Opinión

Discapacidad y ayudas

A pesar de tener reconocida una discapacidad del 38% solo tendré rebaja en el abono transporte

Oftalmóloga con una paciente en una imagen de archivoVITHAS13/10/2021
Oftalmóloga con una paciente en una imagen de archivoVITHAS13/10/2021VITHASVITHAS

Casi todos tenemos alguna discapacidad. Pero más de cuatro millones de personas en España la tienen acreditada. Habrá un sinnúmero que no han podido pasar por la burocracia extensa y replicable de los tribunales. Yo acabo de vivir la experiencia y me ha dejado perpleja. Sí, me han dado una discapacidad del 38 por ciento por problemas de visión. Pero les cuento cómo ha sido y para qué me sirve. En los últimos años a mis ojitos, miopes magnos desde niña, se ha unido el hecho de que un ojo no puede seguir el ritmo del otro y apenas funciona, se han unido también las cataratas, la debilidad macular… En fin, un desastre con el que vivo evitando la noche que ciega, acompañada por mis amigas para ir al teatro, y escribiendo mucho menos que antes. Hay otras limitaciones, pero solamente les cuento las que se refieren a mi trabajo. Pues eso, que pensé que quizá me podrían echar un cable y me presenté en el Centro Base correspondiente con todos mis informes médicos. Incluí también los traumatológicos por meter los pies en aceras rotas que no veo.

Después de muchos meses me dieron cita con una doctora que no era oftalmóloga. La mujer desde el principio se empeñó en asegurarme que me veía de maravilla. La di las gracias, porque, aunque sabía que no era un piropo, tampoco quería enfadarla diciéndole que yo a ella no. Después me hizo andar por su despachito y sonriente exclamó: caminas estupendamente. Sí, la dije, el problema no lo tengo en los pies, lo tengo en los ojos. También me pregunto cómo viajaba, si en metro o bus. Suelo ir en taxi para no perderme, respondí. Pues bien he aquí la ayuda que tendré: Un bono transporte rebajado. Orientación profesional. Reducción del precio en parques temáticos, deportivos y museos. Ah, y un pequeño descuento en la declaración de la renta. Imaginen cómo lo voy a pasar si consigo pagar casa y comida. ¡Ay, los zorros cuidando del gallinero!