Alimentación
¿Cómo mejora la comida el trastorno por déficit de atención e hiperactividad en los niños?
Los menores con TDAH tienen un mayor riesgo de desarrollar obesidad, ya que suelen presentar una baja adherencia a un patrón alimentario saludable
Mantener una buena alimentación resulta fundamental para cualquier persona y en todas las etapas de la vida. Sin embargo, un menú saludable es, si cabe, aun más determinante cuando hay una patología de base durante la infancia, pues garantizará una mejor salud en la edad adulta. Y eso es precisamente lo que ocurre en los menores con trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), en quienes aumentar la ingesta de frutas y verduras de forma generalizada les ayuda a disminuir los problemas de la falta de atención que sufren, tal y como confirma un estudio científico realizado por investigadores de la Universidad Estatal de Ohio (EE UU) y publicado en la revista científica «Nutritional Neuroscience».
En concreto, «los niños que consumían más frutas y verduras manifestaban síntomas menos graves de falta de atención, por lo que comer una dieta saludable puede ser una forma de reducir algunos de los síntomas del TDAH», asegura Irene Hatsu, coautora del estudio. Pero este último trabajo no es el único que marca esta dirección, ya que una investigación previa publicada en «Journal of the American Academy of Child and Adolescent Psychiatry» comprobó que los pequeños que tomaron un suplemento de vitaminas y minerales de 36 ingredientes tenían tres veces más probabilidades de experimentar una mejora significativa en sus síntomas de TDAH y falta de regulación emocional que quienes recibieron un placebo.
Todo esto lleva a pensar a los científicos que el TDAH está relacionado con niveles bajos de ciertos neurotransmisores en el cerebro, razón por la que las vitaminas y los minerales se convierten en una pieza fundamental del abordaje de esta patología.
¿Qué hay que comer para mejorar el TDAH?
El TDAH es un trastorno del neurodesarrollo «que se caracteriza por síntomas de inatención y/o hiperactividad-impulsividad, ocasionando un impacto en los distintos ámbitos en los que el niño se desenvuelve. En función del tipo de síntomas que presenta podemos hablar de un perfil puramente inatento, otro más hiperactivo-impulso y finalmente un perfil mixto», explica Cristina Vidal, psicóloga clínica de la Clínica Universidad de Navarra, quien detalla que «la prevalencia estimada en España se sitúa entre el 5-7%».
Aunque falta evidencia científica acerca del impacto de la dieta en este trastorno, existen algunas cuestiones en las que los expertos coinciden: «Hay ciertos alimentos que pueden ayudar a estabilizar los niveles de energía y azúcar en sangre, lo que lleva a una mejora de la concentración, así que podrían beneficiar a personas con TDAH. Pueden ser, por ejemplo, los alimentos ricos en proteínas, ya que éstas son esenciales para el cerebro y su papel en los neurotransmisores y para prevenir los picos de glucosa en sangre. Es el caso de las legumbres, los huevos, las carnes o los pescados, así como los alimentos ricos en hidratos complejos como pasta, arroz, frutas y verduras. Si además son integrales mucho mejor», asegura Eva Pérez, miembro del Consejo General de colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas.
Tal y como apunta la dietista-nutricionista, «el consumo de frutas y verduras siempre es importante. Algunos estudios relacionan el TDAH con niveles bajos de ciertos micronutrientes, incluyendo hierro, magnesio, zinc, vitamina B6 y vitamina D. Entre ellos, se estudia mucho el consumo de zinc y de hierro, pero no se ha concluido en estudios si la suplementación es adecuada o no. Deberíamos estudiar el caso de cada niño». Una opinión que también defiende Vidal, quien insiste en que «se ha comprobado que los niños diagnosticados de TDAH tienen un mayor riesgo de desarrollar obesidad, ya que suelen presentar una baja adherencia a un patrón alimentario saludable, con mayor apetencia por alimentos más procesados o con más azúcar. Se sugiere que un patrón de dieta mediterránea, así como un estilo de vida saludable, podrían ser protectores de cara al desarrollo de TDAH. Sin embargo, la evidencia actual no es del todo concluyente a la hora de establecer el tipo de relación causal que pueda haber entre ambos».
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