Salud

Los humanos provocan que un parásito presente en las cacas de gato se propague con rapidez

La presencia humana contribuye a aumentar las tasas de T. gondii en las poblaciones felinas

Colores que ven los animales
¿En qué colores ve el mundo nuestro gato?Kavowo/PixabayKavowo/Pixabay

Si tiene un gato, quizás habrá oído que es muy probable que su felino sea un huésped vivo del Toxoplasma gondii, un parásito potencialmente letal capaz de infectar a muchos tipos de animales de sangre caliente. Por desgracia, eso incluye a los humanos. Cuando son infectadas por el parásito, las personas pueden contraer toxoplasmosis. En su forma más leve, la enfermedad provoca síntomas parecidos a los de la gripe, y es raro que las personas con sistemas inmunitarios fuertes sientan algo más que dolores musculares, fiebre, fatiga y dolor de cabeza.

Pero, a veces, la toxoplasmosis puede causar problemas peores, como convulsiones y otros problemas neurológicos. En el peor de los casos, puede provocar la muerte. Aunque no es fácil de asimilar, se trata de un efecto secundario de tener un gato, ya que nuestro felino puede albergar el parásito durante una fase de su ciclo vital en la que es un ooquiste (un quiste tisular). En ella el parásito está "dormido" y no es preocupante: los gatos eliminan estos ooquistes a través de sus heces. El problema es que puede propagarse a otros huéspedes y seguir adelante con su ciclo vital, pudiendo inducir toxoplasmosis a través de la infección.

Hasta ahora, nuestro conocimiento del parásito se centra sobre todo en las poblaciones de gatos domésticos. Pero los gatos salvajes, callejeros y asilvestrados también son capaces de diseminar el parásito. ¿La novedad? Resulta que la presencia humana contribuye a aumentar las tasas de T. gondii en estas poblaciones. Un nuevo estudio realizado por científicos de la Universidad de California ha descubierto que los gatos salvajes y asilvestrados eliminan más parásitos en zonas cada vez más pobladas por personas.

Esto pone de manifiesto que el aumento de la población humana está contribuyendo a agravar la propagación de este patógeno. Además, los hallazgos (publicados en la revista científica PLOS One) muestran el papel que el cambio climático también puede desempeñar en el aumento de las tasas de T. gondii en gatos salvajes por los cambios bruscos de temperatura, incluso si las poblaciones humanas en una zona son bajas.

"Los cambios climáticos o las actividades humanas pueden afectar a la transmisión de la enfermedad de formas que aún no comprendemos del todo", escriben los autores del estudio. "En nuestro estudio podemos ver cómo estos factores pueden estar asociados con cambios en la excreción de Toxoplasma por los gatos, lo que a su vez puede afectar al riesgo de exposición de personas y animales salvajes vulnerables".

Los investigadores de UC Davis llegaron a sus conclusiones analizando conjuntos de datos de 47 estudios previamente revisados por pares sobre poblaciones de gatos salvajes y domésticos. Los datos eran globales, y los investigadores estudiaron detenidamente las formas en que se ha observado que los seres humanos interactúan directa e indirectamente con las poblaciones de gatos salvajes, al tiempo que analizaban su relación con la excreción de T. gondii en estos animales.

Lo que descubrieron fue que la excreción de ooquistes de T. gondii entre los gatos salvajes era mayor en los lugares más densamente poblados por humanos. También se observó que las fluctuaciones de temperatura más frecuentes a lo largo del día se asociaban a mayores tasas de excreción del parásito en gatos domésticos, y que las temperaturas más altas y secas provocaban una menor excreción en gatos salvajes.

Los autores advierten que no se pueden extraer conclusiones causales del estudio. Pero sí subrayan que los responsables políticos harían bien en tener en cuenta los datos a la hora de formular estrategias de gestión de las poblaciones de gatos salvajes para detener la propagación de T. gondii, un patógeno muy peligroso, especialmente en mujeres embarazadas.