Opinión

Los médicos vuelven a la carga contra Mónica García

La ministra entró con mal pie y continúa a trompicones

MADRID (ESPAÑA), 05/04/2025.- Vista de la manifestación convocada por la Confederación Española de Sindicatos Médicos (CESM), el colectivo de médicos en Madrid este sábado para reclamar mejoras en su jornada laboral, su modelo retributivo y el fin de las guardias. EFE/ Fernando Villar
Manifestación de los médicos para reclamar mejoras laboralesFERNANDO VILLARAgencia EFE

Siguen revueltas las aguas en la Sanidad española. No acaba de resolverse el conflicto Muface, aún con coletazos no menores con el colectivo de funcionarios en Cataluña, y nos tropezamos ya con las protestas de los médicos, cansados de los planes de un Ministerio incapaz, que no negocia, que diseña la profesión sin contar con los afectados, y en medio de un escenario de agotamiento, falta de recursos y personal, con unos profesionales asfixiados que dicen «basta» de políticas y políticos que exigen mucho, dan poco y piden cada día el milagro de los panes y los peces. Situaciones de sobrecarga, pasillos atestados, listas de espera sin fin. Las cirugías atrasadas se encadenan. Los problemas con los pacientes van a más. Faltan especialistas, anestesistas... Faltan médicos. Los nativos de aquí emigran a otros lares donde les pagan más y están mejor considerados. La ministra hace como quien no quiere ver: no hay problema con la sanidad pública ni con los médicos. Todo va fenomenal.

Pero no, los facultativos protestan por el Estatuto Marco y el decreto 29/2020. Consideran que desmantela la profesión, legaliza el intrusismo, deslegitima el sistema de Formación Sanitaria Especializada, pone en riesgo la seguridad de los pacientes, no reconoce los tiempos reales de trabajo, no aborda la situación de los que hacen guardias de forma voluntaria a partir de los 50 años y no propone, en fin, una retribución justa y adecuada.

Mónica García quiere cambiar las condiciones de trabajo, revisar el Estatuto Marco que lleva más de 20 años en vigor, para introducir novedades como la eliminación de las guardias de 24 horas. La ministra entró con mal pie y continúa a trompicones. El rechazo a su propuesta es unánime y ha hecho levantar la voz a un colectivo cansado de que se le impongan obligaciones sin contrapartidas.