Crisis climática

Las olas de calor están detrás de gran parte de la mortalidad forestal

Tan solo a 4º grados más, el riesgo de muerte de árboles se multiplica por 140, según una amplia investigación global en 675 ubicaciones boscosas del planeta

Distribución global de los eventos de mortalidad de árboles registrados en el planeta
Distribución global de los eventos de mortalidad de árboles registrados en el planetaUniversidad Politécnica de Madrid

La supervivencia de los bosques de la tierra se ve cada vez más amenazada por el cambio climático y el calentamiento global. Pero, ¿en qué medida? ¿cómo de frecuentes y de extremos deben ser los episodios de calor para que provoquen la muerte de árboles en los difrentes “pulmones verdes” del planeta? Un nuevo estudio de un equipo internacional de investigadores ha encontrado las respuestas al observar durante décadas árboles en proceso de decaimiento y muerte.

Recientemente publicado en la revista científica Nature Communications, la investigación “Observaciones de mortalidad forestal a lo largo del globo revelan la huella que dejan episodios de sequía más cálidos en los bosques de la Tierra”, compila la primera base de datos global de eventos de mortalidad de bosques, georreferenciados con precisión, en 675 lugares que datan desde 1970. El trabajo, que abarca todos los continentes arbolados, compara esa información con los datos climáticos existentes para determinar las condiciones climáticas de calor y sequía que han causado estos episodios documentados de mortalidad de árboles.

“En este estudio, estamos dejando que los bosques de la Tierra hablen”, afirma William Hammond, ecofisiólogo de plantas de la Universidad de Florida, quien dirige el estudio. “Recopilamos datos de estudios anteriores que documentan dónde y cuándo murieron los árboles, y luego analizamos cuál era el clima durante los eventos de mortalidad, en comparación con las condiciones a largo plazo”. Después de realizar el análisis climático de los años relacionados a los eventos de mortalidad forestal observados, señalan los autores, fue evidente un patrón.

Tan solo a 4 grados más, la mortalidad se multiplica por 140

“Lo que descubrimos fue que, a escala global, existe un patrón consistentemente más cálido y seco, lo que llamamos una huella inconfundible (como una “huella digital”) de sequías más calientes, que puede mostrarnos cuán inusualmente cálido o seco tiene que ser para que los bosques estén en riesgo de muerte”, describe Hammond.

La huella inconfundible que dejan estos eventos de mortalidad, añade, muestra que ocurrieron consistentemente cuando los meses típicamente más cálidos y secos del año se volvían aún más cálidos y secos.

“Nuestra huella inconfundible de sequías más cálidas reveló que la mortalidad forestal global está relacionada con extremos climáticos intensificados”, subrayan los autores. “Usando los datos del modelo climático, estimamos la frecuencia con la que ocurrirán estas condiciones climáticas letales en un escenario de un mayor calentamiento, en comparación con el clima de la era preindustrial: desde 22% más frecuentes si hay un incremento de 2 ºC, hasta 140% más frecuente si el incremento es de 4 ºC.”

Los bosques de la peninsula ibérica

En la investigación participa también Rosana López, del Departamento de Sistemas y Recursos Naturales de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Montes, Forestal y del Medio Natural de la Universidad Politécnica de Madrid. Al respecto de losbosques y montes de la Península Ibérica, se sabe que son particularmente vulnerables al cambio global, “como atestiguan los cada vez más frecuentes eventos de mortalidad que observamos en extensos pinares en la meseta castellana, en los pre Pirineos y en el sudeste peninsular”. “Ni siquiera el pino canario, gran superviviente a las erupciones volcánicas, como la ocurrida el año pasado en La Palma- y que es una de las pocas especies de pino con capacidad de rebrotar- es ajeno”, señala la investigadora de la UPM. “Los espectaculares pinares de la corona forestal que rodea al Teide experimentan desde hace unos años un fenómeno de decaimiento generalizado. Para paliar estos efectos y a falta de medidas más contundentes que frenen el calentamiento global, la gestión forestal adaptativa se presenta como una herramienta fundamental para el futuro de nuestros bosques”, añade.