Iglesia

Un diplomático de calle, nuevo secretario episcopal

Los obispos eligen al auxiliar de Toledo, César García Magán, para gestionar el día a día de la Iglesia

Un mayor compromiso y dosis de autocrítica en la lucha contra la pederastia. Parecen ser las sensaciones que se desprenden de la primera, contundente y afable aparición pública del nuevo secretario general de la Conferencia Episcopal Española, Francisco César García Magán.

«Un solo abuso que hubiera ya sería reprobable y execrable para la Iglesia por ese tesoro que llevamos en nuestras vasijas de barro», sentenció el obispo auxiliar de Toledo apenas una hora después de haber sido elegido ante los medios de comunicación cuando se le preguntó sobre la crisis abierta en el seno de la Iglesia universal. «Siempre hay que estar de parte de la víctima y del que sufre. Jesucristo siempre estuvo de parte del sufriente», añadió tras protagonizar una victoria relámpago en primera ronda por parte de los obispos españoles que se reúnen en Asamblea Plenaria en Madrid esta semana. El prelado manchego cosechó 40 votos mientras que el vicesecretario para Asuntos Económicos, Fernando Giménez Barriocanal, se quedó con 14 sufragios, el auxiliar de Valencia Arturo Ros se llevó 12 y 5 prelados votaron en blanco.

Ahondando en la lacra, compartió que «la Iglesia se ha visto contaminada y manchada por ese problema social», sin echar balones fuera a otros sectores afectados y remarcó que «hay un compromiso muy serio y sin fisuras por la transparencia y la acogida». «El trabajo de prevención, formación y acompañamiento que se ha hecho, se va a incrementar», añadió

Con un dilatado rodaje como diplomático vaticano y experiencia en gestionar y patearse calle a calle y pueblo a pueblo la archidiócesis primada de España, este pastor de 60 años superó ayer su tercer grado mediático de estreno sorteando, entre otras, las dudas sobre su posicionamiento eclesial y, por tanto, ideológico. ¿Carca o progre? «El Evangelio, ¿qué es? ¿conservador o progresista?», devuelve la pregunta como uno de los canonistas certero. «Si cogemos la Doctrina Social de la Iglesia, hay propuestas que ni siquiera el partido más radical de izquierdas se atrevería a asumir», explicó García Magán, aludiendo a cuestiones como la acogida de migrantes o en materia laboral. Por otro lado, cuestionó si por el hecho de que «se defienda la vida y se apueste por la familia se es más conservador». Y para rematar la duda, suscribió que la Iglesia «no discrimina a nadie ni por razón de edad, sexo ideologías ni de opciones». «¿Eso es progresista? Cabe dentro del Evangelio», rubricó.

Desde estas premisas, abordó las relaciones con el Gobierno, más allá de su amistad con el ministro de Exteriores, José Manuel Albares. «Es un proceso que está en marcha con buenos resultados. Hay diálogos abiertos en materias social y económica», apreció a la vez que reconoció que «puede ser mejorable».