Laureano Molins, el experto catalán que quiere «acorralar» al tabaco y aumentar su precio

El presidente de la Asociación Contra el Cáncer de Barcelona y especialista en cirugía torácica, el doctor Laureano Molins, ha hecho un llamamiento a «acorralar» al tabaco mediante la tramitación del Plan Integral de Prevención y Control del Tabaco, impulsado por el Ministerio de Sanidad.

El consumo de tabaco es la primera causa de muerte previsible, que registra 63.000 muertos anuales en España y 8 millones a nivel global, según la OMS. A través del Plan Integral de Prevención y Control del Tabaco, el Gobierno propone prohibir fumar y vapear en «determinados espacios comunitarios y sociales al aire libre» y en otros privados en presencia de menores, así como aumentar su precio.

Al respecto, Molins ha afirmado en una tribuna de opinión que el plan antitabaco del Ministerio de Sanidad representa una «oportunidad histórica» para construir el consenso social y político necesario ante lo que califica como «el principal enemigo de la salud pública».

«No podemos esperar más a tomar medidas efectivas para proteger la salud de la población ante el tabaco, con especial énfasis en las personas menores de edad», reclama. Estas medidas pasan por reconocer nuevos derechos ante el tabaquismo y el humo pasivo, así como proporcionar la ayuda necesaria a las personas fumadoras que quieran dejar de fumar.

Además, el doctor advierte de la necesidad de frenar nuevas formas del tabaco (como los cigarrillos electrónicos o vapers), que «se hacen pasar por menos nocivos» e incluso como opciones para dejar de fumar, a los que los jóvenes son especialmente sensibles.

Los datos de la última encuesta ESTUDES, publicados por el Ministerio de Sanidad, constatan que uno de cada cuatro estudiantes de 12 y 13 años declara haber consumido cigarrillos electrónicos alguna vez, cifra que asciende al 54,6% entre los estudiantes de 14 a 18 años.

Desde la Asociación Contra el Cáncer de Barcelona reclaman elevar el coste económico de fumar mediante el incremento de los impuestos sobre el tabaco, reducir su atractivo publicitario, limitar la disponibilidad de estos productos a los más jóvenes y emplazar a las administraciones a ampliar los espacios libres de humo. «Es indispensable unir esfuerzos para llegar a un consenso que nos beneficie a todos», concluye Molins.

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