observarlas e intentar descifrar sus señales es una buena actividad «plantfulness».

¿Qué actividades propone para cuidarnos cuidando nuestras plantas?

Hay muchísimas actividades en las que podemos poner en práctica el «plantfulness». Dependiendo del tiempo del que dispongas en cada momento, puedes acudir a tu rincón verde y simplemente contemplar de forma tranquila las hojas, colores y texturas de tus plantas. Puedes acompañarlo de tu bebida favorita y algo de música. En pocos minutos el tiempo parecerá detenerse y la maraña de pensamientos que traías en la mente se irá deshaciendo. Otras prácticas que requieren trabajar con las manos pueden ser actividades como hacer mezclas de sustratos para trasplantar tus plantas, hacer esquejes para conseguir nuevas plantas, aprender el arte de las kokedamas, hacerte un mini invernadero que huela a musgo, y muchas otras actividades que propongo en el libro «Plantas para ser feliz».