Coronavirus
Médicos hijos de la pandemia: así son los nuevos estudiantes de Medicina
Llevan años esperando este momento. Hoy, por fin, los nuevos alumnos pisan la facultad y debaten sobre la escasez de facultativos en España. ¿Es cierto que no tenemos los suficientes sanitarios?
Carlos Gutiérrez apenas había soplado las velas de su tercer cumpleaños y ya aseguraba que él de mayor sería “operador de cerebros”. Había quién aventuraba que aquellos prematuros anhelos no eran más que las ensoñaciones de un niño impresionado con la labor de los médicos, los bomberos y los policías, profesiones dignas de superhéroes y que los menores tienden a convertir en referentes. Pero su empeño iba más allá de un capricho infantil. Bajo el árbol de Navidad siempre había algún juguete relacionado con el ámbito sanitario y cuando por primera vez subió en una ambulancia (no como paciente, claro), sus ideales comenzaron a tomar forma. Ahora, este segoviano de 18 años comienza el primer curso de Medicina en la Universidad Complutense de Madrid, junto con otros 300 nuevos universitarios que hacen su sueño realidad. Y lo realizan en medio de un debate sobre la escasez de sanitarios en nuestro país.
¿A qué se debe esa ausencia de doctores patrios? ¿Estamos ante la fuga incesante de talento fuera de nuestras fronteras?
Son muchos los que, un año más, se han quedado sin poder estudiar Medicina, es más, este año la nota de corte ha rozado el 13,4 sobre el máximo de 14 puntos de media de la EvAU y el Bachillerato. O sea que no estamos hablando de escasez de personas ansiosas de meterse en la bata de médico. ¿Qué falla entonces? Nos citamos con Carlos y otros seis nuevos estudiantes de Medicina que hoy por fin pisan las aulas, para analizar el futuro del sector en el que ahora se abren camino. Llegan emocionados, comentando cómo será la disección de su primer cadáver o las prácticas de bioquímica.
La madrileña Alba Vicente reconoce que ella iba encaminada a estudiar una ingeniería, pero que durante el confinamiento cambió de parecer: “Lo que estamos viendo durante esta pandemia me ha impulsado a formar parte de la solución. Me he dado cuenta de la imprescindible labor que hacen los médicos y lo importantes que son”. Dice que, para ell,a “lo primordial no es el dinero, sino ayudar a los demás”. “La vertiente social del trabajo es básico para mí. Me gusta la gente y necesito algo que me llene y que aporte a la sociedad”, analiza. Además, subraya que la caricatura que muchas veces se hace de los jóvenes en relación a su mal comportamiento ante la pandemia queda desmontada con el compromiso que muchos de ellos muestran para acabar con los contagios: “Y el optar por hacer Medicina así lo demuestra, queremos formar parte de la solución, no ser un problema más”.
El malagueño Álvaro Escolano, acaba de instalarse en el Chaminade, un colegio mayor a pocos metros de la facultad y ya ojea los libros que a partir de hoy serán su particular biblia. Él es otro de los que lleva la vocación en la sangre y reflexiona sobre las afirmaciones que desde la clase política han hecho sobre la escasez de doctores: “Éste no es el problema fundamental, sino que la clave está en la organización. Para formar a médicos se necesitan más médicos, y es aquí donde residen los mayores costes. Un médico tiene que estar centrado en su materia, cargar con menos burocracia y centrarse en su labor. Creo que hay que utilizar mejor el sistema de salud, reestructurarlo”, afirma. Durante los cuatro años que vivió en Londres, tuvo la oportunidad de ver cómo trabajan los sanitarios, “comprobé cómo se mueven, cómo tratan a los pacientes y cómo aprenden y se forman. Creo que nuestra estructura formativa es frágil, pero está en construcción y va por buen camino”, pronostica.
Para analizar con detalle el volumen de médicos en nuestro país, acudimos al Instituto Nacional de Estadística que, según un informe publicado en mayo de este año, hay 267.995 médicos colegiados, lo que se traduce en 5,7 médicos por cada 1.000 habitantes. Esto supone un aumento del 2,9% respecto al año anterior. Una ratio que varía en función de la fuente. El ministerio de Sanidad apunta a 3,8 médicos por cada 1.000 ciudadanos, mientras que el ministro de Sanidad, Salvador Illa, afirmó la semana pasada que esta proporción es de 4,3.
