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Verano post COVID-19: playas restringidas, pasaportes sanitarios para viajar y control tecnológico

Ya nada será igual después de la pandemia. La manera de viajar cambiará radicalmente, de relacionarnos con los demás. Tardaremos un año, si somos optimistas, en recuperar nuestras rutinas

Dos días atrás, Pedro Duque, ministro de Ciencia e Innovación, aseguraba que "no creemos que la vacuna esté antes de 2021″. Podremos volver a salir, lentamente, algunos recuperarán un atisbo de normalidad, pero muy pocos querrán reunirse en bares y restaurantes, en cines, museos y menos aún viajarán en avión.

Tardaremos al menos un año en recuperar esas rutinas. ¿Qué ocurrirá hasta entonces? Pasamos a examen cómo cambiarán nuestras costumbres.

Aviones

Los expertos señalan que al menos durante dos años los vuelos de larga distancia no se realizarán. Para los que se atrevan dentro de Europa, habrá un sistema, desarrollado por Eithad Airways que, durante el checking en el aeropuerto, también medirá la temperatura, la frecuencia cardíaca y la saturación de oxígeno.

También podría hacerse obligatorio el uso de pulseras que señalen nuestro estado de salud y un pasaporte sanitario que muestre las vacunas. Pero muy poca gente volará dado que es un espacio cerrado y la distancia física es impracticable. Stephanie Murphy es gerente de emergencias certificada, tiene más de 18 años de experiencia en las áreas de desarrollo y gestión de proyectos en las industrias de gestión de emergencias y transporte y actualmente se desempeña como copresidenta del Grupo de Trabajo de Gestión de Emergencias de la Asociación Americana de Líneas Aéreas (AAAE).

Para ella “las secuelas psicológicas causadas por el confinamiento llevarán a los consumidores a modificar su comportamiento, particularmente en relación con la movilidad. Los aviones, que son espacios confinados, serán abandonados en favor de los medios de transporte privados. Por lo tanto, las tasas de ocupación de aeronaves disminuirán, lo que llevará a las aerolíneas a reducir el tráfico y eliminar rutas directas, principalmente aquellas de larga distancia”. Este será sin duda uno de los sectores que más sufra a largo plazo, con un indudable impacto económico en hoteles.

Trenes

Será el sistema de transporte turístico más beneficiado: económico, ecológico, fácil de desinfectar, poca necesidad de tripulación humana y facilidad para detener el viaje ante cualquier emergencia y evacuar a los pasajeros. Aún así se tomarán medidas que cambiarán los viajes. Se solicitará una suerte de pasaporte médico para embarcar, se podrán destinar coches o vagones específicos para grupos vulnerables con un mayor control de las entradas.

Puede que durante un tiempo hasta se habilite una sección específica con personal médico ante cualquier emergencia. En las estaciones, por otra parte, junto a los controles de equipaje, también se llevarán a cabo la desinfección de los mismos y, al igual que han comenzado a hacer en Polonia para desinfectar el interior de los vagones con dióxido de titanio, podrían hacer algo similar con diferentes sustancias que demuestren ser efectivas y en los pasajeros.

Obviamente esto no curaría, pero si reduciría la carga viral que puedan llevar las personas de forma inadvertida en ropa. La idea es también proveer de máscaras y guantes descartables a los viajeros. En cuanto a la cantidad de gente que podrán transportar, esta se verá bastante reducida, ya que durante un tiempo se seguirá manteniendo la premisa de distanciamiento físico.

Otras opciones

A la hora de desplazarse por motivos turísticos, mucha gente optará por descartar los hoteles y centrarse, ya sea en casas de pueblo, alojamientos privados y sitios alejados. Pero uno de los sectores que más podría crecer es el de las autocaravanas: movilidad y alojamiento todo en uno para ir donde quieran y mantener las condiciones de higiene a voluntad.

La opción perfecta en muchos sentidos. Para adaptarse al nuevo mercado y a cambio del alza que experimentarán los operadores, el organismo regulador de este tipo de alquileres deberá comenzar a exigir que cada nuevo alquiler incorpore un certificado de desinfección y tratamiento específico para evitar la propagación del virus.

