Estudio
Amamantar reduce el riesgo de obesidad en la adolescencia
Solo un mes de lactancia materna ya disminuye los índices de adiposidad en caso de predisposición genética
Hace unas semanas un estudio publicado en la revista científica «The Lancet» estimaba que en 2050 uno de cada seis niños y adolescentes será obeso o tendrá sobrepeso a nivel mundial. La obesidad infantil y adolescente es uno de los mayores desafíos de salud pública global, una tendencia que podría revertirse principalmente con hábitos de vida saludable, y no solo.
Así, la lactancia materna atenúa la predisposición genética a la obesidad en la adolescencia, según se desprende de un estudio liderado por el equipo Genud de la Universidad de Zaragoza (Unizar) y el Instituto de Investigación Sanitaria Aragón.
Los investigadores del artículo, publicado en la revista «Pediatric Obesity», han llegado a esta conclusión tras analizar datos de 715 adolescentes europeos de los que se disponía información completa sobre duración de la lactancia, composición corporal (medida mediante DXA), perfiles genéticos relacionados con obesidad y factores sociodemográficos.
En concreto, el trabajo revela que aquellos adolescentes con alto riesgo genético a la obesidad que fueron amamantados durante al menos un mes tenían unos índices de adiposidad significativamente más bajos que aquellos que nunca fueron amamantados.
También refleja que amamantar durante al menos cuatro meses se relaciona con una menor circunferencia de cintura, un marcador importante de adiposidad abdominal. Y por último, alerta de la constatación de unos índices de adiposidad más elevados en aquellos que nunca recibieron lactancia materna frente a sus pares que sí fueron amamantados.
Unos resultados reveladores, ya que la obesidad es una enfermedad que conlleva consecuencias perjudiciales para la salud desde la infancia hasta la edad adulta, pues el 80% de los niños con obesidad tendrán obesidad también en la edad adulta.
El estudio se enmarca en el proyecto europeo Helena (Healthy Lifestyle in Europe by Nutrition in Adolescence), coordinado por la Universidad de Zaragoza y que cuenta con financiación de la Comisión Europea dentro del VI Programa Marco. Helena estudió el estilo de vida y los factores de salud en más de 3.000 adolescentes de 10 países europeos, aportando una base única para investigaciones como esta.
«Comprender cómo intervenciones tempranas, como la lactancia materna, pueden contrarrestar la predisposición genética es clave para diseñar estrategias efectivas de prevención», destaca en un comunicado de Unizar la investigadora Iris Iglesia.
El equipo científico empleó un genetic risk score (GRS) para obesidad, basado en 21 variantes genéticas previamente identificadas en otros estudios. Cada variante contribuía al puntaje total según su relación con el riesgo de obesidad, proporcionando una medida integrada del riesgo genético individual.
El estudio identificó una interacción significativa entre la duración de la lactancia materna y el GRS para obesidad en varios parámetros de composición corporal, incluso tras ajustar por factores como el estatus socioeconómico, la calidad de la dieta y la actividad física.
Los resultados de este estudio científico, que lleva por título «Interaction between breastfeeding duration and an obesity genetic risk score to predict body fat composition in European adolescents: The Helena study», destacan el papel protector de la lactancia materna frente al desarrollo de obesidad, especialmente en adolescentes con alta predisposición genética.
Promover y apoyar la lactancia materna desde el nacimiento podría ser una estrategia clave para mitigar los efectos adversos de la genética y prevenir la obesidad infantil y adolescente, contribuyendo a mejorar la salud pública, tal y como refleja este estudio.