En cuestión de edad, el 37,4% son menores de 45 años y el 43,8% entre 45 y 64 años. En relación a cómo está España en comparación con el resto de países europeos, según datos de Sanidad, Grecia es el mejor posicionado con 6,3 por cada 1.000 habitantes. Al final de la lista están Polonia y Rumanía con 2,3 y 2,7. Eslovenia, Irlanda y Reino Unido son los siguientes en peor situación, mientras que España suele mantenerse siempre por encima de la media (3,6).
Carlos Gutiérrez, que muestra con orgullo el fonendoscopio que su prima (también médico) le ha regalado como recompensa al gran trabajo realizado durante su bachillerato, habla de “grandes retos” en referencia a la polémica sobre la situación de los médicos y la falta de especialistas. Él baraja hacerlo en neurología, pero tanto la clínica como la investigación es algo que le apasiona. “Creo que es fundamental encontrar un consenso entre los ámbitos legislativos y científicos, al igual que con la política. Ahora nos hallamos ante un momento crucial, pero en el futuro no habrá menos desafíos. Es triste ver la precariedad en la que se desenvuelven muchos facultativos: contratos temporales, guardias sin pagar, incluso peticiones de voluntariado. Esto no puede seguir así”, reivindica.
Insiste en que los médicos “son siempre necesarios, pero ahora más que nunca” y comparte el fuerte reconocimiento social que suelen recibir los sanitarios, “aunque durante la pandemia también se vio a algunos vecinos que protestaban porque en su edificio vivía algún médico y criticaban que llevaran el virus a casa”.
Julia Ortuño conoce de primera mano el sufrimiento de los sanitarios durante esta crisis sanitaria. Sus padres son médicos, intensivista e internista, “y he visto lo fastidiados que han estado, con falta de medios, sin vacaciones ni descanso”. Ella la pasión profesional la lleva en la sangre, “pero sobre todo por el aspecto social, me gusta sentirme útil. Me encantan las humanidades y la medicina es el mejor ejemplo. Más allá de darme miedo ante lo que me enfrento, me siento fuerte y con ganas de hacer el bien. Soy muy optimista en cuanto a nuestro futuro. Claro que la parte económica es importante, pero no es lo fundamental”, matiza.
En relación a ese reconocimiento social que durante semanas se vio en todos los balcones de España hace referencia Javier Saro, que ha venido a Madrid desde Santander para comenzar su formación en la UCM: “Es una carrera que está socialmente muy aceptada. Cuando dices a alguien que vas a estudiar medicina todo el mundo te alaba, todo son halagos, pero luego ese reconocimiento no se traslada a la parte económica ni las condiciones laborales”. De igual modo analiza, que quizá su generación ha tenido más oportunidades para formarse y que eso hace que cuenten con un “plus”, “aunque todo hay que mirarlo en el contexto oportuno”, matiza.
Un contexto quizá más precario y que lleva a Claudia Berdión a pensar en migrar fuera de España, al menos, durante los primeros años de ejercicio de su profesión. “Ese reconocimiento a nuestra labor es meramente social, luego no se traslada al nivel económico, de ahí que, si por las mismas condiciones o incluso mejores te van a pagar mejor fuera, ¿por qué no irte?”, apunta. Ella tenía en mente estudiar Enfermería, pero al ver que le daba la nota para entrar en Medicina, no lo dudó. Al igual que el extremeño José Casablanca, que siempre había apostado por la Biología. “Pero en enero tuvieron que ingresarme en el hospital y al ver ese ambiente, esa pasión y dedicación de los sanitarios, cambié a Medicina. Me gusta mucho la investigación y en esta carrera se puede hacer mucho en este aspecto también”, nos cuenta. Eso sí, no es sencillo.
“Cuando comenté a varios médicos conocidos que iba a estudiar esta carrera me dijeron que no pensara en el dinero, porque es una profesión precaria y muy sacrificada. A pesar de ello, pienso que nuestro futuro tiene muy buena pinta”. Sobre la escasez de médicos, Casablanca asevera que es cierto que hay muchos estudiantes que no consiguen entrar por la nota de corte, pero que es algo “lógico”. “Las cribas son necesarias, no hay medios para formar a todo aquel que desee ser médico. Además, la persona que más se ha esforzado debe obtener la recompensa a su lucha. Eso sí, la solución a la falta de facultativos no debe ser la petición por parte de las autoridades de médicos voluntarios, porque son muchos años estudiando y mucho sacrificio”, sentencia. Un sacrificio que a ellos, de momento, les sabe a gloria.
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