Entrevista

«La covid persistente es una crisis de salud inminente»

Sonia Villapol, neurocientífica del Methodist Hospital Research de Houston (EE UU) y experta internacional sobre la enfermedad, subraya la necesidad de que los sistemas sanitarios tengan unidades post-covid

Sonia Villapol, neurocientífica del Methodist Hospital Research de Houston (Texas, EE UU)
Sonia Villapol, neurocientífica del Methodist Hospital Research de Houston (Texas, EE UU)La Razón

Esta científica gallega, licenciada en Biología Molecular, es miembro de Cov-IRT, un equipo interdisciplinar de Investigación Internacional sobre la Covid-19. Experta en los efectos que tienen las patologías sobre el cerebro, en este momento Sonia Villapol está centrada en estudiar las causas y efectos de la covid de larga duración y es autora de un análisis de casi 20.000 artículos sobre esta materia.

¿Cuáles son los efectos más preocupantes de la covid persistente? ¿Se podrán curar o un porcentaje no desdeñable de enfermos serán crónicos?

La covid persistente es una crisis de salud inminente que se estima que afecta hasta al 30% de los infectados con coronavirus. Cualquier síntoma persistente y debilitante tras la infección por SARS-CoV-2 y que impide realizar una vida normal durante meses preocupa a los pacientes. No hay un tratamiento para covid persistente hasta el momento, pero todos los síntomas se deberían de atender y acudir al especialista apropiado lo antes posible para evitar que se conviertan en secuelas. Los síntomas pueden ser únicos, múltiples, constantes, transitorios o fluctuantes, y su naturaleza puede cambiar con el tiempo. Nosotros publicamos el año pasado en «Nature Scientific Reports» una de las primeras revisiones de metaanálisis de covid persistente donde identificamos múltiples síntomas en adultos hasta los 5 meses después de la infección. Pueden incluir fatiga, dificultad para respirar, niebla mental, trastornos del sueño, fiebre, síntomas gastrointestinales, ansiedad y depresión, y variar de leves a incapacitantes. Hoy en día sabemos que algunos de estos síntomas se extienden hasta los dos años. La buena noticia es que van remitiendo a medida que transcurre el tiempo, y la mayoría desaparecen entre los 6 a 12 meses post-infección. Pero bien es cierto que muchos perduran, sobre todo los que afectan al sistema nervioso, incluida la fatiga crónica o la morbilidad psiquiátrica, que pueden continuar siendo clínicamente significativas años después.

Usted y su grupo fueron de los primeros en hablar de los efectos neurológicos y también ha afirmado que estos serán los más preocupantes a largo plazo.

Sí, sabíamos antes de la pandemia que las enfermedades virales pueden causar inflamación que afecta al cerebro, y la covid no iba ser una excepción, de hecho, los síntomas de la persistente son mayoritariamente Neuro-Covid. En nuestro estudio identificamos una predominancia de síntomas como la pérdida de olfato y gusto, mareos, confusión, ansiedad, pérdida de memoria e incluso paranoia asociados al sistema nervioso. Los síntomas neuropsiquiátricos o daños cerebrovasculares requieren un período de tiempo más largo de recuperación, por lo que el Neuro-Covid persistente es más duradero y desafortunadamente estos síntomas carecen de tratamientos efectivos. Tenemos como referencia también pacientes infectados por SARS en 2003, donde la morbilidad psiquiátrica y la fatiga crónica persistieron y continuaron siendo clínicamente significativas a los 4 años de seguimiento tras la infección.

Dado que la variante Ómicron ha causado una sintomatología más leve, ¿también serán más leves las secuelas a largo plazo?

No necesariamente. Aunque los síntomas iniciales tras la infección con Ómicron hayan sido leves, no significa que la gente no pueda experimentar fatiga crónica, dolores de cabeza y trastornos del sueño durante cuatro o más meses después de la infección, incluso si estaban vacunados. Personas que presentaban niebla mental por covid (síntoma de la enfermedad que se puede manifestar con pérdida de memoria o falta de concentración) se describen a sí mismas como previamente sanas que han tenido una infección relativamente leve, como un resfriado. Un estudio reciente de Inglaterra que incluyó a mil personas con covid persistente identificó que el 19% se había infectado con Ómicron, el 27% con Delta, o el 33% antes de Alfa. A pesar de esto se piensa que diferentes variantes del SARS-CoV-2 pueden dar lugar a diferentes síntomas prolongados.

Los antivirales orales de nueva generación (como Paxlovid), ¿influirán positivamente en que se pueda tener menos secuelas?

