Salud renal

Esto es lo que pasa en los riñones cuando tomas café todos los días

La cafeína, conocida sustancia por sus propiedades diuréticas, reduce considerablemente el riesgo de lesiones renales

¿Por qué debes esperar un tiempo después de despertarte para tomarte el café?
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Somos muchos los que empezamos la jornada con una buena taza o vaso de café. Además, muchos seguro que repiten a lo largo del día. La bebida número uno de los países occidentales está de forma omnipresente en nuestro entorno, así que cabe preguntarse de qué manera puede afectar a nuestra salud.

Por fortuna, se saben muchas propiedades saludables de su ingesta, y parece que las contradicciones son pocas. Una cuestión de especial importancia es el efecto que tiene en la salud renal, ya que algunos estudios han asociado el consumo excesivo a un mayor riesgo de padecer ciertos problemas de salud.

Las evidencias

Son varias las investigaciones que han determinado que el consumo de café es beneficioso para los riñones. Según la revista Kidney International Reports, se llegó a la conclusión de que el consumo diario de café reduce hasta un 15% el riesgo de lesión renal aguda. Dicha disminución, era menor en quienes beben dos o tres tazas de café diarias.

Del otro lado, un trabajo publicado en por JAMA Network Open asoció el consumo abundante de café con mayores probabilidades de desarrollar hipertensión, en especial, en personas que metabolizan la cafeína lentamente debido a una característica genética que se encuentra en la mitad de la población mundial.

Las contraindicaciones

El café posee varios componentes activos, entre los que destaca la cafeína. Lo que puede explicar, en parte, algunos de sus muchos efectos, que además pueden impactar de manera diversa en distintas personas.

Por su parte, la cafeína actúa como un diurético, estimulando la producción de orina y ayudando a nuestro organismo a equilibrar sus niveles de fluidos y minerales como el sodio o el potasio en el propio tejido renal.

Contrariamente, la cafeína también tiende a aumentar la tensión arterial, aumentando el riesgo cardiovascular además de dañar los vasos sanguíneos de los riñones, afectando a su funcionamiento.