Primer día de actos

«No valen brazos cruzados ante la dictadura ideológica»

El nuncio Bernardito Auza arremete contra la corrección política en la apertura del Congreso Católicos y Vida Pública

Jornadas de Católicos y Vida Pública
Jornadas de Católicos y Vida PúblicaEnrique CidonchaLa Razón

Para el nuncio en España, Bernardito Auza, hoy por hoy se aprecia «una dictadura ideológica frente a la que la sociedad no puede quedarse de brazos cruzados». Así se refirió a la llamada «corrección política», tema central del XXIII Congreso Católicos y Vida Pública, que arrancó ayer por la tarde en Madrid y que se extenderá a lo largo de todo este fin de semana. Organizado por la Fundación Universitaria San Pablo CEU y la Asociación Católica de Propagandistas, en el foro eclesial tomarán parte, entre otros, María San Gil y Albert Boadella.

Desde el aula magna de la Universidad CEU San Pablo, el embajador vaticano presidió el acto de apertura y se refirió a la «cultura de la cancelación» o «woke culture» como neologismo que habla de «una actitud creada en el ambiente que adolecen de una desconsideración del bien y la verdad». Así, el diplomático filipino advirtió de cómo este clima cala «en la política, en la economía, y sobre todo, en los medios de comunicación social» que «muestra su peligrosidad cuando pone las libertades en peligro» en la medida en la que cuestiona a «los que piensan de otra manera».

Tal es la preocupación mostrada por el nuncio, que llegó a sugerir una deriva a un escenario similar al de la novela «1984» de George Orwell. Por eso, instó a los presentes en el congreso a «no pasar como perdedores» en ante esta coyuntura, sino a ser actores que construyan la «civilización del amor y una sociedad libre» en la línea del buen samaritano que marca el Papa Francisco.

Junto a Auza se encontraba el director del congreso, Rafael Sánchez Saus, que en su intervención subrayó que «el cristianismo es ya políticamente incorrecto».

«Hemos de tomar conciencia de que la corrección política es la megaideología de nuestro tiempo», planteó el también rector honorario del centro universitario, que lo definió como «una mezcla de discursos procedentes», entre otros, de lo que presentó como la ideología de género, el feminismo en su faceta más extrema, el migracionismo y la multiculturalidad, el racismo inverso, el revisionismo histórico...

De esta manera, Sánchez Saus compartió que se trata «el mayor desafío del cristianismo» del siglo XXI, pues presenta al hecho religioso «no como el opio del pueblo sino como el museo de los horrores». El coordinador del congreso lamentó que se esté llevando «una redefinición del bien al margen del Evangelio» para «fundar una nueva sociedad en la que el hombre ya no es el centro de nada, otro animal sin rango superior presentado como el más dañino».

Por su parte, el presidente de los ‘propagandistas’, Alfonso Bullón de Mendoza, alertó de cómo la corrección política deriva en «privar de voz, cuando no de libertad, a quienes disientan» del discurso establecido. En este sentido, quiso aterrizar su tesis, con un ejemplo, recordando cómo la nueva reforma del Código Penal busca condenar con un año de cárcel a quienes recen a las puertas de las clínicas abortistas. Para Bullón de Mendoza, estos planteamientos pretende evidenciar que «la postura de la Iglesia está equivocada». «Es una grave amenaza al catolicismo, más para una Iglesia que quiere presentarse para una Iglesia en salida», añadió.

Como consiliario de la Asociación Católica de Propagandistas, Fidel Herráez también intervino en el acto y apuntó que «la primera víctima de la omnipresencia humana es la libertad». «Es un reto evangelizador difícil, pero estimulante”, animó a los presentes el también arzobispo emérito de Burgos.

Tras la inauguración, el primera conferencia corrió a cargo del eurodiputado polaco Ryszard Legutko. Al abordar la cuestión, mostró su preocupación por el avance del neomarxismo, el igualitarismo y el liberalismo como manifestaciones de la corrección política. Al paso, cuestionó la legitimidad del Parlamento Europeo y avisó de que «la Unión Europea quiere construir una nueva sociedad».