Salud

Vacunación frente a la nueva temporada de gripe que se espera más larga y contagiosa

Algunos cambios genéticos que se están viendo en el virus Influenza A (H3N2) anticipan una campaña potencialmente peligrosa que exige mayor protección

La protección en personas de riesgo resulta crucial
La protección en personas de riesgo resulta crucialEFELA RAZÓN

La gripe ya está aquí un año más, por lo que es fundamental vacunarse. Especialmente en las personas más vulnerables como ancianos, embarazadas, bebés y pacientes crónicos. La buena noticia es que las previsiones para esta temporada son de una intensidad moderada-baja de circulación del virus, según los datos de la última temporada: durante la campaña 2024-2025, el Sistema de Vigilancia de Infecciones Respiratorias Agudas (SiVIRA) registró cifras algo inferiores a la temporada previa, aunque con un periodo epidémico más prolongado. Los grupos más afectados fueron, como suele ser habitual, los niños menores de cinco años y los mayores de 70. Las personas de 60 o más representaron más del 70% de las hospitalizaciones y la gran mayoría de los fallecimientos.

Sin embargo, en estos últimos días ha salido a relucir que la mutación del virus durante el verano ha adelantado esta afección más de un mes y podría ser más perjudicial en algunos lugares. De hecho, en junio se produjeron hasta siete mutaciones en una cepa de la gripe estacional H3N2 que dieron lugar a un rápido aumento en los informes del virus, de acuerdo con datos del centro para la evolución de patógenos de la Universidad de Cambridge.

En nuestro país, por el momento, «la principal novedad de esta campaña es que, tras varias temporadas de vacunación conjunta frente a gripe y Covid-19, el Ministerio de Sanidad ha decidido separar ambas recomendaciones, dado el bajo nivel de circulación actual del SARS-CoV-2. De este modo, se podrá ajustar mejor la estrategia de cada virus, aunque ambas campañas coinciden en otoño y pueden coadministrarse, si corresponde», explica la doctora Tania Soler, miembro del grupo de trabajo de Infecciones, Migrante, Vacunas y Actividades preventivas de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen).

La campaña empezó hace unas semanas, priorizando a las personas en residencias, a los mayores de 80 años, a la población infantil entre seis meses y cinco años, a las personas con enfermedades crónicas, a las embarazadas y al personal sanitario o sociosanitario. «Los objetivos de cobertura se mantienen: alcanzar al menos el 75% en mayores de 60 años y profesionales sanitarios y superar el 60% en embarazadas, niños y personas con condiciones de riesgo», destaca la doctora Soler.

Vacunarse ya

«El mensaje clave es que se vacune ya la gente que no lo ha hecho, especialmente las mujeres embarazadas, tal y como recomienda la Organización Mundial de la Salud: se protegen ellas, al neonato y protegen a su bebé en los seis primeros meses de vida», añade el doctor Jaime Pérez, médico experto en Medicina Preventiva y presidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV).

Ambos coinciden en la importancia de vacunar a los niños de menos de cinco años, tal y como comenzó a hacerse hace un par de años. El motivo es que la gripe causa un elevado número de consultas de Pediatría, de hospitalizaciones y complicaciones respiratorias, principalmente obstrucción bronquial, neumonía y otitis.

«En mayores de dos años, la vacuna intranasal atenuada puede emplearse para facilitar la administración. Los niños que se vacunan por primera vez entre los seis meses y ocho años y los prematuros de menos de 32 semanas deben recibir dos dosis separadas por al menos cuatro semanas. En vacunaciones posteriores, basta una sola dosis anual», detalla la doctora Soler.

En el caso de personas mayores y pacientes crónicos, se recomiendan preferentemente las vacunas adyuvadas o de alta carga. «Los mayores de 60 años y quienes padecen enfermedades cardiovasculares, respiratorias, metabólicas, neurológicas, renales, hepáticas o inmunosupresoras concentran la mayoría de las hospitalizaciones y fallecimientos», recuerda la experta.

