Veredicto

El jurado del “caso Ardines” considera a los acusados culpables de asesinato

El portavoz del jurado ha leído las respuestas objeto de veredicto

Culpables. El jurado que ha juzgado el crimen del concejal de Llanes Javier Ardines, asesinado a las puertas de su casa en Belmonte de Pría (Asturias) el 16 de agosto de 2018, ha considerado probado por unanimidad que Pedro Nieva, Jesús Muguruza, Djilali Benatia y Maamar Kelii, son los autores del asesinato del concejal.

Tras más de 48 horas de deliberación, los jurados han llegado a esta determinación y todas las cuestiones, menos una, han sido consideradas probadas por unanimidad: 9 votos a favor y 0 en contra. La única que no han considerado probada es que el ataque al concejal el día de la emboscada fuera “frontal”. Es decir, que fue por la espalda, sin posibilidad de defensa para la víctima, lo que permitirá acreditar la alevosía.

El portavoz del jurado ha leído el acta donde explican por qué consideran a Djilali y Maamar como autores materiales del asesinato, a Pedro Luis Nieva como el inductor y a Jesús Muguruza como el mediador entre los primeros y el segundo.

Las conversaciones de WhatsApp entre Pedro y su mujer (amante de la víctima) han servido para acreditar el “odio y rencor” que Pedro profería a Javier después de enterarse de la infidelidad a raíz de la famosa grabación realizada en el puente de diciembre de 2017, hace ahora cuatro años. Pero el mayor peso para acreditar probados los hechos lo han tenido los posicionamientos del teléfono de los sicarios y las cámaras que captaron el vehículo de uno de ellos el día del crimen. Los miembros del jurado han probado cómo las llamadas entre los implicados se realizaban siempre en cadena: de Djilali a Jesús y de Jesús a Pedro y a la inversa.

Al terminar la lectura del acta, que ha durado desde las 17:53 a las 19:03, el abogado de Maamar Kelii, Fernando de Barutell, ha interrumpido al magistrado que agradecía al jurado popular su esfuerzo durante todo este tiempo, para señalar una contradicción en las respuestas. A su juicio, hay contradicción entre dos respuestas, por lo que considera que el juez debería haber devuelto las preguntas al jurado por contradicción.

Ahora será el magistrado presidente del tribunal, Francisco Iriarte, quien redacte la sentencia que condenará por asesinato a los cuatro implicados.

El caso ha sido juzgado en la Audiencia Provincial de Oviedo desde el pasado 2 de noviembre y por la sala han pasado más de 40 testigos y 19 peritos para exponer las pruebas que había a lo largo de la investigación y que acreditaban la culpabilidad de los cuatro acusados. El móvil del crimen fueron los celos que Pedro sintió al enterarse en diciembre de 2017 de que su mujer Katia tenía un romance con su primo político, Javier Ardines, y “perdió el norte” -como él mismo confesó por WhasApp al hermano de su mujer- cuando comprobó que aquel verano ella iba a volver de vacaciones a Asturias como si no pasara nada. La idea de que podían volver a tener encuentros le hizo tomar la decisión de contratar a unos sicarios a través de su amigo Jesús.

Antes de que el juez explicara a los jurados que no tenían por qué condenar a los cuatro “en un pack” (podían ver probada la participación solo de alguno o de ninguno), durante el último turno de palabra de las partes, mientras explicaban sus conclusiones definitivas tras analizar la prueba practicada en sala, la fiscal Belén Rico recordó a los miembros del jurado que “el Tribunal Supremo solo exige un indicio muy grande para condenar, o dos. Aquí tenemos seis”. Rico se refería a éstas:

