Inbiotec

Un instituto pionero en ensayos de fármacos, al borde de la quiebra

La pandemia deja sin inversores y al borde de la quiebra al Instituto de Biotecnología de León, puntero en ensayos de fármacos

Centro biotecnológico de Castilla y León
Centro biotecnológico de Castilla y Leónlarazon

Uno de los centros biotecnológicos punteros en investigación de fármacos de Castilla y León, Inbiotec (Instituto de Biotecnología de León), sin ánimo de lucro, está agonizando por la retirada de inversores desde la pandemia. Está ubicado en el Parque Científico La Granja, próximo al Campus Universitario. A finales de abril el presidente de la diputación, Eduardo Morán, invitó al ministro de Ciencia e Innovación, Pedro Duque, y le trasladó la crítica situación. Duque se mostró interesado y estudia el problema.

«Desde la Diputación de León estamos analizando soluciones mediante tres vías. La primera consistiría en una petición de apoyo al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) para que este centro pueda convertirse en punto de referencia para toda la comunidad en alguna actividad científica de investigación concreta. La segunda se apoyaría en aportaciones económicas extraordinarias desde la diputación, con las consiguientes limitaciones legales a fin de que, a muy corto plazo, puedan pagarse las nóminas de todos los trabajadores. Y, finalmente, la tercera sería solicitar a la Junta de Castilla y León que colabore en la búsqueda de una alternativa mediante la viceconsejería de Economía», explica Morán, que también es vicepresidente de Inbiotec y el más ardiente defensor. (Su presidente es el rector de la universidad).

Según el director científico, Carlos Barreiro, pesar de que con la crisis financiera de 2008 se produjeron grandes recortes en ciencia, en la última década el centro se ha ido financiando con diferentes proyectos de I+D, así como de los contratos y servicios con empresas o con otros centros de investigación. Entre 2016-2019 consiguió ingresar de proyectos de investigación y de servicios a empresas 2.800.000 de euros.

La actividad investigadora de Inbiotec se enmarca en la microbiología industrial. La microbiología es una ciencia que emplea seres vivos para producir bienes y servicios, más allá de los usos tradicionales de la agricultura y la ganadería. La microbiología industrial se sirve de microorganismos para ese mismo fin y es, por tanto, parte de la biotecnología.

«Nosotros estudiamos hongos y bacterias –dice Barreiro–, que producen antibióticos, inmunosupresores, anticancerígenos o compuestos para alimentación, como aminoácidos. También hemos investigado en alimentos funcionales, aprovechamiento de residuos agrícolas… El listado de proyectos de convocatorias públicas se puede consultar en la página: https://www.inbiotec.com/en/research/projets/».

Inbiotec participa asimismo en dos proyectos de la Comisión Europea, el Topcapi (acrónimo en inglés de Chasis de producción completamente optimizado para ingredientes farmacéuticos avanzados) y Syntheroids (Biología sintética para la producción industrial de esteroides). En el primero, financiado, con cinco millones de euros, participan también Reino Unido, Italia y Eslovenia y su objetivo principal es la creación de «fábricas microbianas» para la producción de medicamentos de gran valor, especialmente nuevos antibióticos. El segundo está coparticipado por Noruega, Alemania y Rusia.

Antonio Rodríguez, uno de los principales científicos del centro leonés, explica que un estudio del Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades, publicado en 2015 en «The Lancet Infectious Diseases» revela que las infecciones por bacterias resistentes a antibióticos causaron 33.000 muertes en el Viejo Continente, cifra comparable a la letalidad sumada de la gripe, el sida y la tuberculosis. «Otro informe de la ONU de 2019 para la resistencia de los antimicrobianos revelaba que este problema causa 700.000 fallecimientos en el mundo y se prevé que para 2050 esa cifra ascenderá a diez millones».

Respecto al proyecto Syntheroids, dotado con un presupuesto de dos millones de euros, tiene la finalidad de utilizar bacterias para generar nuevos precursores esteroides a partir de fitoesteroles, un subproducto de la industria papelera y del refinado del aceite. «Se ponen a punto técnicas avanzadas para después ofertar a las empresas y también a otros investigadores», explica.

“Se trata de técnicas complejas –agrega- y en continuo desarrollo: genómica, proteómica, bioinformática, toxicología, análisis químicos, microbiología. Además de personal cualificado, requieren un equipamiento sofisticado y caro. Tenemos contacto director con el hospital público de León y con la universidad. Y también formamos a estudiantes, donde realizan sus tesis doctorales”.