Mascotas
¿Cuál es la mejor manera de practicar deporte con tu perro?
Las características genéticas de tu mascota deben adecuarse lo más posible al tipo de ejercicio que vaya a realizar
Cada vez son más los racionales que «proponen» a su perro la realización de alguna actividad física especial. Hoy en día no es extraño ver a una persona haciendo «footing» acompañada de su esforzado perro, o a familias participando en clubes de Agility en los que perro y humano desarrollan una actividad que estimula el organismo de ambos y refuerza la relación.
La consecución de una actividad especial, de un deporte, depende de la predisposición genética del animal a la realización de determinadas tareas, del tipo de entrenamiento recibido y de la adecuada alimentación que cubra unos requerimientos especiales.
FACTORES GENÉTICOS
Las características genéticas de un perro deben adecuarse lo más posible al tipo de ejercicio que vaya a realizar... es difícil imaginarse imaginarse a un San Bernardo haciendo zigzag entre múltiples obstáculos, o a un Pomerania haciendo presa en una manga.
Y lo que nunca debemos olvidar es que el deseo del animal por cumplir sus funciones es realmente decisivo: si un perro pastor no tiene «deseos» de cuidar el rebaño, las características genéticas, el mejor de los entrenamientos y la más adecuada alimentación pierden toda su fuerza.
Finalmente, diremos que el entrenamiento y la alimentación mejoran el rendimiento, pero jamás llegan a contrarrestar las posibles limitaciones genéticas.
ENTRENAMIENTO
Un correcto plan de entrenamiento debe asegurar que la intensidad, la duración y la frecuencia se correspondan con la capacidad real del animal y con el nivel deseado de rendimiento.
Son muchos los perros deportistas que están mal entrenados; ello es generalmente debido a la estacionalidad de su labor deportiva: gran parte del año permanecen inactivos, con determinados periodos de alto rendimiento.
Un correcto entrenamiento debe proporcionar al animal ejercicio constante: si el plan de entrenamiento es adecuado conseguiremos una adaptación del animal a la función a realizar, incluso mejoraremos sustancialmente las posibles deficiencias genéticas del individuo ante una función concreta.
Los cambios experimentados durante un apropiado entrenamiento afectan a la masa ósea y a la musculatura, donde se produce una hipertrofia muscular (aumento), una expansión del volumen plasmático, el aumento de la función cardiovascular... todos estos cambios orgánicos, fruto de un adecuado plan, consiguen que el animal presente un mayor rendimiento.
NUTRICIÓN
Es evidente que la alimentación, por muy adecuada que sea, jamás contrarrestará las deficiencias genéticas o las de un inadecuado entrenamiento.
Lo que sí nos ofrece una alimentación adecuada es que el perro de deporte pueda realizar una función acorde a su genética y al entrenamiento recibido.
Como sucede en cualquier otro perro, el tipo de alimento, la cantidad recibida y el método de alimentación, deben satisfacer completamente sus necesidades.
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