Freno a la inmunidad
La brecha en el ritmo de vacunación de la UE se amplía
Mientras en Malta el 80% está inmunizado, en Bulgaria solo el 15% y en Rumanía el 30%. Europa teme que las reticencias en los países del Este hagan peligrar la inmunidad de grupo
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunció el sábado que durante este fin de semana estaba previsto que los Veintisiete recibieran las dosis suficientes para inmunizar al 70% de su población adulta a finales de julio. Pero este buena noticia contenía también una advertencia: los países europeos debían incrementar su ritmo de vacunación, ya que muchos sueros reposan en las neveras sin ser inyectados.
Lo cierto es que, a medida que avanzan los meses, las diferencias en los ritmos de inmunización se han acrecentado y la brecha entre algunos países resulta asombrosa. Según los últimos datos del Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades (ECDC por sus siglas en inglés), el país europeo incontestable en el ritmo de vacunación es Malta con un 79,1% de su población inmunizada con las dos dosis, mientras que en el otro extremo se encuentra Bulgaria donde tan sólo el 17,2% de sus ciudadanos han recibido un sólo pinchazo y el 15,2% la pauta completa. La situación de Rumanía también resulta preocupante (30,4% primeras dosis y 29,2% segunda).
La media europea se sitúa en el 63,8%de los ciudadanos con el primer pinchazo y un 44, 2% con la pauta completa. España supera la media comunitaria con un 69,2% con la primera dosis y un 49,9% de la segunda, por delante de otras grandes economías del euro como Francia (65,7% primera dosis y 44,1% la segunda) y Alemania (65,2% primera dosis y 43,7% la segundas). Italia gana a España en las primeras inyecciones, pero va algo más rezagada en las segundas (69,7% y 41,7% respectivamente).
Los países pequeños del flanco Oeste del club comunitario también destacan por su buen comportamiento, quizás por las facilidades de distribución en estos territorios más reducidos: Bélgica (81,3% primera inyección, 48,5% segunda); Holanda (79,5% y 47,7%); Luxemburgo (71,5% y 52,3%) e Irlanda (70,4% y 54,2%).
Aunque el Agencia Europea del Medicamento (EMA por sus siglas en inglés) asegura que los cuatro antídotos comercializados en los Veintisiete resultan eficaces contra las nuevas variantes, también considera que para responder a la temible mutación Delta es necesario haber completado la pauta, sobre todo para los mayores de 60 años y de ahí la necesidad de esprintar. Además, los expertos ponen en duda que, con las nuevas variantes, alcanzar el 70% de la población inmunizada sea suficiente para lograr la deseada inmunidad de grupo.
¿A qué se deben estas diferencias? Por una parte, existe la capacidad o incapacidad logística de las diferentes administraciones de cada Estado a la hora de que estos antídotos sean inyectados a la población. Por otra, las reticencias de ciertos sectores, más numerosos o menos según los países, a ser vacunados. La Comisión Europea es prudente a la hora de señalar a Estados en concreto, pero la comisaria de Salud, Stella Kyriakides ha emprendido una gira por las diferentes capitales para detectar qué está pasando. «Si miramos a las estadísticas, cada vez hay más dosis que quedan sin usar. Esto está vinculado a que hay un mayor reparto de vacunas, pero en parte también a las dudas sobre la vacunación», aseguró Von de Leyen este pasado martes en el hemiciclo europeo.
Según el Eurobarómetro publicado hace un mes, Chipre, Bulgaria y Hungría son los territorios dónde más reticencias existen a la inmunización. En Bulgaria y Hungría el rechazo supone el 22% de los pacientes, aunque el caso húngaro exige reflexión. Paradójicamente, se encuentra en el pódium de los países con un mayor ritmo de vacunaciones. Su cobertura en la primera dosis es del 68% (más discreto que el de otros países) pero en la segunda inyección alcanza el 63% lo que le hace situarse tan sólo por detrás de Malta.
Parte de este éxito puede deberse a que Hungría ha decidido recurrir a otros sueros no autorizados por la EMA y que no forman parte de la estrategia común europea como la rusa Sputnik (12% del total del suministro ) y la china Sinopharm (30%), lo que le ha convertido en el país que ha recibido más dosis por habitante de todos los Veintisiete.
Aunque la estrategia del primer ministro húngaro Viktor Orban puede considerarse un logro (al menos en cuanto al ritmo de vacunación), lo cierto es que otros países que también han acudido a otros antídotos no autorizados por la EMA, como Eslovaquia no han corrido la misma suerte y se sitúan con cifras inferiores a la media europea (45,9% primera dosis y 39,4% segunda).
Eslovaquia compró también la vacuna rusa, pero las reticencias de los ciudadanos a inyectarse un suero que no está avalado por la EMA ha ocasionado que el país haya decidido revender o donar el 80% de sus viales de este antídoto.
En el caso húngaro, el propio primer ministro publicó una foto suya en Facebook siendo inmunizado con el suero chino, como modo de dar ejemplo ante sus ciudadanos. Y parece que ha acabado surtido efecto.
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