Sí, exactamente una de las teorías de las causas de covid persistente son los reservorios de SARS-CoV-2 que se quedan anclados en los tejidos durante meses post-infección. Se cree que eliminarlos ayudaría a la reducción de los síntomas debilitantes. Paxlovid es una píldora antiviral oral que se puede tomar en casa tras la infección y evita que un 90% que los pacientes de alto riesgo se enfermen graves y requieran ser hospitalizados. Evitando la gravedad de la Covid reducimos la prevalencia de síntomas persistentes.

Aunque se ha avanzado mucho, ¿quedan aún cosas por descubrir sobre la covid?

Sin duda alguna, existen antivirales y vacunas que han reducido drásticamente la morbilidad y la mortalidad, pero el virus se sigue transmitiendo, nuestra inmunidad disminuye y las reinfecciones ocurren. Necesitamos crear vacunas pancoronavirus efectivas y duraderas contra todas las variantes y que bloqueen la transmisión, así como antivirales más efectivos en todas las fases de la enfermedad, incluida la covid persistente.

¿Dónde ve más carencias en este sentido?

En la investigación de las causas que producen la covid persistente están las claves para encontrar tratamientos que ayuden a eliminar los síntomas. Actualmente hay pocos ensayos clínicos con tratamientos para covid largo, y no todos han superado las etapas iniciales, necesitamos más investigación en ese sentido. Hay cuatro hipótesis no excluyentes sobre las causas de covid persistente que son la autoinmunidad, los reservorios virales, el daño tisular y los cambios de la flora bacteriana. Parte de la investigación de mi laboratorio se centra en esta última, intentamos identificar bacterias del microbiota intestinal que podrían participar en la inflamación sistémica persistente.

¿Qué impacto tiene sobre el sistema sanitario una enfermedad como ésta, con efectos a corto, medio y largo plazo?

Tenemos que evaluar a corto y largo plazo el tratamiento, la rehabilitación y la gestión del cuidado crónico. Esto incluye también la disponibilidad de estructuras asistenciales, concienciación, un conocimiento entre profesionales sanitarios de los síntomas persistentes y entender mejor la fisiopatología y prevalencia de covid persistente en niños y adolescentes. Toda esta investigación a nivel internacional ayudará a estos pacientes a eliminar los síntomas antes, y de la cual también se beneficiarán los pacientes con encefalomielitis miálgica/síndrome de fatiga crónica u otras enfermedades similares que sufren estas patologías desde hace años.

¿Qué opina de los casos que se han descubierto de hepatitis infantil subaguda de origen desconocido? ¿puede tener algún vínculo con el SARS-COV-2?

Se necesita hacer un seguimiento de todos los casos y evaluar las hipótesis sobre las causas. En nuestro estudio de Covid persistente en niños, niñas y adolescentes no encontramos una prevalencia de daño hepático, pero si se ha visto en casos graves de la Covid aguda. Los casos detectados de hepatitis infantil en varios países se han relacionado con la infección por adenovirus, y no se sabe si se trata de una nueva variante del adenovirus con características alteradas. Aunque hay un cofactor que afecta a un grupo de edad particular, a niños pequeños, lo que hace que la infección sea más grave o provoca que desencadene algún tipo de inmunopatología. Las vacunas Covid, los viajes y los virus de la hepatitis A o E, hasta ahora se han descartado como posibles factores. Hay que analizar las evidencias de una relación con una infección previa por SARS-CoV-2, especialmente en relación con el adenovirus, que puede ser un factor desencadenante más que el causante. Se necesita continuar con la vigilancia a nivel internacional de los casos, y realizar más investigación para aclarar estas causas de factores y cofactores potenciales.

¿Estamos dejando de lado -peligrosamente- otras enfermedades por centrarnos en la covid?

Si es así, no es culpa de la investigación de Covid, es culpa de la falta de recursos y fondos para atender a todos los pacientes. La pandemia ha demostrado las debilidades de los sistemas sanitarios, y es lo que se debería de reforzar para evitar que muchos pacientes tengan diagnósticos tardíos, se cancelen operaciones o tratamientos. Esto es una barbaridad y la Covid no debería de ser la excusa de que estas insuficiencias existan. Los recortes en sanidad e investigación son inaceptables y deberían de ser prioridad en la competencia a la hora de administrar los fondos. Los avances en la investigación sobre Covid solo han traído beneficios para sociedad, y no solo para las personas afectadas por Covid, sino también para otros pacientes con otras patologías.