Visita oficial

El Papa clama contra la «insensata y trágica guerra iniciada» por Putin

Francisco aterrizó en Kazajistán, la última república soviética que proclamó su independencia

La dombra es lo más parecido a un laúd de dos cuerdas. Un milenario instrumento musical kazajo «símbolo de continuidad en la diversidad» que se convirtió ayer en la percha de Francisco para enganchar a sus anfitriones en sus primeras palabras en Nursultán, capital del país de Asia Central, donde ha iniciado un viaje de apenas tres días para participar en el VII Congreso de Líderes de las Religiones mundiales y tradicionales.

Desde el Auditorio de la Sala de Conciertos Qazaq, se erigió una vez más como la principal voz confesional de condena a la guerra que sufre Europa. «Vengo para amplificar el grito de tantos que imploran la paz, camino de desarrollo esencial para nuestro mundo globalizado», expuso Jorge Mario Bergoglio tras condenar la «insensata y trágica guerra originada por la invasión de Ucrania». Se trata de una de las intervenciones más contundentes del pontífice argentino contra los planes de Putin, con especial resonancia en tanto que Kazajistán fue la última de las repúblicas soviéticas en declarar la independencia en diciembre de 1991.

Además, el Obispo de Roma clama contra la guerra en la que estaba llamado a encontrarse con el patriarca ortodoxo de Moscú, Kirill, que se negó a participar en el encuentro debido a su apoyo más que explícito al ‘emperador’ ruso. «Necesitamos líderes que, a nivel internacional, permitan a los pueblos entenderse y dialogar. Y para hacer esto es necesario la comprensión, la paciencia y el diálogo con todos. Repito, con todos», comentó Francisco.

Es norma de la casa, podríamos decir, que el primer discurso que el Papa pronuncia cuando visita un país marque las pautas del viaje en su conjunto. También sucedió esta vez en Kazajistán con este avance de las reflexiones que compartirá en los dos días que quedan. ¿El mensaje de referencia? «Nuestro mundo lo necesita con urgencia, necesita volver a encontrar la armonía».

A partir de ahí, defendió que «Kazajistán está caracterizado por la capacidad de proceder creando armonía entre dos cuerdas paralelas: la tradición y el progreso, las dos almas asiática y europea que hacen de este país un taller multiétnico, multicultural y multi religioso único, revelando su vocación particular, la de ser país del encuentro».

Defensa democrática

Es cierto que en los últimos meses han surgido en diversos puntos de este inmenso y muy próspero país manifestaciones de protesta por una injusta distribución de sus riquezas, fenómeno que el Papa no quiso ignorar. Por eso, alabó que «haya comenzado un proceso de democratización dirigido a reforzar las competencias del Parlamento y de las autoridades locales; en términos más generales: una mayor distribución del poder». Es más, llegó a subrayar que este reto solo será posible con un «servicio concreto al pueblo» frente a «posibles extremismos personalismos y populismos».

Después de ser recibido con un modesto ceremonial en el aeropuerto de la capital kazaja en el que participó el presidente de la República, Kassym- Jomart Tokayev, Francisco recorrió los 13 kilómetros que debían conducirle al palacio Ak Orda, una imponente construcción concebida como expresión del dinamismo y poderío de la joven nación.

El recinto, donde fue recibido el huésped, es conocido como la Sala de los mármoles. El Papa y el mandatario asiático, elegido en marzo del año 2019, mantuvieron una reunión privada de no excesiva duración para dirigirse a la no muy distante Sala de Conciertos, donde se habían congregado previamente los miembros del gobierno, las autoridades civiles y militares, representantes de la cultura y de la ciencia y todo el Cuerpo Diplomático.

El presidente –contrariamente a muchos de sus colegas que aprovechan la ocasión para incensarse– fue muy parco en sus palabras, destacando el difícil contexto internacional en el que se desarrolla la visita papal y ofreciendo a su país como «plataforma de diálogo, tolerancia y mutua aceptación en Asia central».