Pandemia

La sexta ola será más suave: escuelas y oficinas, los focos

Los indicadores de la pandemia se han estabilizado, pero los expertos pronostican un nuevo ascenso de casos en otoño. Todavía hay más de 5 millones de personas sin vacunar

Trabajadores de empresas en la zona de negocios y oficinas de la plaza de Azca (Madrid), a primera hora de la mañana
Trabajadores de empresas en la zona de negocios y oficinas de la plaza de Azca (Madrid), a primera hora de la mañanaAlberto R. RoldánLa Razón

Hagamos un ejercicio de memoria. A mediados del pasado mes de junio España se disponía a salir de la cuarta ola. Los indicadores se relajaban poco a poco y el panorama era de lo más optimista. Tanto, que el presidente Pedro Sánchez anunció, el día 18 de ese mes, que las mascarillas dejaban de ser obligatorias en exteriores. La vacunación avanzaba con rapidez y todo hacía presagiar una buena evolución de la pandemia.

Y de pronto, apenas 15 días después, todo se empezó a torcer. La relajación de las medidas, junto con el incremento de las interacciones sociales por las vacaciones de verano provocaron un aluvión de contagios, que llegaron de la mano de los más jóvenes, los no vacunados, la brecha que encontró el virus para volver a introducirse en la población. El resultado de la quinta ola es conocido: más de 4.000 muertes y un millón de contagios este verano.

En este momento la situación epidemiológica en España está de nuevo camino de estabilizarse. La incidencia acumulada en los últimos 14 días ha descendido hasta los 113 casos por 100.000 habitantes (133 puntos menos que hace dos semanas), y nos hemos situado en el riesgo medio en este indicador. El que la incidencia de los últimos días sea de 49 casos por 100.000 (por lo tanto, bastante lejos del doble de la de 14 días, algo que significaría que la epidemia está en crecimiento), confirma la tendencia descendente. En lo que respecta a la hospitalización, el porcentaje de ocupación en camas convencionales ha bajado hasta el 4,19%, y la de las Unidades de Cuidados Intensivos al 13,37%, aunque es cierto que este indicador sigue siendo elevado en comunidades como Cataluña, Madrid, Navarra o Aragón.

Además, el número reproductivo básico instantáneo (Rt), que indica el número de personas que contagia cada infectado es de 0,76 (cuando es superior a 1 indica que la epidemia está en fase de expansión). Y la positividad de las pruebas diagnósticas está cerca de situarse en el 5% (ahora mismo es del 6%), el valor que la OMS ha fijado para considerar controlada la epidemia.

Por su parte, la vacunación con pauta completa asciende al 73,9% de la población, aunque el ritmo de inoculaciones ha descendido en las últimas semanas. Todas estas cifras parecen confirmar una buena evolución de la epidemia y pueden llevar a un optimismo semejante al que se vivió en junio pasado.

Pero los expertos no lo tienen tan claro. ¿Qué nos espera en los próximos meses? ¿Habrá una sexta ola? La semana pasada, Margarita del Val, viróloga del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), señalaba que “cuando empiece el fresco del otoño empezarán a subir los casos otra vez, porque nos comenzaremos a recluir en interiores que no estarán bien ventilados”. Por ese motivo no descarta que se produzca una sexta ola, en la que se produciría “menos mortalidad”, pero “abundante en casos, aunque muchos no detectados porque habrá brotes silenciosos”. Del Val recordó además que “el riesgo personal del que no está vacunado es igual de alto que hace un año o año y medio, por lo que instó a quienes no están vacunados todavía a que lo hagan”.

Filtración del aire

Joan Carles March, profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública, no descarta que se produzca una sexta ola, “aunque el gran número de vacunados va a hacer que sea más pequeña”. Recuerda que “hay cerca de cinco millones de personas mayores de 12 años sin vacunar”, por lo que seguirán produciéndose contagios “aunque menos que en las otras olas”, y considera que se producirán principalmente “en los colegios y en los trabajos al terminarse el teletrabajo”. El experto en Salud Pública califica de “prematuro” haber aumentado la ratio en las escuelas y que la distancia de seguridad entre alumnos se haya reducido de 1,5 a 1,2 metros: “Yo hubiera seguido con 1,5 metros porque cambiarlo cuando ha aparecido una variante más contagiosa (delta) es un riesgo que no sabemos qué puede generar”. Asimismo, March cree que deberían implantarse en todas las aulas “medidores de CO2 y si es posible filtros hepa, favoreciendo la ventilación y con la mascarilla lo mejor ajustada posible y de la mejor calidad”

En otros ambientes, otras de las medidas que considera necesarias para controlar la epidemia este otoño sería establecer “controles en los interiores de bares y restaurantes, gimnasios y discotecas”, mediante “medidores de CO2 que ayuden a minimizar los riesgos”. Además, “aunque no es una solución básica pero sí ayuda” juzga necesario “poner en marcha globalmente el certificado covid, que ayude a un mejor control de la pandemia”, mediante su uso para el acceso a ciertos locales o actividades. Por último, considera imprescindible reforzar el sistema sanitario en Atención Primaria y Salud Pública para la búsqueda y aislamiento de nuevos casos y de sus contactos, para la realización de PCR a los contactos vacunados en las escuelas y, además, para administrar la vacuna de la gripe y la tercera dosis.

Otro de los expertos consultados por LA RAZÓN, Ángel Gil de Miguel, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Rey Juan Carlos, comparte las opiniones anteriores. Considera que con el inicio del curso escolar –y con el comienzo de las clases en las universidades– “va a ser inevitable que el número de casos aumente”. Señala tambien que el incremento se producirá “a finales de septiembre o principios de octubre”, y que sobre todo se producirán “brotes de carácter social”, por la vuelta a la actividad y las reuniones con amistades o compañeros de trabajo. No obstante, confía en que el impacto de esta subida “no sea tan grave en hospitalizaciones y muertes”, es decir, “aumentará el número de casos pero las manifestaciones clínicas serán asumibles, y no saturarán en exceso el sistema sanitario”.

Sobre los menores de 12 años no vacunados considera que “hay que estar muy atentos” porque, aunque la Covid-19 en los niños no es tan grave, “no van a tener las mismas medidas de prevención que el año pasado”, que considera que habría que haber mantenido “mientras no estén inmunizados”. Gil de Miguel recuerda que en España hay “un 5% de niños que son enfermos crónicos, en los que la enfermedad puede darse de manera grave”. Recuerda, además, que las vacunas para los más pequeños “todavía van a tardar”, porque están aún en la fase de ensayos clínicos, y posteriormente deben ser aprobadas por la Agencia Europea del Medicamento (EMA), por lo que la indicación para este colectivo podría producirse “a finales de año o principios del año que viene, con la mayor parte del curso ya transcurrido”.

Sobre las variantes del virus, el catedrático señala que se van a seguir produciendo otras nuevas, “pero no tienen por qué ser más graves”, afirma. “Cuando se generaliza la vacunación los virus o se hacen más activos o se atenúan”, y parece que en España las variantes Lambda, detectada en Perú, y Mu, en Colombia, se mantienen bajo control.