Playa

Esta es una de las claves, sobre todo en un país como España con un litoral marítimo tan amplio y una economía tan dependiente del turismo (más del 14%, según un informe elaborado por la asociación empresarial World Travel & Tourism Council (WTTC).

Una de las opciones es hacer algo similar a lo que la empresa italiana Nuova Neon Group 2 ha sugerido a los responsables de turismo de Italia: mamparas de plexiglas que aíslen a los veraneantes. Se trata de cuadrados de 4,5 metros de lado por 2 metros de alto. El objetivo es propiciar el aislamiento y permitir que la gente pueda acudir a la playa.

Pero, aunque sea solo una idea (no se ha explicado si esto será gratuito, si será de instalación obligatoria para los ayuntamientos y si será efectivo) hay que tener en cuenta que no estamos hablando de un animal que ve una barrera de dos metros y no se atreve a saltarla: estamos ante un virus que se deja llevar por el viento y una pared de dos metros no es un obstáculo.

Y, en el hipotético caso de que fuera útil, solo serviría para cuando los ocupantes están en el interior. Una vez fuera compartirán espacio con otras personas y en el mar el control será imposible. De acuerdo con Kim Prather, química atmosférica del Instituto Scripps de Oceanografía, el virus Sars-CoV-2 puede vivir días (si no meses) en el agua salada.

La alternativa serán playas con derecho de admisión, en la que habrá que mostrar vacuna para acceder a ellas. Lo que ocurrirá con piscinas municipales o en las urbanizaciones, también está sujeto a evaluación, aunque la perspectiva no es buena, a menos que se obligue a presentar certificados médicos y se creen cupos de entrada.

Hoteles

A medida que los gobiernos liberen las restricciones, algo que será paulatino, más y más gente querrá desplazarse, porque puede y porque le quedan vacaciones. Pero las grandes cadenas y los hoteles de ciudad, no serán los más favorecidos: la gente quizá huya de aglomeraciones y puede que tampoco quiera quedarse en hoteles que han sido alojamiento para personal sanitario, como ocurre con muchos de las capitales.

Algunos podrán exigir a los turistas un certificado médico para alojarlos y posicionarse así como establecimiento libre de COVID-19, pero deberán llevar a cabo constantes controles homologados en su personal y en los suministros. Habrá un auge de AirBnb, sobre todo de casas apartadas y la app exigirá o los usuarios lo pedirán, un certificado de desinfección para habilitar las estancias. Lo que debería, si se lleva a cabo razonablemente, evitar que cualquiera publicite su segunda residencia como alojamiento estival.

Restaurantes

Otro gremio que puede caer en picado, ya que la gente no querrá aglomeraciones durante largo tiempo. La alternativa serán los envíos a domicilio (con una factura en la cual conste quien preparó la comida, su temperatura e idénticos datos de quien la entrega, algo similar a lo que se están implementando en China) y muchos restaurantes de alta gama se inclinarán por esta opción. Otra posibilidad es crear reservados o aislar las mesas con barreras físicas. El personal que trabaje aquí también podría tener que mostrar certificados médicos.

Museos

Aquí se abre una oportunidad interesante: visitas exclusivas, diurnas o nocturnas y temáticas, para que se disfrute del contenido en exclusiva y durante dos horas, por ejemplo. Pases exclusivos. Es una oportunidad única para que los visitantes vean los museos desde otros ángulos.

Cines, teatros y conciertos

De acuerdo con los responsables de Sanidad y Cultura del Gobierno, al menos hasta fin de año estas opciones de ocio estarán canceladas. Y cuando en 2021 sea posible volver a ellas, habrá que ver cuántos se acercarán a los cines o a festivales. La alternativa, para el cine, pueden ser las plataformas de estrenos online: que la gente pueda comprar la película para verla en casa. Lo mismo con conciertos, que se graban con cámaras 3D y sea posible usar plataformas como la realidad virtual para participar de ellos.