De hecho, instituciones científicas como la Sociedad Europea de Cardiología o el Colegio Americano de Cardiología incluyen la vacunación contra la gripe entre sus recomendaciones por sus efectos beneficiosos en los pacientes con enfermedades cardiovasculares.

Las reacciones más frecuentes a la vacuna son leves y transitorias: dolor en el lugar de la inyección, fiebre moderada y prolongada o malestar general, que desaparecen en 24-48 horas. La protección se alcanza en torno a las dos semanas tras la vacunación.

Uno de los grandes retos, año tras año, es lograr aumentar las tasas de vacunación en el personal sanitario y sociosanitario. Como se ha comentado, el Ministerio de Sanidad fija como objetivo alcanzar al menos un 75% de cobertura. Sin embargo, en la actualidad la media nacional está por debajo de esa cifra y con gran variabilidad entre comunidades. Existen numerosas estrategias más para mejorar la cobertura en sanitarios. Como enumera la doctora Soler, debe facilitarse el acceso a la vacunación en el propio lugar de trabajo, es recomendable enviar mensajes desde los servicios de prevención y es preciso un liderazgo visible de jefes de servicio y referentes clínicos.

Otro aspecto clave es que deben potenciarse campañas que combinen información científica, ética profesional y accesibilidad. E implicar a centros de salud, hospitales y colegios profesionales y sociedades científicas para reforzar el compromiso colectivo y la responsabilidad con los pacientes vulnerables. «Los sanitarios se comportan como la población general y sus conocimientos se centran en su área específica de trabajo. Pero cuando realmente se sienten preocupados por su salud, se vacunan masivamente, como sucedió contra la Covid-19. La vacunación contra la gripe en este colectivo ronda el 40% de media año tras año, pero las coberturas son muy superiores en profesionales sanitarios de edad avanzada. Y más si tienen enfermedades crónicas o patologías de riesgo. Pero es evidente que hay que mejorar el conocimiento sobre vacunas tanto en las facultades de Medicina y Enfermería como en la vida diaria de los sanitarios», matiza el doctor Pérez. Daniel López Acuña, que ha ostentado cargos de relevancia en la Organización Mundial de la Salud (OMS), insiste en la importancia de vacunar anualmente a la población de riesgo, mejorando la cobertura de sanitarios: «Hay que aumentar la tasa todo lo que podamos», reitera.

Una vacuna distinta cada año

Un aspecto que es importante recordar es que la vacuna de la gripe debe administrarse cada temporada. Como detalla la doctora Soler, «el motivo es que los virus mutan de manera constante y la inmunidad disminuye con el tiempo. La revacunación anual renueva la protección frente a las cepas que circularán ese año».

El proceso por el que los expertos de la OMS eligen qué variantes de la gripe se incluyen en la vacuna del año siguiente se realiza cada mes de febrero. «Depende de qué cepas han circulado más por el hemisferio sur y, en el año previo, en el hemisferio norte: se evalúan, entre otros aspectos qué cepas van a circular más y si ha funcionado o no la vacuna anterior. Este año se han mantenido dos cepas del año pasado y, como novedad, se ha incorporado una nueva», precisa el doctor Pérez, que indica que se sigue investigando en una vacuna universal contra la gripe, con una protección de hasta cinco años, que evitaría tener que cambiarla año a año. La principal dificultad para lograrlo es que las partes del virus que tienen más respuesta del sistema inmune mutan a gran velocidad.

Por último, conviene recordar que la prevención no farmacológica es esencial: la combinación de vacunación y medidas higiénicas es la herramienta más eficaz para reducir las infecciones respiratorias y proteger a las personas más vulnerables. De hecho, según el doctor Pérez, los datos de Reino Unido del año pasado indican que la vacunación evitó 100.000 hospitalizaciones. «La vacunación contra la gripe, aunque no resulta obligatoria, sí es una recomendación prioritaria de Salud Pública», sentencia Soler. «Y nos ayuda a vivir mejor y más sanos, con más calidad de vida», concluye Pérez.