Caza
Así es la “sordera del cazador”: un disparo puede alcanzar los 170 dB
La detonación de un arma de fuego puede alcanzar hasta los 170 decibelios lo que puede producir una pérdida de audición irreversible
La práctica de la caza ha evolucionado notablemente en las últimas décadas. Antaño, un cazador se ataviaba con ropas viejas para salir de caza, abrochaba la canana a su cintura, cogía el morral y escopeta en ristre salía a patear monte en busca de perdices, liebres y conejos.
Hoy en día esto ha cambiado mucho y existe todo un mercado específico para la caza, desde las armas, hasta la ropa pasando por todo tipo de complementos. Ahora el cazador dispone de cientos de tejidos, naturales y sintéticos para vestirse según la época del año. Tejidos impermeables y transpirables, botas de calidad, ropa antidesgarros, silenciosa para la práctica de recechos y esperas y así un sinfín de productos.
Pero no solo en este ámbito se ha producido esa evolución. La modernidad ha traído consigo un mayor conocimiento una mayor concienciación de la salud del cazador. En materia de seguridad ya no es extraño ver a los cazadores de menor haciendo usos de gafas protectoras pues bien saben que el rebote de un solo perdigón perdido puede ocasionarles la pérdida de un ojo. De hecho, son muchos los cazadores que han sufrido accidentes de este tipo. Del mismo modo actualmente se está concienciado a los cazadores de los importante que es proteger sus oídos. La detonación de los disparos puede ocasionar graves daños en el oído interno con la consiguiente pérdida auditiva.
La Organización Mundial de la Salud fija en 65 los decibelios como el límite de riesgo a partir del cual corre peligro el oído humano. La detonación de un rifle puede llegar hasta los 170 decibelios. Se puede afirmar que la mayoría de los cazadores sufrirá sordera como consecuencia de no utilizar protectores auditivos mientras practican la caza o el tiro.
Según un estudio hecho por 3M, más del 67% de los cazadores no hacen uso de protección auditiva alguna. Las excusas para no protegerse son varias. Taparse los oídos incomoda y creen que les aísla del medio, sin dejarles oír. El sudor que les provoca es otra de las razones que alega quien no quiere usar protección o incluso la simple incomodidad de llevar un objeto más encima. Un cazador que no se protege tiene 4 veces más probabilidades de sufrir problemas de audición que el resto de la población según este estudio. Además, la pérdida es progresiva y proporcional a los años que el oído se lleva exponiendo a estos ruidos.
Incluso alguna organización como la American Speech-Language Hearing Association (ASHA, Asociación estadounidense del lenguaje de signos) afirma que basta con una sola detonación de este tipo para producir una sordera crónica.
Lo que ocurre con estos ruidos tan elevados que se producen al disparar las armas es que dañan al oído interno provocando lesiones visibles. La energía tan tremenda causada por una detonación de este tipo llega al oído medio y se transmite al oído interno produciendo un daño fisiológico en las células perceptoras del sonido en el oído interno. La pérdida auditiva es además irreversible, no existe ningún tratamiento que permita que la perdida que ha habido en relación al a exposición del ruido vuelva a la normalidad. Además, no solo la sordera es la consecuencia de estos impactos sonoros. En muchas ocasiones se producen también los llamados acufenos, unos molestos pitidos que son predecesores de la sordera. Suelen indicar un problema en el oído y muchas personas lo sufren.
Por todo esto no es raro conocer a cazadores con pérdida auditiva y es que no han tenido tradición de usar protección para los oídos. En os campos de tiro en cambio, asombraría ver a algún tirador practicando su afición sin hacer uso de auriculares protectores. Por lo tanto, estamos ante un problema de arraigo y no de falta de información.
3M Peltor, firma dedicada a la protección auditiva lleva años concienciando al colectivo de los cazadores de los riesgos que supone no usar protecciones y de las graves patologías que esto conlleva para el oído.
Actualmente en el mercado existen protectores auditivos que proporcionan la protección necesaria para proteger al cazador.
Existen protectores auditivos pasivos y activos o electrónicos. Los pasivos son los que atenúan de forma directa el sonido, mientras que los activos, además de guardarnos del ruido doloso, permiten al mismo tiempo, escuchar el medio ambiente y oír los sonidos dé entorno. Por lo tanto, para los cazadores que necesitan hacer uso del oído para escuchar durante la caza son aconsejables el uso de los protectores activos.
Los hay de tipo orejera o los pequeños tapones. Los grandes de tipo orejera llevan más tiempo en el mercado y permiten incluso conexión con radio o Bluetooth con el teléfono siendo una solución comunicativa muy cómoda además de aportar protección auditiva.
Los pequeños tapones por su reducido tamaño son más livianos y dan menos sensación de calor o agobio, para aquellos cazadores que se sienten incómodos con las orejeras.
Estos protectores electrónicos lo que hacen es cortar el sonido cuando supera una cierta cantidad de decibelios dejando así oír el entorno y protegiendo al oído cuando se producen los disparos. Por ejemplo, el modelo SportTac de 3MPeltor están diseñados específicamente para la caza ya que permite ajustar el volumen de los sonidos circundantes y filtrar determinadas frecuencias no deseadas sin dejar de estar protegidos frente a niveles perjudiciales de ruido al realizar el disparo. Ofrecen de esto modo una ventaja más táctica para el cazador, con el que escuchar el acercamiento de los animales a nuestros puestos de caza en montería o en espera.
Actualmente es posible disfrutar de la caza o el tiro deportivo, sin que nuestros sistemas auditivos sufran las consecuencias de la afición. Solo hay que mirar en nuestro entorno más cercano y ver que los mayores que en su momento se iniciaron en estos mundos sin protección auditiva, hoy sufren grandes problemas de escucha. Y es que las lesiones en los oídos a causa de los disparos son irreparable e irreversibles.
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