Opinión
Depredadores emocionales: una patología silente
«Lo que pretenden principalmente es absorber la energía positiva de las víctimas»
Normalmente, se suele dar más valor y, por tanto, se pone más interés desde el punto de vista de la divulgación científica a las patologías y/o enfermedades de origen orgánico y que sean visuales, pero hay que decir en estos momentos que hay un gran número de persona que padecen patologías llamadas sociales, psicológicas y psiquiátricas que son muy frecuentes pero que, por motivos obvios, se diagnostican tarde (son en muchos casos de difícil diagnóstico) y, por lo tanto, la terapéutica es más dificultosa.
Dentro de este tema que traemos a colación hoy nos centramos en los depredadores emocionales, una patología muy frecuente y muy silente que hace mucho daño a quien lo sufre y a quien hace sufrir. Se caracteriza por personas (hombres o mujeres) manipuladoras que buscan sobre todo controlar y destruir a sus victimas a través de un proceso de acoso moral y maltrato psicológico (generalmente personas envidiadas por el depredador). Ellos y ellas pueden ser de cualquier edad y sexo, de cualquier estatus social o cultura y, además, tienen una característica muy peligrosa, y es que parecen ser normales aunque en realidad son egoístas, tacaños y peligrosos por su actuación soterrada.
Lo que pretenden es absorber «la energía positiva» de las víctimas y hacerlas sentir inferiores y débiles.
Los depredadores emocionales suelen actuar por tanto de una forma sutil, silente y utilizando encantos y estrategias como la seducción, el chantaje emocional, la crítica feroz y el abuso verbal para conseguir sus objetivos. Por tanto, estas personas pueden ser encontradas frecuentemente en los entornos cercanos de quien lo sufre, como la familia, la pareja o los amigos, y se suelen aprovechar de la confianza inherente a estos lazos para manipular a las víctimas con más facilidad.
Cuando buscamos bibliografía para comprender mejor este cuadro tan frecuente, tan sutil y tristemente tan ignorado por su dificultad diagnóstica, todas coinciden en varias cosas: narcicismo; se sienten superiores y necesitan ser admirados; en tercer lugar, egoísmo, pues buscan beneficios propios sin importarle lo que tengan que hacer para conseguirlo; manipulación, ya que utilizan estrategias para controlar y dominar a las víctimas; tacañería, pues no están dispuestos a compartir ni a dar, y, en sexto lugar, falsedad, ya que no muestran su verdadera cara y pueden ser muy camaleónicos.
Toda la bibliografía al respecto coincide con que los depredadores emocionales suelen escoger a sus víctimas en personas bondadosas, optimistas y generosas que se sienten inferiores y débiles después de ser atacadas. Los depredadores emocionales suelen ser identificados por su comportamiento manipulador, su falta de empatía y la necesidad de controlar las situaciones.
En un artículo reciente de Alicia Valverde Romero, publicado en el blog «Relatos Cruzados», describe brillantemente y con certeza el camino que debe atravesar una víctima que decida abandonar a su depredador. La sutileza que normalmente tienen estos depredadores psicológicos hace que pueda ser muy dificultosa su localización y detección con lo cual tienen mucho tiempo para haber hecho un daño muy importante y, como suelen ser cercanos, como familiares o parejas, su localización y neutralización es dificultosa. También se les llama «vampiros emocionales» porque lo que pretenden es desmoronar psicológicamente a su víctima, despojándola de todos sus vínculos así como sus potencialidades y virtudes, de tal forma que terminan por aislarla haciendo que dependa emocionalmente de él o ella. Una vez especificado que un depredador emocional es una persona que para sustentarse a sí mismo necesita tanto de la atención de los demás como de las reacciones emocionales que los otros transmiten en su presencia. El tremendo vacío que ellos tienen les crea inevitablemente una fachada de un «yo grandioso» que tiene como propósito seducir a todas las personas que estos crean convenientes y así cumplir sus objetivos más perversos y crueles a modo de ascender en la pirámide social y así estar en posición de poder.
Algo importante a recordar es que los depredadores emocionales son tremendamente vengativos cuando alguien les hace daño o ellos interpretan que se lo hacen, sea o no de forma inconsciente. Y también hay que destacar que la vida de estos depredadores, en general, suele ser nefasta y que les da derecho a hacer lo que les da la gana. A los depredadores emocionales se les considera mitómanos altamente peligrosos, por lo que son capaces de inventarse toda una vida para poder cazar a sus presas, siempre en beneficio propio.
Producto de todo lo anterior es importantísimo tener en cuenta esta conducta, detectarla a tiempo para que el daño no sea irreparable en los depredados y así liberarlos y poner sobre la mesa qué hacer con ellos o ellas y cómo tratarlos. Basta ya.
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