Llamadas a las tres de la madrugada

La madrugada del 16 de agosto, Maamar Kelii recibió tres llamadas de pocos segundos sobre las tres de la madrugada de su amigo Djilali Benatia. Para las acusaciones corresponden al momento de antes de salir de casa y cuando va a buscarle a su barrio de Bilbao, pues así lo reflejan las antenas que dan cobertura a los dos móviles estudiados. Inician el viaje sobre las 3:09 horas. Les da tiempo a llegar al camino de Belmonte donde prepararon la emboscada para Ardines que ya ensayaron el día 1 de agosto: añadieron dos vallas a la que ya había en el camino para obligar al objetivo a bajarse de la furgoneta, como así hizo. Las defensas de los sicarios, no obstante, aseguran que aquella noche Djilali fue a casa de Maamar para pedirle dinero (50 euros porque estaba de fiesta, dijo el propio sicario) o aperos de pesca. El abogado de Maamar, incluso, dijo que podía ser para que se bajara a fumar un porro.

El móvil de un sicario en la escena del crimen

El teléfono de Maamar Kelii, aunque estaba a nombre de su mujer y él asegura que lo utilizaba un sobrino que vive con él, le sitúa en el escenario de la emboscada mortal en Asturias. Su defensa sostiene que ese terminal, en realidad, estaba extraviado pero que no lo denunció por ser de prepago. La fiscal recordó que ese móvil estaba en Belmonte «a las 5.28, a las 5.34 y a las 6.15 horas», recordó la fiscal. A esta hora los peritos lo ubicaron como máximo a 250 metros del cadáver del concejal.

Registro en el peaje

Los sicarios viajaron en el Citroen Picasso de Djilali y a las 3:24 horas de la madrugada del crimen hay una primera imagen del vehículo. Hasta nueve imágenes de ellos saliendo de Bilbao, sin embargo, en Cantabria y Asturias ya no hay cámaras. También le graban parando en el peaje de vuelta: la cámara capta la matrícula y queda registrada en la barrera, tras pagar. Si salieron de Beolmonte sobre las 6:30 (según la autopsia la muerte de Ardines pudo ser entre las 6:15 o 6:45 o una horquilla incluso más amplia) habrían llevado una velocidad de 130 kilómetros a la hora, algo que las defensas ponían en duda si venían de cometer un asesinato. No obstante, tampoco explicaron de dónde venían entonces y el juez Iriarte recordó antes de dar al jurado las preguntas objeto del veredicto que son ellos quienes deben invertir la carga de la prueba.

Podría aplicarse lo mismo para el tal Julián, la persona con la que Pedro Nieva y Jesús Muguruza aseguran que viajaron aquel 27 de julio. Ellos sostienen que era un tipo que entendía de tejados y que iban a Belmonte a revisar el de la casa de Pedro pero las acusaciones insisten en que no era Julián, sino Djilali, quien iba ene l coche y el fin del viaje era enseñar el lugar al sicario.

Huida de España

Tras el crimen, Djilali llama de forma compulsiva decenas de veces al móvil de Muguruza (el mediador) para que le pagara y exigir, además, más dinero después de enterarse de que la víctima que habían matado era un político y no un simple pescador con el que le ponía los cuernos la mujer del contratante. Hizo lo mismo el día 1 de agosto, cuando intentaron por primera vez y Ardines esquivó la valla del camino. La “secuencia” según la fiscal, es la misma: Djilali llama a Jesús y Jesús a Pedro.

Días después Djilali tira el móvil que venía usando desde hace años y se compra otro con una identidad falsa. Maamar, por su parte, se va a Argelia y, aunque regresa, lo hace de nuevo (esta vez a Suiza) tras ver publicado en prensa que la Guardia Civil centra la investigación del concejal en el País Vasco.

El mismo spray de pimienta

En el registro de la vivienda de uno de los sicarios, Maamar Kelii, los agentes se incautaron de un spray de pimienta cuyos componentes coinciden con la sustancia oleosa recogida en una de las vallas utilizadas para la emboscada y el las piernas y ropa del cadáver. No son coincidentes del todo, como quisieron “tumbar” las defensas, porque en la valla, por ejemplo, también se encuentra óxido o pintura, elementos que, lógicamente, no se hallan en el interior del bote.