Opinión

La Sanidad y seguridad del enfermo, en grave riesgo

Una enfermera prepara una vacuna de la gripe en el un centro de atención primaria de Figueras, Gerona (Cataluña)
Una enfermera prepara una vacuna de la gripe en el un centro de atención primaria de Figueras, Gerona (Cataluña)Glòria SánchezEuropa Press

¿Qué es lo que quiere cualquier persona cuando tiene que ser atendido y cuidado en un hospital, un centro de salud, una residencia…? La respuesta será unánime. Eficacia, seguridad y calidad. Todos y todas, y, por supuesto, los profesionales sanitarios también, queremos lo mismo pero, lamentablemente, en nuestro país no se está garantizado porque el déficit estructural y crónico de medios y recursos, especialmente de enfermeras, enfermeros y fisioterapeutas, lo hace imposible.

La covid-19 lo ha evidenciado de la peor manera posible y ahora, después de dos años, seguimos escuchando a nuestros responsables públicos y políticos que van a mejorar nuestras sistema sanitario pero la dura y lamentable realidad es que ni lo han hecho ni parece que lo vayan a hacer. Un claro ejemplo es que, por intereses políticos y partidistas, la ley de Seguridad del Paciente que logró cerca de 700.000 firmas de apoyo del conjunto de la ciudadanía, lleva bloqueada más de un año en el Congreso de los Diputados. Se trata de una ley que lo único que pretende es que haya un número adecuado de pacientes por enfermera para que sean atendidos y cuidados como se merecen y sobre todo que, de esta forma, se garantice que su salud no corre ningún riesgo.

Y no lo decimos los profesionales, que también, sino multitud de estudios científicos nacionales e internacionales que concluyen con una verdad rotunda. Cuantos más pacientes tiene que atender una enfermera, más posibilidades hay de que se produzcan reingresos, reinfecciones, reintervenciones, complicaciones y también fallecimientos.

En concreto, estos estudios aseguran que si en un hospital hay un elevado número de pacientes por enfermera el riesgo de fallecimiento aumenta hasta 13 veces más, o que elevar la ratio de pacientes por enfermera incrementa en un 7% la probabilidad de que un paciente fallezca dentro de los primeros 30 días desde su admisión en el centro.

¿Por qué esta ley no continúa su tramitación parlamentaria teniendo en cuenta, además, que cuando se vio por primera vez en el Pleno del Congreso, obtuvo el respaldo casi unánime de todos los partidos? ¿Qué podemos esperar de unos políticos que no hacen posible que todas las personas sean atendidas de manera segura, igualitaria y con la mejor atención posible?

Es absolutamente incomprensible que, una vez más, den la espalda al interés general y, por ello, las enfermeras, enfermeros y fisioterapeutas, así como el conjunto de la ciudadanía, nos vamos a movilizar en los próximos meses para defender a nuestra sanidad.

Comenzamos con concentraciones en los centros de salud y luego lo haremos en los hospitales y en otros muchos sitios más, para que administraciones y partidos puedan escuchar el clamor generalizado de unos profesionales que solamente buscan mejorar la salud y el bienestar de más de 47 millones de personas.

Las enfermeras, enfermeros y fisioterapeutas, además de exhaustos, estamos muy hartos y realmente molestos por la grave precariedad existente y que, si no se soluciona de manera urgente, llevará a una muerte lenta, pero segura, a nuestro sistema sanitario.

Es la hora de la lucha y la reivindicación por un futuro mejor para todas y todos.

Manuel Cascos es presidente del Sindicato de Enfermería (Satse)