Sucesos
El asesino de La Rioja ya advirtió: «Soy un peligro para mí mismo»
Los forenses que le evaluaron en el 98 no apreciaron ninguna patología pero él sabía que no podía reprimir sus impulsos sexuales
Él mismo sabía que no estaba preparado y, cuando en el año 2000 cumplió los dos años en prisión provisional tras ser detenido por el llamado «crimen de la inmobiliaria» al asesinar de 17 puñaladas a Mª Carmen López, no quiso solicitar su puesta en libertad. «Soy un peligro», admitió. Para él mismo y para los demás. Francisco Javier Almeida, arrestado ahora tras haber acabado con la vida de un niño de 9 años, sabía de sus impulsos sexuales y violentos e incluso llegó a reclamar tratamiento médico para paliar sus trastornos. En sede judicial llegó a comentar sus problemas al respecto.
Al parecer, dijo que era impotente al haber sido operado de un testículo –algo descartado después por los médicos– y llegó a confesar que nunca había logrado tener una relación normal con una mujer. «Tengo un instinto que no puedo dominar», aseguró quizás en una línea de defensa que buscaba la inimputabilidad al tratar de hacer ver que no era responsable de sus actos, que era una víctima de sí misma. Pero oficialmente no le «compraron» esta versión de sí mismo: los forenses del juzgado sostuvieron cuando le examinaron que era perfectamente consciente de lo que hacía, que podía diferenciar el bien del mal y que, como tantos agresores sexuales, era consciente del daño que causaba.
Su comportamiento en la prisión de El Dueso (Cantabria) pasó bastante inadvertido. Su padre se había suicidado hace más de 20 años y su madre murió hace 13, según avanzó el digital «larioja.com».
“Se ha desmayado”
Durante su juventud Almeida había estudiado hasta cuarto de solfeo, a pesar de que padecía una sordera que le obligaba a llevar sonotone. Es un hecho que no había pasado desapercibido para los niños del barrio de Villa Patro, en Lardero (La Rioja). Ellos ya le conocían, se habían fijado en él por sus extraños comportamientos: todo el rato se sentaba en un banco a mirarles y en varias ocasiones había tratado de interactuar con ellos invitándoles a su casa generalmente con el mismo modus operandi: ver unos animales. Desgraciadamente, Álex accedió la noche del jueves y para cuando quisieron socorrerle ya era demasiado tarde. Un vecino que le vio con el niño cuando ya estaba moribundo en el descansillo le preguntó y él trató de salir del paso. «Se ha desmayado», dijo.
En realidad, le había asfixiado y ahora será la autopsia la que determine las circunstancias exactas de su muerte. La Guardia Civil le arrestó en ese momento y después practicó una inspección ocular en la vivienda del detenido durante más de cuatro horas para tratar de recoger vestigios que ayuden a saber qué hizo con Álex allí dentro.
39 permisos
Tras la indignación generada en el pueblo tras el suceso, ya que muchos padres no sabían los antecedentes penales de ese nuevo vecino (salí de la cárcel en la primavera del año pasado), se ha conocido que ya en prisión, condenado por el crimen de la mujer de la inmobiliaria, había disfrutado de 39 permisos sin que se hubiera registrado ninguna incidencia, según recoge Europa Press. Disfrutó de ellos a partir de 2013, cuando ya había cumplido 15 años de la condena por el asesinato y la agresión sexual de la mujer.
Eso ocurrió en el 98 pero tres años antes ya había sido condenado por otra agresión sexual. El crimen de Álex ha sido su tercer renglón en un historial que, este vez sí, creen que no se continuará escribiendo ya que Almeida se enfrenta ahora a la prisión permanente revisable por tratarse del asesinato de un menor.
De segundo a tercer grado
También se conoció ayer que el año pasado la Junta de Tratamiento de la cárcel de El Dueso resolvió por mayoría que era mejor que continuara en segundo grado o régimen ordinario, pero su abogado recurrió ante el centro directivo de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias y éste resolvió en febrero del año pasado a favor de la progresión al tercer grado o régimen abierto, teniendo en cuenta su evolución penitenciaria y tratamental favorable y otros aspectos como que había cumplido las tres cuartas partes de la condena.
Previamente, Instituciones Penitenciarias había retrasado durante tres años su progresión al tercer grado aplicando el «principio de cautela», y esto a pesar de que el interno había cumplido las tres cuartas partes de la condena en 2017, según añaden las citadas fuentes penitenciarias.
La decisión de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias fue refrendada dos meses después por el juez de vigilancia penitenciaria de La Rioja, ya que fue trasladado de la prisión de El Dueso a la de Logroño. A esta decisión judicial favorable a su progresión de grado no se opuso la Fiscalía, por lo que se autorizó la libertad condicional.
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