Jaque al turismo
La explosión de contagios pone en riesgo el turismo internacional
Francia y Bélgica recomienden no viajar a nuestro país, lo que pone al turismo al borde del precipicio
Tropezar con la misma piedra por segundo verano consecutivo parecía una broma pesada, pero España lo ha vuelto a hacer.
Todo indica que la quinta ola del coronavirus en nuestro país es ya una realidad y eso supone un tsunami imparable que amenaza con volver a arrastrar las esperanzas de la industria turística española en plena temporada alta. El sector aguanta la respiración con mucha incertidumbre después de que Francia y Bélgica recomendaran ayer de forma explícita a sus ciudadanos no viajar a nuestro país.
«Aquellos que todavía no han reservado sus vacaciones que eviten Portugal y España en sus destinos. Es mejor quedarse en Francia o ir a otros países», afirmó el secretario de Estado de Asuntos Europeos, Clément Beaune, en una entrevista en la cadena de televisión France 2, mientras que el operador turístico belga Summer Bash anunció la repatriación de todos sus clientes en España para no asumir riesgos y varias agencias de viajes belgas cancelaron sus programas a nuestro país.
Son acciones que echan más leña a un fuego que comienza ya a incinerar a parte del sector turístico, con todo lo que implica en cuanto a pérdidas económicas e inestabilidad laboral en los destinos más dependientes del viajero internacional.
Los peores presagios se cumplieron a media mañana después de que el Centro para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC por sus siglas en inglés) actualizase su mapa por colores según el número de contagios. Y la imagen no puede ser más desoladora, ya que en España, tan sólo Galicia y Castilla-La Mancha se libran del temido color rojo.
Las zonas se clasifican con esta tonalidad si la incidencia acumulada (los casos por 100.000 habitantes) se sitúa entre los 75 y los 200 contagios en los últimos 14 días y la tasa de positivos en las pruebas de detección es igual o superior al 4% o si la tasa acumulada es superior a 200 pero inferior a 500.
Hasta el momento, siete comunidades autónomas aparecían en esta clasificación con el mayor número de contagios, pero la última actualización del organismo europeo ha acabado tiñendo de rojo prácticamente toda la superficie de la Península Ibérica, así como las Islas Baleares y las Islas Canarias, cuya recuperación económica depende irremediablemente de la llegada de viajeros procedentes de otros puntos de la Unión Europea.
«La imagen de este mapa que ahora copa todas las portadas de televisiones y periódicos internacionales supone un mazazo a la reputación de España como destino seguro.
Supone echar por tierra el duro trabajo que hemos hecho estos meses adaptando la oferta turística y los alojamientos a los protocolos anti Covid», aseguró a LA RAZÓN Carlos Abella, secretario general de la Mesa del Turismo, quien exige al Gobierno «que ponga en marcha una campaña de comunicación que defienda claramente los intereses del turismo nacional.
Es un error seguir tomando decisiones en base al dato de una incidencia acumulada que ya no significa lo mismo que hace unos meses, pues ahora hay otros indicadores que pueden resultar más relevantes, como la tasa de mortalidad, que ahora mismo es mayor en Francia que en España. Pero hace falta una acción diplomática contundente que transmita esto y que frene la sangría de cancelaciones y del parón de las reservas que todo esto trae consigo».
España se convierte así en el farolillo rojo de Europa. Dentro de los países turísticos europeos, tan sólo Portugal aparece también completamente en rojo, mientras que casi todos los países del viejo continente están pintados de verde, excepto Irlanda en tonalidad naranja, algunas islas griegas, Bruselas y algunas regiones de Noruega y Finlandia.
Y las consecuencias de este mapa teñido de bermellón pueden salir muy caras: a pesar de que España lidera el ranking de los países más reservados del mundo para las próximas semanas con una esperanzadora línea ascendente durante todo junio, la explosión de contagios de los últimos días ha paralizado en seco las reservas, hasta el punto de que en los últimos siete días se ha dado la vuelta a la tortilla y las reservas a nuestro país han caído un 5,5%, convirtiéndose así en el destino que más desciende del mundo, seguido de Portugal, que baja un 1,77%; Italia, que retrocede un 0,76%, y de Francia, que cae un 1,26% respecto a la semana previa, según datos de la plataforma de TravelgateX.
«Resulta dramático y son datos muy preocupantes, porque ponen de manifiesto que las previsiones del Ministerio de Turismo que aspiraban a recuperar la mitad de los turistas internacionales este año, lo que equivaldría a unos 40 millones de visitantes extranjeros, resultan cada vez más inviables», advierte Abella, quien recuerda que «contábamos con un verano muy dependiente del viajero español, pero hay destinos que no pueden sobrevivir únicamente con el turista nacional y aguantar así dos años seguidos empieza a ser muy complicado».
El hecho de que Francia y Bélgica veten a España es un duro golpe para el sector turístico, ya que en condiciones normales cada año llegan a nuestro país más de 11 millones de franceses y más de 2,5 millones de belgas. Y todo ello a pesar de que la puesta en marcha del certificado Covid, que entró en vigor el 1 de julio, pretende impulsar los viajes sin restricciones como PCR y cuarentenas para los vacunados, aunque cada país se reservó el derecho de reintroducir limitaciones.
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