Pacientes
Mi hijo tiene un tic: ¿qué hacer y cuándo resulta necesario tratarlo?
Hasta un 23% de menores padece estos espasmos involuntarios que suelen remitir solos en la juventud
Cerrar un ojo, levantar un brazo, mover la nariz y la boca a continuación son algunos de los tics más frecuentes. Antes de que se produzcan, el paciente puede sentir el impulso de hacerlo, un deseo similar a cuando uno tiene ganas de estornudar, y después sentirá un pequeño alivio. De ahí que resulte difícil controlar los tics, sobre todo durante momentos de estrés.
Se trata de movimientos o vocalizaciones súbitas que se producen de forma habitual y que pese a lo que podamos pensar son bastante típicos en la edad infantil. De hecho, aproximadamente hay un 18-23% de niños que padecen esta patologíaque es más frecuente en niños que en niñas (entre tres y cinco veces).
Llamar la atención sobre un tic, especialmente en los niños, hace que este empeore porque no son intencionales por lo que no solo no se frenan con una reprimenda sino que pueden empeorar.
Por eso, en caso de que su hijo tenga un tic es recomendable «acudir a un neuropediatra, psiquiatra infantil o neurólogo especialista en esta patología; identificar las situaciones con las que se desencadena el tic o con las que se intensifica; comunicar a familiares y amigos cercanos lo que le ocurre para que no le regañen o ridiculicen, y realizar actividades con las que aumentar la autoestima del niño y ayudarle a procesar la emoción del nerviosismo o estrés», explica la doctora Erika Torres, jefa del Servicio de Neurociencias del Hospital Quirónsalud Torrevieja.
En su mayoría son transitorios y desaparecerán de manera espontánea sin necesidad de tratamiento. Algunos pacientes que no mejoran en la infancia pueden hacerlo en la adolescencia o en la edad adulta, sobre todo los tics motores y fonatorios simples.
De hecho, «los tics pueden y suelen remitir espontáneamente en la juventud o a comienzos de la edad adulta», asegura el doctor Pedro García Ruiz Espiga, responsable de la Unidad de Trastornos del Movimiento del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, que explica que «es frecuente que las personas con tics sean extremadamente ordenadas o rígidas en su comportamiento con rituales propios curiosos como los que se pueden ver en la película ‘’Mejor imposible’'» en la que Jack Nicholson hace una actuación inolvidable.
Además, «los niños con tics –prosigue el doctor– suelen ser inteligentes, aunque con tendencia a mantener escasa atención y en general, salvo casos infrecuentes, estos movimientos bruscos no suelen representar un problema importante».
De ahí que «en la mayoría de las ocasiones no sea necesario ningún tratamiento farmacológico. Un niño con tics ocasionales o moderados que no supongan un problema escolar significativo no requiere tratamiento con fármacos. Únicamente es necesario tranquilizar a los padres y al niño», incide el doctor.
«Solo cuando los tics son severos o el comportamiento interfiere con las actividades escolares o familiares puede ser necesario un tratamiento médico», precisa.
Algo clave en el caso de los tics complejos y los asociados a patología psiquiátrica. “Este tipo de pacientes pueden fluctuar en la clínica, presentando etapas con un control muy bueno de la sintomatología con etapas de más frecuencia de aparición del tic que en general están asociados con estrés, cansancio, mal descanso nocturno… Realizando un manejo multidisciplinar, estos pacientes tienen una muy buena calidad de vida”, incide la doctora Torres.
«Para el paciente que tiene un tic simple sólo se tratará si este le limita su funcionalidad diaria. En general el tratamiento es farmacológico (neurolépticos, inhibidores de la recaptación de serotonina…). Se aconseja un manejo multidisciplinar con terapia cognitivo conductual para los pacientes con alteración conductual y en algunos casos seleccionados pueden beneficiarse del tratamiento con toxina botulínica. Cuando el paciente es refractario a tratamiento farmacológico se puede plantear la opción de la estimulación cerebral profunda mediante cirugía», detalla la doctora.
Pero antes de llegar a ese extremo hay que tener en cuenta que «el ejercicio y el deporte son siempre oportunos porque ayudan a disolver la ansiedad y el estrés», incide el doctor Ruiz Espina.
Y si la situación no mejora, «los neuropediatras o los neurólogos para los pacientes adultos pueden resolver las dudas que puedan surgir y asesorar a los pacientes con tics», concluye el doctor, que incide en que «es muy importante recalcar que en la mayoría de las ocasiones no es necesario un tratamiento farmacológico».
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