Entrevista

Ángel Buquerín, un químico de letras

Licenciado en Ciencias Químicas, experto en “marketing”, lleva publicadas cinco novelas. Acaba de reeditarse su primera obra, “Pañuelos de papel”

Ángel Buquerín con algunas de sus obras
Ángel Buquerín con algunas de sus obrasLa RazónLa Razón

- ¿Cómo se recorre el camino desde la fórmula del ácido sulfúrico a la creación literaria, pasando por el mundo empresarial?

- En realidad, fue al revés. Comencé a imaginar historias y a plasmarlas sobre el papel desde muy joven. Mis primeros relatos son de mi época de colegial. Luego me interesaron más las ciencias y estudié Químicas, especialidad Bioquímica. En mis tiempos no era fácil encontrar trabajo en ese campo, así es que, tras algunos cursos y casi de rebote, terminé dedicándome al marketing. No me puedo quejar, tengo un currículum al alcance de muy pocos: he contribuido a llevar a la bancarrota a dos grandes multinacionales: Polaroid y Kodak.

- ¿En qué momento comenzó a escribir “más en serio”?

- Si se refiere a escribir con ánimo de ser publicado, eso fue a finales de los noventa. Terminé mi primera novela, “Pañuelos de papel”, que se acaba de reeditar, y literalmente no sabía qué hacer con ella. No conocía a nadie del mundillo literario y no tenía ni idea de cómo moverla para que fuese publicada. Por casualidad llegaron a mis manos las bases del Premio Planeta y decidí presentarme. Además, había llevado casi en secreto mi afición a escribir y, más en secreto aún, que había enviado la novela a un premio. En mi candidez pensaba que serviría al menos para que me dijeran si lo que había escrito merecía la pena o no. Lo que más me sorprende ahora, con la perspectiva que da el tiempo transcurrido, es que ¡dio resultado! La novela quedó clasificada entre las finalistas que optaron al premio del año 2000, que terminaría ganando Maruja Torres. Ese año se presentaron casi cuatrocientos manuscritos. Cuando lo conté a amigos y familiares, la primera reacción fue preguntarme: “¡Ah! ¿Pero tú escribes?”

- Al menos le serviría para darle a conocer y abrirle las puertas de las editoriales.

- Eso era lo que yo pensaba, pero no fue así. En Planeta me dijeron que no la iban a publicar. Con la tarjeta de presentación de haber sido finalista envié la novela a otras editoriales. Tuve buenas palabras, pero alguna me llegó a decir que el tema resultaba un tanto “problemático” en aquellos momentos. Estamos hablando del año 2000 y “Pañuelos de papel” planteaba la relación entre terrorismo de ETA, corrupción policial y tráfico de drogas.

- La novela fue finalmente publicada por una pequeña editorial. ¿Cuál es el motivo de que ahora se haya reeditado?

- En 2020 publiqué otra novela del género negro: “El caso del cliente póstumo”. Ha funcionado muy bien y ha tenido buenas críticas. El protagonista es un investigador privado que ya aparecía en “Pañuelos de papel”. Esto ha hecho que Editorial Imágica haya decidido rescatar aquella primera novela.

- Además del género policial o negro, también ha escrito novela histórica. ¿Qué diferencias encuentra entre ambos géneros a la hora de ponerte frente a una hoja en blanco?

- La diferencia es anterior al momento de enfrentarte al papel. Cuando haces histórica, si quieras hacerla en serio, tienes que realizar una labor previa de documentación. Esa labor resulta, por sí misma, muy gratificante, pero hace que se tarde más tiempo en terminar la novela.

- En “Breve historia de una señorita española” la acción trascurre en los tiempos de la Segunda República. ¿Por qué eligió ese periodo?

- Cuando comencé a preparar la “Breve historia…”, lo hice porque me interesaba mucho esa parte de nuestro pasado reciente. En narrativa está mucho menos tratado que los periodos posteriores: la Guerra Civil y la postguerra. No entendía el motivo de esta desproporción y sigo sin entenderlo. Es un periodo fascinante y en el que ocurrieron muchas cosas, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras.

- ¿En qué está trabajando en la actualidad?

- Tengo algunas cosas en el cajón, a la espera de que vean la luz. También trabajo en la continuación de “Breve historia de una señorita española”. Estoy a la mitad, más o menos.

- ¿Algo que pueda anticipar?

- De momento, solo el título: “Los nuestros y los vuestros”. Es toda una declaración de intenciones.