Tabaquismo

Cigarrillos electrónicos por prescripción médica

El Servicio Nacional de Salud de Reino Unido se propone recetar vapeadores para ayudar a dejar de fumar a la población

Los cigarrillos electrónicos utilizan una pequeña batería para calentar una solución líquida a base de nicotina.
Los cigarrillos electrónicos utilizan una pequeña batería para calentar una solución líquida a base de nicotina.larazon

Hace unos meses, la farmacéutica Pfizer dejó de distribuir el que era el principal y casi único medicamento cubierto por el Sistema Nacional de Salud para dejar de fumar. Así, tras años de prescripciones médicas, champix ya no es una opción para quienes quieran acabar con esta adicción por sus altos niveles de nitrosaminas a ojos de la evaluación europea, que ha rebajado el límite permitido de estas sustancias consideradas cancerígenas. En un escenario como este y ante el derivado desabastecimiento de bupropión, el antidepresivo que representa la otra posibilidad financiada en el tratamiento del tabaquismo en el país, la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ) recomienda la utilización de terapias sustitutivas con nicotina, que aquí no están cubiertas por la seguridad social y que son, a ojos de la mayoría, los parches y chicles, pero que, atendiendo a la definición, podrían incluir el uso de algunos cigarrillos electrónicos. De hecho, así lo defienden las autoridades sanitarias en Reino Unido, que pronto podría convertirse en el primer país en el que estos productos se receten en consulta.

Y es que, la clave de este método está en el hecho probado científicamente de que, si bien la nicotina actúa sobre el cerebro de los fumadores produciendo sensaciones de placer y, en consecuencia, de dependencia, no es el componente más nocivo del tabaco, sino las sustancias tóxicas que se liberan de su combustión, es decir, al encender el cigarrillo; tanto los parches como los chicles eliminan este gesto de la ecuación, pero también los vapeadores, dispositivos manuales con una pequeña batería que calientan una solución líquida a base de nicotina que se vaporiza, pero no se quema.

La noticia coincide con el reciente anuncio de la disolución de la agencia ejecutiva del Departamento de Salud y Asistencia Social de Inglaterra (Public Health England, PHE), cuyas funciones han sido transferidas en buena parte a la nueva Oficina de Mejoras y Disparidades de la Salud (OHI por sus siglas en inglés) que, según el Gobierno inglés, trabajará para abordar las desigualdades en este ámbito y por combatir los principales factores de riesgo de mala salud prevenibles, como es el tabaquismo. Para lograrlo, la OHI colabora con el Servicio Nacional de Salud de Reino Unido (NHS, por sus siglas en inglés) en la elaboración de un plan de control que podría incluir la prescripción médica de los cigarrillos electrónicos como medida para dejar de fumar. «Este país sigue siendo un líder mundial en atención médica gracias a sus innovadoras iniciativas de salud pública», ha puesto de relieve al respecto el secretario de Salud y Atención Social, Sajid Javid.

Y los datos le avalan: los vapeadores fueron la ayuda más popular utilizada por los fumadores que intentaban dejar su adicción en Inglaterra en 2020, con un éxito de más del 27%, nueve puntos por encima de las cifras alcanzadas por quienes prefirieron intentarlo con otros productos como los parches y los chicles. Los números son incluso más esperanzadores si este tratamiento de reemplazo de nicotina va acompañado de los servicios locales para dejar de fumar, con hasta un 68% de casos de éxito entre 2020 y 2021. Todo esto, después de que en 2019 murieran en Inglaterra casi 64.000 personas por fumar.

La Agencia Reguladora de Medicamentos y Productos Sanitarios (MHRA por sus siglas en inglés) ha sido la encargada de establecer las directrices necesarias que allanan el terreno al vapeo en Reino Unido en esa intención de reducir las tasas de tabaquismo del país. Así, y tal y como sucede con el resto de medicamentos prescritos por el servicio de salud inglés, el organismo ha pedido a los fabricantes de cigarrillos electrónicos les remitan sus solicitudes con el fin de acceder al proceso de aprobación regulatoria. Una vez conseguido el visto bueno de la agencia, los médicos pasarían a poder decidir caso por caso recetar si es conveniente para ellos estos productos a los pacientes que quieran dejar de fumar y necesiten de ayuda para lograrlo. Es decir, que el cigarrillo electrónico podría pasar de ser un dispositivo metido durante mucho tiempo en el mismo saco que el cigarrillo tradicional a servir como herramienta eficaz contra la pandemia que viene siendo desde hace décadas el tabaquismo. Al menos, así será en Reino Unido.