Psicología

¿Cómo enfrentarse a la silla vacía en Navidad?

Los más afortunados disfrutarán de los suyos; para otros, es un recordatorio de las ausencias

Personas ausentes en Navidad
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La Navidad ya está aquí. Por lo general, es una época que mucha gente vive con ilusión. Sin embargo, hay personas a las que estas fechas les resultan indiferentes y para otros es uno de los momentos más difíciles del año, ya que tienen que afrontar la ausencia de aquellos seres queridos que ya no están.

Intentar mantener las tradiciones para «hacerles» más presentes puede ayudar, y con el tiempo así es, pero sentarse a la mesa rodeados de nuestros seres queridos, sobre todo si es la primera vez, puede hacer que nos fijemos sobre todo en su ausencia. Es lo que se denomina la «silla vacía». Pero, ¿cómo afrontar las primeras navidades sin un ser querido? ¿Qué podemos hacer?

«La reacción natural es huir y cambiar el escenario. Es una respuesta que inicialmente puede ser adaptativa, pero que con los años no solo no ayudará a afrontar la pérdida del ser querido, sino que vaciará de sentido nuestra existencia en estos días del calendario», explica la doctora Raquel Calero, de la Unidad de Psicooncología del Hospital Quirónsalud Infanta Luisa, en Sevilla.

Por eso, «los expertos recomendamos a todas las personas con pérdidas recientes que expresen abiertamente su situación emocional, su opinión y deseo respecto a la celebración de las fechas», explica la doctora.

En este sentido, organizar una reunión familiar previa puede, según Calero, «ayudar a tomar una decisión con respecto a su celebración con todos los miembros de la familia, incluidos niños y adolescentes. Es muy importante que ellos también puedan expresarse emocionalmente y se les dé la posibilidad de opinar acerca de cómo quieren vivir esta etapa».

Y, aunque la opción elegida sea la no celebración, «evitar el aislamiento», incide la experta.

Para sobrellevar mejor esta situación, además de reconocer y expresar lo que sentimos, es importante «recordar al ser querido. No hay que evitar hablar de la persona que se ha ido, sino recordarla con cariño y gratitud. Podemos compartir anécdotas, fotos, vídeos o canciones que nos traigan buenos recuerdos», explica Paula Orúe Rodríguez, psicóloga del equipo de Empresa Saludable de Quirónprevención.

Es importante darnos tiempo. «No hay que forzarnos a seguir las mismas costumbres de siempre si nos resultan dolorosas o vacías. Podemos cambiar algunos aspectos, como el lugar, el menú, la decoración o los regalos, para darle un nuevo sentido a la celebración», añade Orúe.

Ahora bien, también habrá personas a las que precisamente celebrar las navidades tal y como se hacía cuando el ser querido estaba entre ellos les ayudará. Y es que es importante «respetar nuestro ritmo y nuestras necesidades», precisa la psicóloga Orúe.

Es normal que nos cueste hacer planes o disfrutar de las cosas que antes hacíamos con ellos. Lo importante no es ir a ver las luces, aunque sea solo, o cenar con toda la familia, «podemos hacerlo, pero sin forzarnos a sentir lo mismo que antes. Depende de cómo nos sintamos y de lo que nos apetezca hacer. Lo importante es ser sinceros con nosotros mismos y con los demás, y no hacer nada por obligación o por complacer a nadie», recuerda Orúe.

De modo que siempre podemos ir a ver las luces, aunque sea solos, y recordar con cariño los momentos que compartimos con esa persona o invitar a alguien a que nos acompañe si nos sentimos más cómodos o no hacerlo.

Y, si no sabemos qué hacer o cómo nos vamos a sentir, podemos, según Orúe, ser flexibles y adaptarnos al momento. Podemos ir a ver las luces o a la cena, pero sin comprometernos a quedarnos todo el tiempo. Podemos decir que vamos a probar y que si nos sentimos mal o incómodos, nos iremos. También podemos pedir ayuda si lo necesitamos».

Las más difíciles de aceptar

En cuanto a las ausencias de los más pequeños, son las más difíciles de aceptar. «Se trata de una pérdida que rompe el orden natural de la vida y que genera un profundo dolor y una gran impotencia. No hay palabras ni consuelos que puedan aliviar el sufrimiento de los padres, los hermanos o los abuelos que pierden a un niño. Pero, hay algunas herramientas que pueden ayudar a sobrellevarlo y a seguir adelante», explica Orúe Rodríguez.

La primera, buscar apoyo profesional para ayudarnos a expresar y gestionar nuestras emociones, a afrontar los cambios que se producen en nuestra vida y en nuestra familia, y a encontrar un sentido a nuestra existencia.

También es importante buscar apoyo social, ya que el duelo por la pérdida de un hijo puede provocarnos un aislamiento y una incomunicación con nuestro entono. Puede ser útil participar en grupos de autoayuda o asociaciones de padres que han pasado por lo mismo.

La psicóloga de Quirónprevención también recomienda buscar apoyo espiritual, ya que el duelo por la pérdida de un hijo puede «cuestionar nuestra fe y nuestros valores, o puede reforzarlos y darles un nuevo significado» y si perdemos el interés o el sentido por la vida, «buscar apoyo vital».

Acompañar y escuchar en el proceso de duelo

Para ayudar a alguien en estos duros momentos, es importante «estar presentes y disponibles. No hay que alejarse ni ignorar a la persona que sufre la pérdida, sino estar cerca. Podemos llamar, visitar, escribir o hacer lo que consideremos para mostrar nuestro interés y preocupación», explica la psicóloga.

También es importante escuchar y comprender. En este sentido, «no hay que hablar ni aconsejar demasiado».

También podemos ayudar acompañando y respectando el ritmo de la persona, «adaptándonos a sus necesidades y preferencias sin presionar, forzar, invadir o controlar».

Y por último, la experta recomienda «no sobreproteger a la persona, sino ayudarle en lo que nos pida y podamos, sin hacerlo todo».