Entrevista
Aurora Michavila: “Pedro Sánchez no es claro y se enrolla demasiado”
Esta «coach» de la comunicación ayuda a gestionar la «glosofobia», es decir, el miedo a hablar en público. ¿Las claves para ser un gran orador? «Sintetizar e interactuar». «Los españoles suspendemos en habilidades comunicativas», confiesa
Aurora Michavila lleva casi tres décadas analizando e investigando sobre las capacidades comunicativas del hombre. Conoce las claves para triunfar como oradores y asesora en todos los niveles a quienes les invade el miedo cuando deben hablar en público. Acaba de publicar el libro «Supercomunicadores» (Destino) donde desgrana los aspectos fundamentales tanto de la comunicación verbal como de la no verbal. Si quieren asistir a una de sus «masterclass» sigan leyendo.
¿Qué nota pondría a los españoles en materia de comunicación? ¿sabemos expresarnos?
Sinceramente, suspendemos en la habilidad para comunicar. La comunicación es el medio para relacionarnos con los otros, pero también con nosotros mismos. Hay quien lo ve solo como la parte más externa, es decir, el vocabulario, el lenguaje no verbal... pero eso es solo una parte de lo que implica comunicarse. Hablamos como pensamos y si pensamos mal, nos comunicamos peor. Es ahí donde aparece el suspenso generalizado. La comunicación pasa por la habilidad de formarse un punto de vista, reflexionar, ser más curiosos, no precipitarnos y detectar sesgos que nos secuestran.
¿Cómo afectan las nuevas tecnologías y vías de comunicación a nuestras habilidades?
Estamos en un momento de hiperconectividad en tiempo real. En el mundo online hay tres grandes tiranías que afectan a la manera de comunicarnos. Por un lado, la inmediatez que hace que reflexionemos poco y hablemos mucho pero sin generar vínculos desde la curiosidad e interés. Muchas veces la comunicación se convierte en replica más que debate. Otra tiranía es la del algoritmo, es decir, que tengamos que estar muy presente muchas veces para que se nos vea. Esto aporta más ruido que valor. La tercera tiranía es la del aparentar, pues alimentamos y construimos personajes que nos separan del espacio más auténtico. Hablar desde la verdad es lo que nos hace humanos.
¿Qué papel juega el sistema educativo en fomentar o «capar» las habilidades comunicativas?
Lo que ocurre en el sistema educativo español es que se centra mucho en el currículo y se aprueba o suspende en función de esos conocimientos, pero no se alimenta la curiosidad. Hay que estimular a los niños para que se cuestionen y tengan más puntos de vista. Entre los tres y los cinco años, los niños se hacen entre 150 y 300 preguntas. Cuando salimos del sistema educativo obligatorio ha desaparecido esa capacidad de cuestionarnos porque no se ha estimulado lo necesario. El sistema educativo no está preparado para desarrollar esas habilidades comunicativas.
Habla de la «glosofofia», es decir, del miedo a hablar en público. ¿De dónde viene ese terror que muchas personas son incapaces de controlar?
Por el hecho de la anticipación. Nuestro cerebro es una máquina perfecta cuya función única es ayudar a nuestra supervivencia. Todos los resortes que tiene los utiliza para sobrevivir. El problema es que no distingue entre lo que es realidad y lo que es ficción. No sabe si delante tenemos un micrófono o un león a punto de atacarte. A nivel neuronal, la información que le llega es la misma y sea cual sea el origen del miedo se desatan todas las hormonas de alerta. Esto nace de un pensamiento anticipado.
¿Cuáles son las tres claves fundamentales para triunfar como conferenciante?
En primer lugar, no contar todo lo que sabes. Hay que decidir qué se queda fuera. No podemos contar rollos en vez de soltar perlas. En segundo lugar hay que buscar algún elemento de interacción con la audiencia, ya que si permanece pasiva se cansa y se aburre. Además, como orador, al percibir el agrado de la gente, tu cuerpo segrega más dopamina, serotonina y oxitocina que son las hormonas saludables que ayudan a controlar el cortisol y la adrenalina, que son las que disparan nuestros nervios. Por último, hay que tratar de transmitir el mensaje lo más orgánico y natural posible. La naturalidad no está reñida con el rigor.
¿Cuáles son sus «súper comunicadores» fetiche?
En el mundo de los medios, por ejemplo Jordi Évole, Julia Otero o Jon Sistiaga. En el sector de la divulgación, Victor Küppers.
¿Cómo describiría las capacidades comunicativas de nuestros políticos? ¿Aprueba Pedro Sánchez?
Sánchez se enrolla mucho, estira los conceptos y no los hace llanos. Pretende ser cercano, medido, no histriónico, pero el tono no es suficiente, hay que ser claro.
✕
Accede a tu cuenta para comentar